La pervivencia de lo efímero

En Flores prensadas (Sílex), Noemí Sabugal rompe los géneros que separan literatura, poesía y periodismo para entregar una serie de artículos de un magnetismo, una fuerza y una vida que atrapan, con su belleza, al lector.
© CARLOS FORTEA

Empiezo Flores prensadas, de Noemí Sabugal, con la predisposición de quien va a encontrarse lo que promete el prólogo: una compilación de artículos de prensa publicados a lo largo de cierto número de meses, aquellos que la autora ha considerado dignos de pervivir, porque no dependen en demasía de la actualidad, porque le parecen mejor logrados, porque le gustan.

Empiezo la lectura con un prejuicio, y al cabo de ya muy pocas páginas el prejuicio se me cae y se me deshoja como rosa en otoño, y me siento absorbido por palabras magnéticas, llenas de fuerza y vida.

La frontera entre periodismo y literatura salta gozosamente por los aires.

No son estas de ninguna manera flores secas, a pesar del título, sino flores frescas a las que apetece acercar la nariz, y a los pocos artículos empiezo a preguntarme cuál es la razón de que cada texto me deje con ganas de empezar el siguiente, de que me doy cuenta de que me devoro las hojas de esta planta como si yo fuera una planta carnívora.

Después de darle vueltas, no se me ocurre más que parafrasear la famosa frase de aquel asesor de Clinton, y decir, después de una palmada en la frente: “Es la belleza, estúpido”.

Es la belleza. Las páginas de Flores prensadas desafían al tiempo, afirman su derecho a la perduración, a pesar de venir del mismo mundo efímero de las noticias y de las bengalas, porque son bellísimas, porque en ellas anida una fuerza y un aliento literario que las acerca a la poesía, que las emancipa de la actualidad. Noemí Sabugal demuestra en estos artículos que es capaz de trascender, que ve lo perdurable detrás de las cosas que llaman su atención al pensar cada vez a qué va a dedicar la columna del día.

No es posible leer sin estremecimiento estético artículos como Etapa azul, o frases como “El cielo quedaba tan cerca esa noche que podíamos habernos traído Orión a casa”, que encabeza el artículo Estrellas de Laciana. La belleza rezuma por todas partes en estas páginas admirables.

Que nadie piense que va a encontrarse ante una escritura envarada, riesgo tan habitual cuando se fuerza la mano estética. Muy al contrario, Noemí Sabugal es capaz de mezclar el diapasón alto con la frase simpática tomada de la lengua popular, con el humor sutil que distiende al lector, adaptándose a los temas que trata. Los títulos que encabezan las secciones dan cuenta de ello: (Pensadora de alquiler: la primera columna; Que lo traigo fresco: las columnas de la actualidad).

En estos artículos anida una fuerza y un aliento literario que los acerca a la poesía.

El libro se divide en cinco bloques, que la propia escritora denomina “Las columnas de lo cotidiano”, “Las columnas del confinamiento”, “Las columnas de la actualidad”, “Las columnas de la historia, los libros y el cine” y “Las columnas de los amados, los amigos y los admirados”, y en ellas se despliega una gama de colores que se corresponde con el arco iris de la realidad: en manos de la autora, lo cotidiano gana peso universal, la actualidad permanencia.

Noemí Sabugal - Fundación Cerezales Antonino y Cinia - FCAYC

Noemí Sabugal también ha publicado en Sílex la novela ‘Una chica sin suerte’.

Cuando nos sumergimos en “Las columnas del confinamiento”, es imposible evitar un pequeño temblor ante la capacidad evocadora de aquel período trágico y extraño de nuestras vidas: correr solo por una calle desierta, mirar desde los balcones, soportar el diario martilleo de las malas noticias.

Por su parte, en el último tercio del libro, las columnas que hablan de películas, libros y personas son como un oasis de reflexión, porque son textos que fueron escritos desde un principio para hablar de aquello que se veía como perdurable.

Me siento absorbido por palabras magnéticas, llenas de fuerza y vida.

Cuando la frontera entre el periodismo y la literatura salta gozosamente por los aires, los primeros beneficiarios —después de los lectores— son el periodismo y la literatura. Noemí Sabugal ha escrito un libro que se pretende humilde, pero es para guardar en la estantería. Un libro bellísimo. Un libro profundo y agradable, para leer de un tirón o a ratos, para tenerlo localizado y volver a sacarlo cada cierto tiempo, por darse el gusto, con la misma nostalgia con la que se miran las flores prensadas, que suelen ser testimonio de cosas que nos estremecieron.

 

Flores prensadas. Noemí Sabugal. Sílex Ediciones, Madrid, 2022. 210 pp.


EL AUTOR

CARLOS FORTEA (Madrid, 1963) es, además de escritor, profesor en la Universidad Complutense de Madrid y lo ha sido de la de Salamanca. Es, así mismo, traductor literario con una labor de más de cien títulos, entre los que se cuentan obras de Thomas Bernhard, Günter Grass, Stefan Zweig, Alfred Döblin, E.T.A. Hoffmann y Eduard von Keyserling. Es autor de las novelas juveniles Impresión bajo sospecha (Anaya, 2009), El diablo en Madrid (Anaya, 2012) y El comendador de las sombras (Edebé, 2013),  y de las novelas para público adulto Los jugadores (Nocturna, 2015), finalista del Premio Espartaco de la Semana Negra de Gijón, y El mal y el tiempo (Nocturna, 2017). Es vocal de Relaciones Institucionales de ACE.