Ángel María de Lera y la realidad grosera de la guerra

El fundador de ACE, Ángel María de Lera, fue ante todo un escritor comprometido con las letras, como demuestra el renovado interés de sus novelas sobre la Guerra Civil, en los tiempos en que el Premio Planeta aún era marchamo de calidad. Voces como la de Anna Caballé, Manuel Rico y ahora el autor de este artículo reivindican su figura para ayudar a comprender un conflicto todavía abierto.
© JOSÉ LUIS IBÁÑEZ SALAS

Existe una tetralogía novelesca agrupada bajo el nombre genérico de Los años de la ira, escrita por Ángel María de Lera, que recorre amparada en la ficción narrativa parte de la década de 1930 hasta el final de la siguiente contada desde la óptica vivencial de su autor. Está compuesta por las novelas Las últimas banderas, aparecida en 1967 e insospechado Premio Planeta aún bajo la dictadura del general Franco; Los que perdimos, de 1974 (antes, el autor, entre estas dos primeras, publicó otras dos novelas no pertenecientes a esta serie); La noche sin riberas, publicada dos años después (ya muerto el dictador) y Oscuro amanecer, del año 1977.

Me resistí inexplicablemente —confundido, más exactamente— a leer ninguna de ellas, ni siquiera la muy aclamada (cada vez más, no digamos ahora) primera novela de Los años de la ira, la magnífica Las últimas banderas (la novena de Ángel María de Lera), pero acabé recientemente por ponerme a ello y leída esta solamente puedo decir de ella que es una brillante obra donde se explica la Guerra Civil española con la calidad analítica de un historiador al mismo tiempo que es una excelente novela en la que la ficción no es una excusa para mostrar lo estudiado, comprendido y explicado, ni esto último, lo analizado, es una rémora para la invención literaria. Ambas fluyen con una naturalidad pasmosa, bajo un estilo sencillo y certero. Puro arte literario amparando la disquisición histórica más reflexiva y juiciosa.

Las Últimas Banderas

De Lera conoció el éxito en vida

Ángel María de Lera fue fundador, en 1976, en los comienzos indecisos de lo que acabó por suponer la transición desde una dictadura a la democracia, de la Asociación Colegial de Escritores (ACE) —que desde 2019 da su nombre al premio que anualmente concede al Fomento de la Labor del Escritor y de la Lectura—, a la cual me honro en pertenecer, y su presidente actual, el escritor Manuel Rico, escribía en noviembre de 2025 en la revista digital Letras 21 (integrada en Nueva Tribuna) sobre él con motivo de su «reaparición» en el mundo literario del siglo XXI gracias a la acogida del libro Las consecuencias, de la escritora, cineasta y documentalista Susana Koska («una mezcla de ficción y ensayo que se lee como una novela», un libro «magníficamente escrito»), publicado ese mismo año, con De Lera como protagonista, quien hasta entonces seguía inmerso «en las aguas de la desmemoria cuando no del desdén o la indiferencia». Rico reivindica la figura del autor de Los años de la ira especialmente en este «contexto en el que la frivolización del franquismo y el falseamiento de aquella realidad asoma en el imaginario de un significativo sector de la juventud y de no pocos adalides de una extrema derecha periodística disfrazada de liberal».

Su desaparición desde casi su misma muerte, en 1984, de los recuentos históricos de carácter literario «tiene mucho de inexplicable aunque no es difícil, si se indaga, encontrar algunas causas», nos dice Rico sobre De Lera. El descrédito del realismo social, la militancia anticostumbrista en aquellos tiempos de euforia democrática y de movida, la década de 1980, serían algunas razones, las principales, de esa relegación continuada en el tiempo.

Voy a Las últimas banderas (dedicada por el autor al recuerdo de su madre «y de todas las madres españolas que lloraron la Guerra Civil»). A lo que he leído al leer esa gran novela publicada cuando yo apenas contaba con cuatro años de edad y al régimen franquista salido de la victoria en una guerra civil provocada por sus componentes le quedaban todavía ocho años de existencia. Comienzo por decir que no hay en ella nada de esa Tercera España equidistante que acaba por ser casi siempre de uno de los dos bandos (el ganador) ni tampoco una contundente pieza militante ciega ante el devenir histórico. Se trata de otra mesura, la misma que rozando la excelencia se afinca en la sutil literatura de Ángel María de Lera.

Lo que ocurre durante la novela ocurre en los días, las semanas finales de la Guerra Civil en Madrid, en marzo de 1939 («en balcones, puertas y ventanas se coagulaba la negrura»), aunque no solamente, pues una serie de eficaces flashbacks continuos sitúan a los principales personajes en su contexto específico relacionado con todo el conflicto, desde el golpe de Estado de julio de 1936.

Sus novelas fluyen con naturalidad pasmosa, bajo un estilo sencillo y certero.

