La mano del genio | Convivir con Kafka y Reiner Stach

El autor reflexiona en este artículo sobre sus años de convivencia con Franz Kafka mientras traducía los tres volúmenes que sobre el autor de La metamorfosis ha escrito Reiner Stach.
© CARLOS FORTEA

He tenido ocasión de decir muchas veces, en privado y en público, que traducir a un gran autor es mucho más fácil que traducir a otro mediocre o malo, porque el grande te lleva de la mano, la tinta de su sangre fluye a través de ti y se derrama en el papel blanco con la nitidez de un dibujo técnico.

Esa es la sensación que define con toda exactitud lo que yo he sentido, durante varios años, traduciendo los tres gruesos volúmenes de la gran biografía de Kafka de Reiner Stach. El primero de los tres me llegó hace ya años, caliente de las manos de su autor, y en aquel momento me llenó de curiosas incertidumbres que me obligaron a hacerle consultas –lo que no es habitual en mi forma de trabajar- y me permitieron conocer a ese gran escritor de ese género llamado biografía que es Stach.

Me pasé parte de los años siguientes esperando el segundo y el tercer volumen, con la ansiedad de quien quiere saber, con la ansiedad de quien quiere leer y, como no podía ser de otra manera, con la ansiedad de quien quiere escribir. Sabía que cuando aquellos libros llegaran hasta mi mesa volvería a sentir la emoción de las grandes obras, el temblor de la prosa que pide su equivalente digno.

Sabía que volvería a sentir la emoción de traducir. No siempre se siente. La traducción siempre es generosa con el que la practica, jamás deja de dar espacio al disfrute, pero solo en algunos momentos, si se es afortunado en algunos libros, lo lleva a uno al límite de la vibración de la literatura.

Reiner Stach. Los primeros años / Los años de las decisiones / Los años del conocimiento. Traducción Carlos Fortea. Acantilado. Barcelona, 2016

Esa emoción llegó. Llegaron el segundo y el tercer volumen, y pude traducirlos casi en tiempo real, trabajando en el segundo mientras Reiner Stach escribía el tercero, traduciendo el tercero cuando su original aún estaba casi en galeradas.

¿Qué puedo decir de la propia obra? Se han dicho ya frases insuperables: “Lo máximo que se ha conseguido en este género” (Imre Kertész); “Todos los elogios que se prodiguen a esta biografía inigualable se quedarán cortos” (Luis Fernando Moreno Claros).

Kertész dijo algo más: “Una novela en sí misma”. Al pronunciar ésta –muy inexacta- frase, traslucía cuál era la sensación causada por su lectura: la de un texto escrito con una gigantesca potencia narrativa. No es en absoluto una novela, no pretende serlo, pero sí es una narración, el relato de la vida de un escritor fascinante a manos de un escritor fascinado.

Más aún, el relato de un tiempo. Cada pasaje de la vida de Kafka es excusa para ofrecer un marco al personaje que al final se convierte en la descripción de un inmenso escenario: la vida de los judíos orientales, para describir los antecedentes raciales de Kafka; el sistema escolar austro-checo, para contarnos su experiencia en las aulas; la Praga de su tiempo, las relaciones entre la minoría germanoparlante y la mayoría checoparlante, la situación de la minoría judía que había dentro de cada uno de esos dos grupos…

La Praga literaria, por supuesto. La Praga cultural. La Praga de El Golem y de Brod, de Werfel y Masaryk. La Praga de Kafka. Y después el Berlín que acoge a Kafka. Y el mundo fascinante de las mujeres, las muchas mujeres, que pasaron por su vida, cada una con su propia biografía, de la que se da cumplida cuenta aquí, no como personajes de la vida de Kafka, sino como las personas que en realidad fueron.

Termino exhausto de escribir, llevado de la mano por ese genio llamado Stach, imbuido de la fuerza de la Literatura, agradecido al modesto papel de escribir al dictado, y al privilegio enorme de escribir. De poner al alcance de mi lengua lo que Stach ha puesto al alcance del mundo.

Con la ayuda de la extraña comunidad, silente y parlante al mismo tiempo, de sus traductores.

Rostro de Kafka. Escultura móvil de David Cerny en la ciudad de Praga


SOBRE EL AUTOR

CARLOS FORTEA (Madrid, 1963) es, además de escritor, profesor en la Universidad de Salamanca y traductor literario con una labor de más de cien títulos, entre los que se cuentan obras de Thomas Bernhard, Günter Grass, Stefan Zweig, Alfred Döblin, E.T.A. Hoffmann y Eduard von Keyserling. Es autor de las novelas juveniles Impresión bajo sospecha (Anaya, 2009), El diablo en Madrid (Anaya, 2012) y El comendador de las sombras (Edebé, 2013). Los jugadores (Nocturna, 2015) es su primera novela para adultos. Preside la sección autónoma de traductores de ACE (ACE Traductores).