María José Sáenz o la voz a ellos debida

El autor del artículo repasa la trayectoria vital de María José Sáenz, mujer letra-herida cuya obra latente por fin estalló a los sesenta y nueve años, con un poemario que lleva por título Afuera hay sol. Bebedora de las fuentes más selectas del verso (Plath, Janés, Pizarnik), Saénz entrega un texto que nace del trato profundo con los demás.
© IÑIGO LINAJE

Todos presumimos de empatizar con los demás, pero pocos lo hacemos. Lo hacen las personas que tienen una sensibilidad especial, que saben llegar al corazón de los otros de una manera directa, natural. Le pregunto a ella de qué manera llegó a los demás y cómo ha sido su vida hasta ahora. Me dice que nació en Cataluña, que a los 11 años se trasladó a Pamplona con su familia y de allí a Zaragoza, donde realizó sus estudios universitarios. Me dice que en la adolescencia hizo un viaje a Lourdes que —inevitablemente— marcó su carácter: “Ver aquello me horrorizó, me pareció un comercio espantoso con el dolor del ser humano. Esa coyuntura tan azarosa determinó que estudiara Medicina”.

Entrevista a María José Sáenz donde nos presenta su obra "Afuera hay sol", en Aragón RadioMaría José Sáenz (Tremp, Lérida, 1953) está pasando los primeros días de agosto en Soria, en el Festival Expoesía, donde presenta su primer libro, Afuera hay sol. (Editorial Olifante). Sentada en la plaza san Clemente y bajo un sombrero ancho asoma su cara delgada, la mirada serena, el pelo cano recogido en dos coletas que caen sobre sus hombros. A pequeños sorbos, bebe una taza de café americano. Habla despacio y a ratos sonríe. Sus palabras inspiran serenidad, verdad, conocimiento.

La escritora, que ha debutado en la poesía a los sesenta y nueve años, había publicado previamente artículos científicos en revistas de divulgación. Y, en 2019, fue galardonada con el Premio de Investigación que el Departamento de Igualdad de la Universitat Rovira i Virgili otorga anualmente.

La autora también entiende la enfermedad como el lado nocturno de la vida.

Sin ser una feminista exaltada, y sin una conciencia militante, María José Sáenz ha formulado en su primer libro su particular defensa de la mujer actual: Suele ser ella / la que acude a terapia, / la que no duerme, / la que folla sin ganas, /la chica para todos / y la enferma de nadie. / Tan solo necesita una pastilla más / para ser feliz. Son versos elocuentes escritos con una sencillez brutal, fruto de su trabajo profesional a lo largo de los años. “Mis poemas nacen de mi experiencia con los demás. He convivido mucho tiempo con acontecimientos que, de alguna manera, te atraviesan. He trabajado con mujeres maltratadas, drogadictos, personas suicidas”.

Si su pasión por la medicina viene de lejos, su interés por la poesía también, ya que su pareja —el poeta Mariano Castro— se relacionó desde muy joven con los círculos literarios de su ciudad, Zaragoza. Sin embargo, el primer autor que le deslumbró fue Giuseppe Ungaretti: “Estábamos de viaje en Túnez y mi marido llevaba consigo Vida de un hombre”. Leer ese poemario —hermosísimo en su capacidad de abstracción y en sus silencios— la llevó a componer sus primeros versos que, por pudor, nunca enseñó a nadie. De esta manera, fue acumulando esbozos poéticos, notas y pensamientos a lo largo del tiempo.

“Después de mi jubilación, atravesé un periodo difícil, que coincidió con la pandemia, y decidí recuperar cosas y nombrarlas”, explica. “Era un desasosiego terrible al que tenía que poner nombre: eso eran los poemas en su forma original”. Si tú no hablas, hablará tu cuerpo, escribe en uno de ellos.

La escritora debuta en la poesía a los sesenta y nueve años.

Sáenz plantea su trabajo poético como un diálogo con los demás, un espacio común del que ella no puede excluirse, ya que las palabras —asegura— “me las han dado los otros”. En las primeras páginas del libro, la autora asevera: Estas historias me hacen tanto daño como un endiablado rayo de tormenta seca. / Tengo miedo de seguir contemplando desiertos de ceniza. Le pregunto si le ha resultado doloroso enfrentarse a ese mundo, si ha sufrido al hacerlo. Responde con lágrimas y reflexiona pausadamente: “Me han removido tanto algunas historias —algunas experiencias vividas con pacientes— que a veces he sentido una sensación de fracaso e impotencia terribles, porque ves las injusticias de las instituciones y los servicios sociales y no puedes hacer más”.

A lo largo de las páginas de Afuera hay sol, donde conviven desde poemas de largo aliento a composiciones minimalistas, desfilan madres que pierden a sus hijos, mujeres maltratadas por sus maridos. De ese lado oscuro de la existencia humana, de ese sordo dolor de vivir se ocupa María José Sáenz en sus poemas porque, como afirma Susan Sontag en La enfermedad y sus metáforas, la enfermedad es el lado nocturno de la vida. “En un trabajo como el mío es necesario ponerse en el lugar del otro. Para entender realidades como el maltrato es fundamental la empatía. He trabajado todo eso en grupos multidisciplinares durante muchos años, y el problema -muchas veces- viene porque no nos han enseñado a expresar nuestras emociones”.

María José Sáenz formula en su primer libro su particular defensa de la mujer actual.

Profesional de la medicina en distintos destinos, como la localidad tarraconense de Deltebre, sus diez años finales de trabajo fueron frenéticos, “en especial, el último”, apunta. “En aquel momento, quise dejar atadas muchas cosas para los grupos de mujeres con los que trabajaba”. En la actualidad, María José Sáenz —que vive con su pareja en la aldea aragonesa de Trasmoz— dedica buena parte de su tiempo a la lectura: Sylvia Plath, Clara Janés, Alejandra Pizarnik. Poetas mujeres todas ellas.

Además, promociona su poemario y ofrece recitales allí donde le llaman. Su primer libro, no solo constituye un testimonio solidario con la mujer, sino una lección existencial para cualquier ser humano. El mensaje de sus poemas es diáfano, transparente: constatar que, a pesar del dolor, ahí fuera hay sol. Aunque —a veces— tengamos que dibujarlo con la más aciaga de las sonrisas.

 


EL AUTOR

IÑIGO LINAJE  (Vitoria, 1974) cursó estudios de Filología Hispánica en la Universidad del País Vasco. Es autor de cinco libros de poemas, entre los que destacan Breviario íntimo y Nunca más adiós, editados por Olifante Ediciones de Poesía. Escribe en los periódicos El Correo y Diario de Noticias, así como en las revistas Turia, Culturamas, Clarín y Vanity Fair. Próximamente, se editará el primer volumen de su diario personal bajo el título Una radiografía de la soledad.