Con su último libro de relatos, Un lugar mejor, Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) se consolida como un maestro del género. La soledad, la hipocresía, el deseo de aceptación y el miedo al rechazo son algunos temas que se tratan de modo sublime.
© JUAN MARQUÉS
Los cuentos de Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) son siempre tan buenos que lo que casi apetece es sacarles pegas, no por la melancolía íntima con la que un envidioso asistiría al espectáculo de su talento sino más bien por incordiar, por ver si le fastidia y así se afana en hacerlos todavía mejores.
Pero no se puede empezar listando defectos (diminutos) o haciendo objeciones (mínimas) a un libro que contiene un cuento como el titulado “Ulises y los mapaches”, una obra maestra de la sensibilidad y de la compasión, un hito literario a la hora de catalogar sentimientos complejos (pero a la vez primarios) en trece páginas, y un retrato sublime de la soledad más abismal, que sobrevuela a lo largo de todos los párrafos pero que sólo explota de forma sublime en el doloroso desenlace.
Más que reseñar Un lugar mejor, me tentaría analizar al detalle ese relato (que debería haberse titulado “Éramos un equipo”…), como si estuviéramos ante un minucioso ejercicio de comentario de texto, pero es un cuento tan bueno y tan perfecto que no pienso decir una palabra más sobre él, para no ensuciarlo. Sea como sea, ese impulso de referirse a una sola pieza (o a unas pocas) de un conjunto de textos es algo que ocurre con frecuencia, casi fatalmente, al reseñar volúmenes de cuentos (o libros de poemas): a menudo hay que forzar las cosas para encontrar unidad en lo que por definición es diverso, o hilos conductores en lo que es y quiere ser muy distinto.
Pero también es maravilloso “Una isla sucia y olvidada” (que debería haberse titulado “Fermín” o, mejor, “Jaureguiberry”, por lo que mismo que Fausto se titula Fausto…), que cuenta algo así como una suplantación invertida, un caso de impostura involuntaria en la que alguien, por pura bondad insegura y poco firme, no sólo no prospera con sus actos nobles sino que se hunde en lo que insinuaba el sintagma finalmente elegido para el título, que una vez más remite a la soledad, al abandono, al aislamiento, al rechazo por parte de los otros.
Me parece que en este último cuento Pedro Ugarte ha querido también burlarse de los falsos salvadores de nuestro nuevo tiempo, aquellos moralistas de boquilla que no sólo no mueven un dedo por los demás sino que te reprochan que lo hagas tú, y además lo justifican con razones “solidarias” o “morales”, con argumentos pseudopolíticos y falaces y, en fin, con una hipocresía king-size. Lo cual a su vez explica por qué en general es a los malvados a los que les van mejor Las cosas de este mundo (Sloper, 2023), por citar el título de su último libro de poemas.
Un lugar mejor es otro eslabón excelente en la obra de Pedro Ugarte.
Allí las palabras que formaban el título aparecían con frecuencia en los versos, y es algo que también ocurre en Un lugar mejor, tres palabras que se leen, creo, en todos los cuentos, del mismo modo que todos o casi todos los narradores o protagonistas se llaman Jorge, y no porque se trate del mismo personaje, en absoluto, sino por motivos probablemente más íntimos que tal vez quieran decir que todos, al fin y al cabo, somos la misma persona, lo mismo, y que reaccionamos al exterior de modos afines, asimilables, comunes. Ante situaciones imprevisibles (ya sean matrimoniales, extraconyugales, laborales, sociales, vacacionales o infantiles), reacciones presupuestas.
Hay ciertas insistencias, sí, y a veces (muy pocas) hace malabares al borde del precipicio narrativo con un humor y un ingenio mal entendido o excesivo que se diría de estirpe “tizonista” (“El plan estratégico se abrió paso oscuramente en mi conciencia, como un vestigio remoto anclado a la prehistoria: una lasca de sílex, una talla en el hueso de un mamut o el pequeño fragmento de un ánfora fenicia…”: de verdad que bastaba con un elemento), pero Ugarte afina mucho a la hora de tejer esas situaciones, que son todo lo cotidianas que se quiera y andan muy apegadas a la realidad, al día a día, con mimetismo sobresaliente, y que sin embargo vienen afiladas de forma magistral, llevadas a sitios insólitos, verosímiles pero a la vez extremas sin que se note mucho.
El cuento titulado “Ulises y los mapaches” es una obra maestra de la sensibilidad.
Así, por ejemplo, en el también impecable “Westerman Servicios Generales” (hubiera sido mejor dejarlo en “Servicios generales”…), donde ha de ser el lector, no mucho menos perplejo que el Jorge de turno, el que decida qué demonios ha ocurrido allí. Como se decía en el último cuento de Antes del paraíso (Páginas de Espuma, 2020), “La gente alude a ‘lo literario’ como un modo discreto y elegante de decir que algo es mentira”, y en ese cuento tanto la literatura como la mentira alcanzan cumbres inconcebibles.
Pedro Ugarte tiene el don de la exactitud, y todos sus libros vienen llenos de frases perfectas que no se pueden no subrayar, pequeñas cápsulas de sabiduría o agudeza, como si fueran aforismos sembrados a voleo. Pero están siempre bien adaptados a unos cuentos que no están compuestos abusivamente de ese tipo de frases definitivas, sino que tienen en cuenta todos los detalles de las tramas, los distintos tonos, las psicologías, los diálogos o, como sucede siempre en los cuentos, todo aquello que se decide omitir. Podría citar aquí veinte o treinta de esas joyas, pero mejor ninguna: que el lector vaya buscarlas a Un lugar mejor, otro eslabón excelente en la obra de Pedro Ugarte.
Un lugar mejor, Pedro Ugarte, Páginas de Espuma, noviembre de 2024, 208 pp.
EL AUTOR
JUAN MARQUÉS (Zaragoza, 1980) es doctor en Literatura Española por la Universidad de Zaragoza. Vive en Madrid desde que disfrutase, entre 2005 y 2009, una beca del Ayuntamiento de Madrid en la Residencia de Estudiantes. Ha editado libros de Arturo Barea, Gerardo Diego, Luys Santa Marina o Eloy Sánchez Rosillo, y ha comisariado para el Instituto Cervantes las exposiciones Retorno a Max Aub (2016) y Gabinete Bibliográfico de Pilar de Valderrama (2023). Es autor de cinco libros de poemas, reunidos en De qué vas a vivir (2024), y de la novela El hombre que ordenaba bibliotecas (2021). Reseña narrativa en La Lectura de El Mundo, ensayo en Revista de Occidente y poesía en La Plaza Invisible de La Línea Amarilla.