Daniel Martín Hidalgo (Lanzarote, 1980) nos ofrece en La piel, la pulpa, el gusano y la semilla un poemario de temática grave pero en el que los versos respiran. Ajena a la trivialidad, sus versos hechizan por un ritmo extraño y atrayente, en una de las voces más singulares de la poesía actual.
© RECAREDO VEREDAS
Poeta de larga trayectoria, reconocida por los más exigentes, Daniela Martín Hidalgo incrementa aún más la calidad y la coherencia de su obra en este poemario. Nacida en Lanzarote, ese sitio único, tan propicio para lo mineral y lo abstracto, ha publicado diversos poemarios, entre los que destaca Pronóstico del tiempo (Trea, 2015). No es en absoluto una autora prolífica. En los últimos veinte años ha publicado tres libros, todos ellos hermosos y, por supuesto, esenciales.
Su poesía puede gustar o no, pero no se puede negar que es absolutamente ajena a la palabrería o a la trivialidad. Todo lo que aparece en las páginas de sus libros es importante, tanto para la autora como para la construcción del discurso del libro. Esa importancia no implica una excesiva densidad: los poemas pueden respirar.
No busca, como tantos poetas de nuestro tiempo, y sin que sea algo negativo, la narración, ni la comprensión íntegra de lo que narra. Valora mucho más la emoción, nunca desdeñada pese al aparente distanciamiento, e incluso el sentido, un concepto a veces más asequible, a veces más difícil de definir con palabras. Porque la esencialidad no implica en su caso alejamiento. Se encuentra cerca de lo que narra, aunque su mirada esté partida.
Es difícil abandonar su ritmo, extraño y coherente.
Aparece la calle, el barrio, la gente, aunque no sea una poesía social tampoco deja de serlo porque transcurre en un espacio definido: un barrio de una ciudad, lentamente abandonado por sus pobladores, que huyen hacia los suburbios pero cuya dignidad permanece. Es, por lo tanto, una lírica hermética, pero también callejera.
También es sabia, a veces hasta el dolor, y onírica, tanto que se sitúa en un lugar intermedio entre el sueño y la (supuesta) realidad. Si se compara con anteriores poemarios puede percibirse cómo anteriores durezas son sustituidas por una lucidez un tanto melancólica.
Puede citarse Celan como referente pero también Handke o Gamoneda. El propio título remite, irremediablemente, a lo orgánico mediante un viaje desde la superficie hasta el núcleo irradiador, desde lo obvio a lo oculto. Desde la piel a la semilla (Entras a la habitación del fondo / y me dices lo que ves).
De lo visible a lo invisible. Como afirma la cita de Shintao que abre el libro: Hay que conocer lo inmediato para poder alcanzar lo lejano. Ahí oscila su mirada, sin perderse, manteniendo el rumbo pese a los cambios continuos de altura: Sale un sol pequeño, de bolsillo, / y el mundo también es pequeño y está / lleno de ruidos: martillos hidráulicos / aviones que abren con espuma.
Cuenta también con magníficos desplazamientos del lenguaje, de alta elegancia y fácil comprensión: Me llega su olor, las sucesivas / capas de su olor, como cuerdas. Y versos en apariencia simples, pero de alta profundidad, que provocan de manera irremediable la reflexión del lector: Sabemos por dónde pasamos, / no qué se inscribe en nosotros.
Su poesía es absolutamente ajena a la palabrería o a la trivialidad.
Como parece evidente, cuenta con un espléndido lenguaje pero no retorcido, cuidado. No cae en tópicos poéticos pero tampoco es totalmente prosaica. Es consciente de la necesidad de la belleza. Se percibe, incluso en los poemas más ligeros, como el que abre el libro, la intención en la elección de cada palabra.
Es difícil abandonar su ritmo, extraño y coherente, como una pieza de música contemporánea, que no termina de entenderse porque tal vez no es imprescindible hacerlo. Con La piel, la pulpa, el gusano y la semilla, Daniela Martín Hidalgo se ratifica como una de las poetas más singulares de nuestra lengua.
La piel, la pulpa, el gusano y la semilla. Daniela Martín Hidalgo. Pretextos. Valencia, 2023. 80 pp, 16 euros.
EL AUTOR
RECAREDO VEREDAS (Madrid, 1970) ha estudiado Derecho, Edición y Creación Literaria. Ha publicado diez libros. Incluye los poemarios Nadar en agua helada (Bartleby, 2012) y Esa franja de luz (Bartleby, 2019), el ensayo No es para tanto (Sílex, 2016), la recopilación de testimonios Todo es verdad (Sílex, 2020), las novelas Deudas vencidas (Salto de Página, 2014) y Amores torcidos (Tres Hermanas, 2021), las colecciones de relatos Actos imperdonables (Bartleby, 2013) y Pendiente (Dilema-Escuela de Letras 2004) y el manual Cómo escribir un relato y publicarlo (Dilema-Escuela de Letras, 2006). Ha trabajado para diversas editoriales, entre las que destaca Alfaguara. Ha sido profesor en la Escuela de Letras y en Fuentetaja. Ha reseñado, entre otros medios, en Quimera, ABC, Política Exterior, Letras Libres y Revista de Letras. Su última publicación es Vida después del sueño (Sílex, 2021), co-escrita con el editor Ramiro Domínguez Hernanz.