Hagiografía laica del papa Francisco, por Javier Cercas

En El loco de Dios en el fin del mundo, Cercas se convierte en literato itinerante, escritor tras los pasos de… en este caso el papa Francisco en un viaje muy peculiar. El resultado sorprende por su amplitud de miras y la espiritualidad a la que se abre un autor que se define como ateo.
© FERNANDO ARIZA

 

Javier Cercas ha vuelto. Tras un breve paseo por sellos de Planeta (premio incluido) que le llevó a enfrascarse en la escritura puramente ficcional, Cercas regresa a Random House con un libro que continúa la fórmula que tantas alegrías literarias nos ha dado. Su secreto: narrativizar la realidad de tal modo que logra darle estructura, ritmo y tono novelesco. Lo que podría ser en manos de cualquier otro una crónica, unas memorias o un trabajo de investigación él lo convierte en un relato apasionante y adictivo.

En este libro Cercas no indaga, como otros muchos suyos, en el pasado para entender el presente, sino que parte del presente para poder entender el futuro. El gran enigma de que trata El loco de Dios en el fin del mundo es la clave del cristianismo: la resurrección de la carne y la vida eterna. Como escenario, el Vaticano y como protagonista, el papa Francisco.

Javier Cercas ha tenido una suerte loca, pues esta vez no ha tenido que buscar la historia, ni inventársela; la vida le ha asaltado con un relato apasionante y lleno de sentido narrativo. El mero hecho de que a un escritor le ofrezcan acompañar al papa durante un viaje a Ulán Bator, capital de Mongolia, con acceso a toda la información que desee y con la única condición de que escriba lo que diera la gana, ya es de por sí de una singularidad insólita. Que se lo ofrezcan a un autor español, ateo y anticlerical parece una broma. La gente del Dicasterio para la Comunicación vaticana, el ministerio en jerga laica, podría haber elegido entre cientos de escritores de todo el mundo que hubieran matado por que les ofrecieran esa oportunidad. Y eligen a Cercas.

Conociendo el resultado, El loco de Dios en el fin del mundo, pensamos que no estuvieron tan descaminados en la elección y comprobamos una vez más que el éxito premia a los osados. En el Vaticano deberían estar brindando con champán, pues yo diría que Cercas ha escrito el libro más espiritual que jamás haya salido de la pluma de un ateo. Su admirado Unamuno, artífice de su pérdida de fe allá por los quince años, estaría orgulloso de tener tan ilustre discípulo.

Quien aspire al encontrar morbo en sus casi quinientas páginas se verá muy frustrado. El mismo autor ironiza sobre el asunto en más de una ocasión, pues él mismo echa en falta encontrar desnudas valquirias, sacrificios humanos y rituales satánicos entre frescos de Michelangelo y esculturas de Bernini. Por no haber, ni siquiera aparecen cardenales de manos melifluas y mirada torva. La impresión que transmite es la de unos habitantes vaticanos demasiado normales, y si algo los caracteriza es su simpatía. Cercas ha vuelto de este viaje lleno de amigos.

Pero el escritor de origen extremeño (Ibahernando, 1962) y cada vez más universal no estaba preparado para lo que se encontraría en Ulán Bator. El viaje del papa casi se convierte en un asunto secundario, o una simple excusa para conocer la vida y el trabajo de los misioneros en la capital del mundo más distante a la costa. Le llevan a conocer esa Iglesia en salida, periférica y marginal. Rodeado de un puñado de misioneros, comiendo una terrible sopa con tropezones, Cercas descubre, entre la ironía y la sincera admiración, que todos tienen el superpoder de la fe, o una locura incurable.

Un libro notable, a la altura de sus mejores obras.

Porque este libro se alimenta de entrevistas. Cercas habla con muchísima gente: comiendo, paseando, esperando a que aparezca el papa o compartiendo viaje en autobús, coche o avión. Las conversaciones son muy similares entre sí, pues el autor parece aquejado de una monomanía que recorre todo el libro: «¿Existe la vida eterna?». Él tiene claro que no, pero necesita saber la opinión del resto. Y, sobre todo, la opinión del vicario de Cristo en la Tierra.

Francisco ya se encuentra en Mongolia, tierra de misión - Vatican News

El Papa en Mongolia, viaje que realizó en 2023. Foto: Vatican News

Tanta conversación y tanta pregunta da al libro una estructura de madeja bien apretada. El clásico nudo narrativo se convierte en el nudo de todos los nudos. Tal vez demasiado para mi gusto. En esa cadencia infinita de ola de mar, ese ir y venir constante, donde la trama avanza dos para retroceder cinco, resulta en momentos redundante. No parece que aporte más que el balanceo propio de la cuna de un bebé. Cierto que el final, la respuesta del papa a su pregunta, está anunciado y velado tantas veces que llega con ansiada expectación. Cercas es experto en desenlaces y este es un ejemplo de que no hacen falta fuegos artificiales para emocionar al lector, solo una buena dosis de buen hacer literario.

Cercas ha escrito el libro más espiritual que jamás haya salido de la pluma de un ateo.

Cercas ha escrito un libro notable a la altura de sus mejores obras. Con su característico estilo sencillo y directo introduce al lector en el complejo entramado de la evolución (que no revolución) de la Iglesia católica en la última década. También incluye un relato muy personal, donde el autor se involucra biográfica y existencialmente. Un libro que habla del mundo actual y que no creo pierda interés con los años, en todo caso su lectura se teñirá de nostalgia.

 

El loco de Dios en el fin del mundo, Javier Cercas, Literatura Random House, 2025. 485 pp.


EL AUTOR

FERNANDO ARIZA  (Madrid, 1978) es doctor en Filología hispánica por la Universidad Complutense, docente universitario, escritor y crítico literario. Además de numerosos artículos y capítulos ha publicado más de una decena de libros entre novelas, ensayos y ediciones críticas. Sus últimas publicaciones son El pensamiento narrativo (Sílex) y Construyendo puentes: la travesía de la narrativa española en los Estados Unidos (1870-1975), en Comares. Es socio de ACE.