Antonio Rivero Taravillo nos lleva a Irlanda de la mano de una propuesta poética que es un viaje al corazón de aquel país pero también un viaje al corazón del hombre.
© JOSÉ ANTONIO SANTANO
El viaje, como tema poético, es una constante en la lírica universal desde tiempos inmemoriales. En esta ocasión también la propuesta poética que nos llega indaga en la memoria, en el recuerdo de los días para acercarnos al lugar donde las emociones de lo vivido son la misma esencia existencial. Irlanda, en el corazón del poeta, en el alma como clave poética de su escritura.
Paisaje y paisanaje coexisten, son luz de esta nueva entrega escritural, de este nuevo libro que, editado por la Fundación José Manuel Lara, en su colección Vandalia, lleva por título Suite irlandesa. Reconocido traductor, novelista y poeta, Antonio Rivero Taravillo, melillense de nacimiento (1963) y sevillano de adopción, cuenta con una obra literaria de peso: Bajo otra luz (1989), Farewel to Poesy (2002), Más tarde (2019), Lejos (2011), La lluvia (2013), Lo que importa (2015), El bosque sin regreso (2016) o (Los hilos rotos (2022), entre otros.
Rivero Taravillo. Foto: Luis Serrano.
La literatura y la vida, ya se ha dicho en muchas veces, es para el escritor, el eje sobre el que gira el mundo. Esto lo sabe bien Rivero Taravillo, porque la literatura le ha dado la oportunidad de ‘ser’ y ‘estar’, que no es poco en estos tiempos de incertidumbres y miedos, de ruido insoportable. De ahí que, en este caso, la poesía sea refugio donde hallar el silencio necesario para responder y responderse ante los continuos sobresaltos a los que se exponen los seres humanos.
Su amor a la tierra irlandesa no tiene parangón.
La poesía germina siempre ante la adversidad, diríamos que nace en circunstancias de infortunio, cuando el hombre está más solo y limitado. Esa es su grandeza, y a ella se acoge en Suite irlandesa, Antonio Rivero Taravillo. Todo está dispuesto para el viaje al mismo corazón de Irlanda, que equivale a decir al corazón del hombre, de la naturaleza, de la vida: «…Toda piedra / es la huella de pasos de otro yo. […] El estanque refleja mi celaje. / Este cielo nublado de Dublín». Así comienza su itinerario por el camino de la memoria, por los senderos del recuerdo y a través del paisaje al lugar donde sólo el sueño redime y vivifica. El espacio donde confluye pensamiento y soledad: «Llueve en estas calles, y los charcos / son del tamaño exacto de mis sueños».
Rivero Taravillo regresa una vez y otra a Irlanda para revivir y recrearse en una esquina o calle, en la lluvia o en todas las presencias o ausencias que han sido; en las sombras de un día cualquiera para sentir el latido del corazón, el de los otros y el suyo propio: «Me gusta Irlanda por lo inútil, / por su gran capacidad para lo impráctico, / que las cuerdas de un arpa solo sean mecanismo / de lo que escapa y nunca y nunca lo que aferra».
«Me gusta Irlanda por lo inútil, / por su gran capacidad para lo impráctico».
Y en ese ir y venir de un lado a otro, también está el hombre, y el poeta, que se pregunta y responde por cuál es su identidad real: «Entre los ateos soy católico, / y pagano entre los católicos, / mirlo entre los hombres y águila / entre las nubes de plumas / también grises».
La pasión por Irlanda no cesa, se acrece y resplandece en cada poema: «De todas las canciones las más bellas / son las de quienes cantan lo que pierden. / Irlanda, pues tu nombre me persigue, / no te dejes vencer: perdiendo, vive». Este tono machadiano viene a confirmar esa cierta nostalgia o melancólica mirada del poeta hacia la tierra irlandesa, una mirada que siempre regresa hacia el pasado para reconocerse en él, ser parte y todo: «En los barrios lejanos, sin turistas, / todavía algunos rostros / de ayer. […] Esta anciana canosa / personifica a Irlanda, y espera / que sus hijos la venguen. / Camino de Finglas y Ballymun, / cuántos cadáveres / se echan a andar hoy entre los vivos».
Irlanda es un resplandor entre tanta negritud, entre los sagrados bosques, sus castillos, hadas, los pubs, sus casas y ciudades, un lugar donde el corazón se abre para latir en su silencio de siglos: «Ser sordo en Dublín, qué desgracia; / ser ciego en Dublín, qué desgracia; / no ver las notas ni escuchar / estos pasos de baile». Suite irlandesa es un goce para los sentidos; nada mejor que dejarse seducir por el arrullo musical de su lengua: «Musical, como el gaélico vibra / en los labios de una joven doncella, […] La antigua lengua debe resistir: / cuando una lengua muere, muere el mundo, / las plantas que nombraba languidecen, / se secan los torrentes y la lluvia / se ausenta de su cielo silenciado».
Escribe el poeta: «Porque no siempre uno es de donde nace / y el idioma que habla puede ser un eco / del pulso de su sangre en otras venas…». Rivero Taravillo no es de donde nace, ni siquiera de donde crece, sino del lugar de los sueños, y esa certeza le basta para crear y crearse a sí mismo: «Cuando estés, como hoy, desesperado, / y tu único sueño sea no haber nacido, / entonces, como ahora, regresa / a lo único que aún cubre de lágrimas puras tus ojos: / la belleza de un lugar y una música / al pie del mar, tu reflejo».
La poesía germina siempre ante la adversidad.
Su amor a la tierra irlandesa no tiene parangón; en la piel de su paisaje se acomoda o en el abrupto acantilado de Moher (No conozco otro precipicio que tu silencio, / otra dicha que tu vuelta. / Lo saben las rocas y las olas. / Lo saben el vértigo y las alas. // El paisaje es hermoso al imitarte), nada importa si solo el amor existe: «Cuando sea uno con la tierra que amo».
Inmenso homenaje el que Antonio Rivero Taravillo brinda a Irlanda en su inconfundible y singular voz poética, y en este libro, Suite irlandesa, que dejará imborrable huella en todos sus lectores.
Foto: Mick Haupt
Suite irlandesa, Antonio Rivero Taravillo, Vandalia Editorial (Fundación Fundación José Manuel Lara), 2023, 224 pp.
EL AUTOR
JOSÉ ANTONIO SANTANO (Baena, Córdoba, 1957) cultiva la poesía, narrativa, ensayo y crítica literaria. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería, y autor de más de veinte libros, entre los que destacan Profecía de Otoño; Exilio en Caridemo; Suerte de alquimia o Tiempo gris de cosmos, todos ellos galardonados con prestigiosos premios.
Santano es cofundador de Humanismo Solidario.