Su principal protagonista es un maestro de escuela andaluz, Federico Olivares (trasunto indudable del autor), que se ve inmerso en lo que da en ser una auténtica guerra civil y sale huyendo de la zona donde ha triunfado el golpe, sabedor de que su carácter revolucionario le puede traer problemas y buscando a su vez combatir a los sublevados. Cuando todo comenzó allá por julio del 36, le dijo a alguien: «Va a haber jaleo, sí». Y vaya si lo hubo. Aunque, ahora que caigo, el sentido del humor es casi absolutamente ajeno a cuanto leemos. Quizás sea ese un defecto, pero no sé yo si ha de aparecer siempre en el arte. En una narración realista como esta, creo que sí debería. En fin, tal vez sean cosas mías y solo sea por ponerle una pega a este ejercicio literario tan notable. Al fin y al cabo, Olivares/De Lera es capaz de decir que el pueblo español «es un elemento trágico, pasional, y detrás de él no hay nada».

El miedo empujó a unos contra otros en aquella tragedia, a unos a provocar una guerra no prevista, a otros a combatir a quienes atropellaron las libertades. Y este es un libro esencial para ver aquel miedo.

Hay algo de fina y muy triste ironía en un personaje que, cuando todo está perdido para quienes defienden Madrid del último impulso militar franquista, se pregunta por la actitud de Franco ante la inminente rendición:

«¿Qué iba a hacer con nosotros? ¿Fusilarnos? Somos muchos. ¿Meternos en la cárcel? Pues no iba a necesitar cárceles ni nada… Además, tendría que darnos de comer, aunque fuera poco… No. No creo que esté por ésas. Nos dejará marchar».

 

Ángel María de Lera (Baides, 7 de mayo de 1912-Madrid, 23 de julio de 1984) escribió una tetralogía sobre la Guerra Civil que hoy recobra su valor

Fusilarlos, meterlos en la cárcel. Eso es lo que hizo, sí, Francisco Franco. También provocar una hambruna descomunal al someter al país salido del desastre a una autarquía tan desastrosa o más que lo que se vivió en los años de la guerra.

De Lera se retrata, anticipa su delicada función de escritor de cuanto ve y conoce cuando, recién nombrado comisario político, a su protagonista Olivares (que como sabemos es literariamente él mismo) le dice un militar que se alegra mucho de su juventud, porque «así hay más probabilidades de que alguien cuente un día todo esto que está pasando». Y lo hizo. Ángel María de Lera/Federico Olivares lo hizo. Esta es la reflexión de su personaje sobre la guerra, parte de ella:

«La verdad es que al contacto con la realidad grosera de la guerra, la literatura revolucionaria y su encendida dialéctica se quiebran y se pulverizan como pura hojarasca. Los dientes de la guerra trituran brutalmente cualquier pensamiento… […] La guerra no sabe para qué funciona. Funciona simplemente».

El miedo empujó a unos contra otros en aquella tragedia.

Porque, no lo olvidemos, Las últimas banderas, más que un libro sobre la Guerra Civil excelente es un brillante libro sobre la guerra. Sin apellidos. Un libro sobre la guerra en el que se puede oír a través del patio de unas viviendas a una mujer cantar Ojos verdes.

Menos mal que, por fin, hice caso a quienes saben y leí a quien la crítica literaria y escritora española Anna Caballé considera, imagino que, como muchos otros especialistas, imagino no, lo sé, «uno de los mejores novelistas sobre la Guerra Civil». Así he podido añadir a Ángel María de Lera a mi particular lista de quienes han escrito excelente ficción sobre la Guerra Civil, o de la Guerra Civil: Manuel Chaves Nogales, José Ovejero, Javier Cercas, Juan Iturralde, Camilo José Cela, Elsa Osorio, Antonio Muñoz Molina, Rafael Chirbes, Jordi Soler, Mercè Rodoreda, Almudena Grandes, Andrés Trapiello, Max Aub, Miguel Delibes, Juan Eduardo Zúñiga, Arturo Barea, Juan Pedro Aparicio, Ramiro Pinilla, Juan Benet, Alberto Méndez, Manuel Rivas, Elena Fortún, Ernest Hemingway, Arturo Pérez-Reverte, Antonio Soler, Emilio Gavilanes y David Uclés.

«La vida es más fuerte que los seres humanos».

 


 

EL AUTOR

JOSÉ LUIS IBÁÑEZ SALAS (Madrid, 1963) es licenciado en Filosofía y Letras, editor, historiador y escritor. Entre sus obras, destacan El franquismo (2013), ¿Qué eres, España? (2017), La música (pop) y nosotros (2021), todas ellas publicadas en Sílex Ediciones, como su último conjunto de relatos musicales, Carry That Weight (2024), que siguió a su novela Serás mi tumba. Es autor del blog cultural Insurrección, que actualiza cada día.