Con noventa años, la autora sueca Margareta Magnusson (Gotemburgo, 1934) posee cierta autoridad moral para señalarnos cómo encarar esos tramos finales de la existencia. Es el ‘döstädning’ o el arte de limpiar antes morir, materia de su último y breve ensayo titulado, precisamente, El arte sueco de ordenar antes de morir (Reservoir Books).
© IGNACIO LLORET
El hallazgo de lo literario, de esa pepita de oro literaria que he mencionado en otros escritos, en otras ocasiones, tiene lugar de una manera indirecta, ocurre por un camino oblicuo. Me refiero a que, a menudo, es a través de textos funcionales, aparentemente triviales, como se manifiesta ese elemento estético, ese momento de emoción.
Así sucede en este libro de la autora escandinava. Margareta Magnusson nos propone un ensayo breve sobre la conveniencia de ordenar nuestras pertenencias en situaciones concretas de la vida, y emprende así, en secreto, su propia búsqueda literaria. Por una parte, le interesa el objeto de su trabajo, le atrae ese asunto ya sugerido en el título. Por otro, se limita a seguir su intuición, a obedecer un susurro que le revela el valor de lo que va a encontrar.
Ese acceso mediato a lo literario lo es asimismo a lo narrativo. Y es que aquí el relato de las historias aparece en un estadio posterior, entra en escena cuando el texto de cada capítulo ya está muy avanzado. No es nada improvisado. Igual que en algunas novelas de Kundera, en El arte sueco de ordenar antes de morir lo temático o ensayístico sirve de rampa de lanzamiento para lo narrativo, lo anticipa y encauza de una manera que parece casual y que, no obstante, es deliberada.
Después de una serie de párrafos o páginas en los que la autora desarrolla su método para ir deshaciéndose de objetos y de trastos, de cartas y de toda clase de documentos, se produce un desvío oportuno, una especie de cambio de agujas. Entonces Magnusson se aparta de lo instructivo y nos cuenta episodios de su vida en Singapur o en Estados Unidos, de sus viajes a Indochina o a Japón, nos habla de los jardines cuyo cuidado tuvo que dejar a medias o de las mascotas de las que tuvo que despedirse con gran dolor de corazón.
Eximidos de la carga de lo superfluo, podemos marchar en paz.
He ahí la fórmula, la combinación audaz. Porque es esa alternancia entre un registro y otro, entre uno y otro contenido, lo que genera un tono, un ritmo y un clima singulares, lo que provoca el efecto estético en el lector. Y un factor esencial en esa estructura es la propia dinámica de los consejos, el lenguaje peculiar de los consejos, esos resúmenes escuetos recogidos en recuadros al final de cada apartado donde la artista sueca sintetiza sus pequeñas enseñanzas con la delicadeza y la sencillez de las recetas de cocina.
Pero no debemos olvidar el tema de fondo, el elemento reflexivo de este libro. Como ya nos advierte su título, el momento y la finalidad de ese orden, de esa acción de vaciar armarios, tirar cosas inservibles, regalar objetos a nuestros familiares o donarlos a colectivos necesitados, tiene una relación estrecha con el envejecimiento y con el hecho de morir. Es en previsión de una muerte cercana cuando, según Magnusson, más sentido adquiere emprender esa tarea.
Y una vez puestos en la tesitura, nosotros, los lectores, entendemos ese segundo nivel de lectura, ese subtexto que nos habla entre líneas de lo importante, de ese otro orden que consiste en prepararse para el desenlace final. A través del vaciado definitivo, del despojamiento de todo tipo de enseres, se nos ofrece la oportunidad de evocar situaciones, de recordar a personas, de reconocer errores.
En la cesión o traspaso de bienes, tenemos una última ocasión de compensar alguna injusticia cometida, reparar algún agravio pendiente, disculparnos sin necesidad de grandes escenas ni de grandes palabras.
La autora sueca propone un recorrido inverso al de la vida.
En cierto modo, lo que nos propone la autora sueca es un recorrido inverso al de la vida. Si en ésta hemos ido adquiriendo y acumulando, cogiendo y guardando, ahora se trata de lo contrario. Igual que esas películas donde hay un rebobinado veloz de las imágenes, en el ordenamiento radical de Magnusson hay un regreso al principio, un pulsado de la tecla de retroceso que nos permite quitarnos todo de encima, devolver todo a su sitio en unas cuantas horas, en unos pocos días. No sólo lo material, sino también todas esas abstracciones que hemos ido incorporando bajo el nombre de ambiciones, deseos, ilusiones, proyectos o esperanzas.
Y entonces sí. Entonces, eximidos de la carga de lo superfluo, liberados para siempre de lo prescindible, ya podemos marcharnos en paz, ligeros como aves marinas en un cielo despejado.
El arte sueco de ordenar antes de morir, Margareta Magnusson, traducción de Inga Pellisa, 2023, 144 pp.
EL AUTOR
IGNACIO LLORET (Barcelona, 1968) es licenciado en Filología Alemana y en Derecho por la Universidad de Barcelona. Diploma de Estudios avanzados en Literatura y Ciencia Literaria por la Universidad del País Vasco. Sus últimas novelas publicadas, todas en Eunate, son Una ventana a la oscuridad (2020), El estribillo de mi corazón (2021) y Fragmentos de Elizabeth Harding (2023).