En el Libro de los papeles perdidos de Tamar de Córdoba, Rosana de Aza logra el milagro de converger la tradición lírica arábigo andalusí con la filosofía y el pensamiento.
© JOSÉ ANTONIO SANTANO
«La historia de Occidente —escribe Octavio Paz— es la historia de la discordia entre la poesía y la filosofía, entre la razón y la imaginación; desde su origen, sin embargo, en momentos raros y aislados, el pensar vuelve a ser lo que fue en el origen: idea y visión, canto y reflexión». La poesía y la filosofía, ciertamente, han caminado por separado durante mucho tiempo, con alguna excepción, como en la tradición lírica arábigo andalusí, en la que la meditación o el pensamiento ha sido fundamental en las composiciones poéticas.

Edita Mahalta
Por esta razón, hallar un libro que consiga esa convergencia no es habitual. Un texto así es difícil de encontrar e nuestros días, pero también, como todo en la vida, alguna vez sucede. Es el caso del poemario Libro de los papeles perdidos de Tamar de Córdoba, autoría de Rosana de Aza (Granada, 1958) y publicado por el sello editorial Mahalta, en su colección Adivinos.
Posiblemente, el hecho de que Rosana de Aza haya nacido en Granada tanga algo que ver con esta propuesta que nos regresa a un tiempo en el que los textos tenían mucho de pensamiento y de poesía, en el que los sentidos y el alma de las cosas conminaban a una profunda reflexión, y la mirada del poeta era toda esencia de un latido vital, de una percepción del mundo, en la que también la belleza alumbraba el camino.
En Rosana de Aza convergen la poesía, la pintura y el flamenco. Es una estudiosa y defensora de los legados arábigo-andalusí y sefardí. Asentada en Sevilla durante más de tres décadas, dirige en la actualidad la Casa de la Memoria, si bien y con anterioridad dirigió el Museo de la Calahorra y de la Casa Sefarad en Córdoba. En el año 2000 vio la luz Libro de las mujeres desgraciadas de Kioto, editado por la Junta de Andalucía y ganador del Premio Elena Martín Vivaldi.
La propia autora nos cuenta en las páginas iniciales la noticia de un hallazgo arqueológico en la sinagoga de Córdoba, hecho que será el origen de este Libro de los papeles perdidos de Tamar de Córdoba, con el que nos propone un viaje extraordinario a las esencias de la poesía andalusí, al recorrer la sensualidad propia de la lírica arábigo andaluza, de la que tanto y bueno nos habló Emilio García Gómez.
De Aza ha construido un libro en el que el amor reina en todas sus páginas, aromadas de los pergaminos que el tiempo dispuso en una arquilla de la sinagoga cordobesa, y de los que se ha impregnado hasta conseguir el resultado final de una poesía viva, que trasciende lo real para sugerirnos otra que nos emocione y mude al sueño.
De Aza ha construido un libro en el que el amor reina en todas sus páginas.
En seis partes se estructura este Libro de los papeles perdidos de Tamar de Córdoba: Pergaminos, Papel de Xátiva, Monedas y epitafios, Palimpsestos, Papel blanqueado con cloro, y Bonus track. Es el amor, los amantes, los principales protagonistas, siguiendo así la estela de la tradición poética andalusí, pero también la soledad, la vida y la muerte o la soledad y el olvido se pueden percibir en este libro, cuyas composiciones, breves en su mayoría nos conducen a un lugar idílico en el que la palabra es el bálsamo y alimento de la existencia:
«Loca me dicen todos
cuando me ven bailar de noche la sed de tu deseo.
Mas cuando llega el alba,
y en él persisto,
hasta los crueles censores me respetan diciendo:
ella siente un amor que ya traspasa
las estrellas,
la noche y las constelaciones,
la violencia del alba, la desnudez del día».
Planear por las páginas de este poemario, detenerse y regresar en el tiempo a otro tiempo, procura en el lector una sensación de sosiego extraordinariamente placentera:
«El árbol de la paciencia es amargo,
sus negras ramas crecen hacia el cielo.
Su textura es hostil.
Secas las yemas.
Mas si consigues alcanzar el fruto,
ninguno en todo Al-Ándalus se te abrirá tan dulce».

De Aza es estudiosa y defensora de los legados arábigo-andalusí y sefardí, además de pintora, poeta y flamenca.
Las referencias citadas son solo un ejemplo, un aperitivo de lo mucho y bueno que podrán hallar los lectores que se acerquen a este poemario, escrito desde la sensualidad y sutil delicadeza con la que su autora nos asombra en cada uno de los poemas que lo contienen.
Sirvan, por último y colofón, estos versos, que alumbran la esencialidad de la tradición lírica andalusí en Rosana de Aza:
«Hermosa es la gacela por su esbelto cuello
y delicadas formas,
por el color de su pelaje, que espolvorean
la canela y las brumas de la aurora,
por la misteriosa alheña
que rodea sus ojos.
Pareciéndose tanto a los tuyos, amado, / ¿qué decir de sus ojos?».
Libro de los papeles perdidos de Tamar de Córdoba, Rosana de Aza, Mahalta, 2024.
EL AUTOR
JOSÉ ANTONIO SANTANO (Baena, Córdoba, 1957) cultiva la poesía, narrativa, ensayo y crítica literaria. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería, y autor de más de veinte libros, entre los que destacan Profecía de Otoño; Exilio en Caridemo; Suerte de alquimia o Tiempo gris de cosmos, todos ellos galardonados con prestigiosos premios.