Londres en el corazón: de Samuel Johnson a Juan Ángel Juristo

Juan Ángel Juristo publica Mi Londres sentimental, que guarda relación con su anterior Lugares por su capacidad de ir más allá del género (de libro de viajes) y rescatar la esencia de ciudades con personalidad de un modo apasionado, culto y estimulante.
© LUCIANO FERIA  

Un año apenas después del libro de relatos Lugares, el crítico y novelista Juan Ángel Juristo nos ofrece un nuevo volumen, esta vez de viajes, que, de alguna manera, supone un atractivo complemento o una sugestiva continuación de aquel conjunto, en tanto que es el espíritu de las ciudades en ambos el gran protagonista del discurso.

Poca importancia —me parece— adquiere el hecho de que en el primero fueran varios los espacios elegidos para las distintas tramas (Estambul, París, Roma, Londres, Madrid…) y que, por otra parte, se tratase de textos pertenecientes al género narrativo, mientras que ahora Juan Ángel Juristo solo se centra en Londres y aborda su reflexión —como decimos— desde la óptica del viajero curioso.

Más allá de estas diferencias, lo que sobresale en ellos es la apertura del escritor a un diálogo fecundo con unas ciudades especiales y de enorme personalidad, unas ciudades —y esto es lo relevante— que enriquecen su alma a la vez que, en un sentido muy profundo, se convierten en espejos de sí mismo.

Personalmente, al menos, es esto lo que más me interesa: todas son ciudades con cuya “apropiación” se “despiertan” y se “levantan” dentro de él tanto el deslumbramiento del ideal de la vida como la belleza de su significado. Y, desde luego, eso sí, de todas ellas Londres se lleva la palma.

Es el volumen de una pasión que comenzó antes del contacto con la ciudad, allá en la infancia y en la juventud.

Mi Londres sentimental —he dicho— es un libro de viajes. Y lo es, en efecto, porque el meollo de toda la narración está constituido a partir del viaje que en las Navidades de 1984 (muchos años después de soñarlo como niño) realiza el escritor junto a su dama y una pareja de amigos a la ciudad del Támesis.

Pero también es cierto que no lo es, o lo es y lo trasciende, porque el discurso desborda con creces las observaciones y las reflexiones propias del género para transformarse —según comentaba al principio— en el volumen de una pasión que comenzó antes del contacto con la ciudad, allá en la infancia y en la juventud (la caligrafía inglesa, La isla del tesoro, Chesterton, Oscar Wilde, Los Beatles, las pipas adolescentes ambientadas con chaleco y corbata), que se confirma durante las semanas de estancia en ella y que después se dilata hasta el mismo presente en que se construye el libro: este —como bien anuncia su título— expresa la fortuna de una relación imprescindible que dura y durará toda la vida.

J. A. Juristo

El texto se articula en tres partes, precedidas por una jugosa introducción a la que, sin embargo, Juristo, como si su personalidad se hubiera imbuido por completo de esa característica inglesa de llevar la contraria al resto del planeta (ya se sabe: eso de circular por la izquierda, por ejemplo), así como de su proverbial sentido del humor, llama “Interludio”.

En él, el autor aborda, además de su relación con la cultura inglesa desde su infancia, aquellos aspectos históricos, culturales y anecdóticos (el famoso fish and chips, por ejemplo, resulta que no es un plato tan típicamente británico; o lo insalubre de la ciudad por culpa de la Revolución Industrial), que ofrecen una imagen dinámica y redonda de la urbe londinense.

Desde ángulos muy diferentes enfoca Juristo las dos primeras partes del libro. La primera, titulada “Un antes y un después”, relata su comentado viaje a Londres, justo en aquella etapa de la historia en que el Reino Unido, como el resto del mundo, pasaba de un capitalismo keynesiano a otro muy distinto, el neoliberal, impuesto a partir de los años ochenta.

La narración se apoya en un viaje realizado en las Navidades de 1984, época de cambio en Reino Unido.

La visita de nuestro autor, pues, coincidió con una de las muchas épocas de cambio que ha vivido la capital británica, y de ahí no solo el acierto de su título, sino lo interesante de sus observaciones (calles, tiendas, museos, teatros, costumbres: son deliciosos los apuntes sobre la afición a disfrazarse de los ingleses), capaces de comprender la verdadera naturaleza de la ciudad: tener un alma, y tenerla, sin embargo, siempre en continua metamorfosis.

En la segunda parte, en cambio, “Los bardos de Londres”, Juristo cede el testigo a los tres intelectuales que mejor han captado el espíritu del lugar desde el siglo XVIII: Samuel Johnson, Charles Dickens y Virginia Woolf, para, en una pirueta interesantísima y estéticamente decisiva, incorporarse él mismo (no diré cómo, por supuesto) a la nómina de sus poetas, sintetizando así —de manera esclarecedora y emocionante— la relación entre espacio e individuo.

El escritor se abre a un diálogo fecundo con ciudades de enorme personalidad.

La anterior obra de Juristo.

La tercera parte es brevísima, pero muy significativa. Se titula “Coda”, y es aquí, con el elogio del idioma inglés (“bello, musical, de aspecto anárquico”, de “una plasticidad enorme”), donde se sustancia el porqué del entusiasmo de nuestro escritor por la cultura británica: su apuesta por la libertad, su marcado carácter democrático.

Mi Londres sentimental es, en definitiva, un libro lúcido y hermoso que hará las delicias de quienes se asomen a él. Está plagado de sabiduría, es ecuánime y realista (escrito con una cierta distancia inglesa propiciada por el humor) y, en última instancia, descubre una experiencia sobre la vida de lo más aleccionadora: saber hacer de la necesidad virtud; enfrentarse con elegancia, siendo libres, a la gestión inevitable de los propios defectos.

 

 

 

Mi Londres sentimental. Juan Ángel Juristo. Editorial Confluencias, col. Zocos, Juan Ángel Juristo Almería, 2022, 229 pp.

 


EL AUTOR

LUCIANO FERIA (Zafra, Badajoz, 1957). Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura. Ha sido profesor de Lengua y Literatura en el Instituto de Bachillerato Suárez de Figueroa de Zafra durante más de treinta años, hasta su jubilación en 2017.

Ha publicado tres poemarios: El instante en la orilla (1989), Fábula del terco (1996 y 2002) y De la otra ribera (2004), agrupados bajo el título Sentido y melancolía (2020), y una novela, El lugar de la cita (2019). Su obra poética ha sido incluida en varias antologías, tanto extremeñas como españolas: Abierto al aire. Antología Consultada de poetas extremeños, 1971-1984 (Mérida, 1984), Diez años de poesía en Extremadura, 1985-1994 (Cáceres, 1995), Literatura en Extremadura, siglo XX (Mérida, 2010), Panorámica poética de Extremadura (Badajoz, 2012) o Poesía experimental española (Antología incompleta), (Madrid, 2012).