El hálito existencial de Enrique Gracia Trinidad

Enrique Gracia Trinidad publica nuevo poemario en la editorial cordobesa Detorres con su lenguaje transparente pero cargado de sentido. Es más, Nada para después se adentra en la metafísica, en un libro para pensar y disfrutar de su magisterio. 
© MANUEL LÓPEZ AZORÍN 

La poesía de Enrique Gracia Trinidad (Madrid, 1950) tiene gracia, valga la redundancia y tiene hondura. Ya lo ha dicho él en alguna ocasión: «El humor —el buen humor— mejora casi cualquier cosa, da dimensión humana a la creatividad, nos pone a todos un poco más en nuestro sitio, es decir fuera de la peana y el estrado, a pie de calle, capaces de sonreír frente al espejo».

Enrique Gracia Trinidad.

Sus poemas sobre el tiempo, la soledad,  la incertidumbre, la duda, el cansancio, el compromiso social, la rutina (y  los tebeos, el cine, los mitos…) el amor, el desamor,  la muerte, en definitiva, la vida. Y en la vida las cosas pequeñas, sencillas, las cosas cotidianas, la sustancia de los días, como este existencial y metafísico Nada para después que nos ocupa ahora y que Enrique con sencillez y naturalidad, sin efectismo alguno, nos trae en este poemario.

En él, emplea un lenguaje claro con predominio del verso blanco y del versículo para hablarnos, como es habitual en él, de las cosas cotidianas  de la vida. Es uno de los buenos poetas  actuales, con una obra intensa y extensa.

Nada para después es libro para reflexionar.

Luis Alberto de Cuenca  dijo de Enrique Gracia que: «No existe ni la más remota posibilidad de que sus poemas nos defrauden». A lo cual Enrique, agradecido, respondió: “La buena opinión de alguien tan avezado en lecturas poéticas es un honor; lo más difícil es estar luego a la altura”. Algo en común tienen ambos, a los dos les mueve a escribir poesía: la vida.

«¿Vivir o navegar? ¿Qué es lo que importa?
La tarde se estremece entre sus dudas
Y no sabe qué hacer con las palabras,
Pero hay algo que sé que es importante:
Cuando crece la voz, la vida crece»

Y se crece la voz, creo yo,  con la intención de conseguir que al lector le toque los sentidos y se identifique con ellos y haga suyos los versos.

Nada para después es libro para reflexionar, para pensar. Leedlo, porque todos sabemos que  la metafísica es esa filosofía primera aristotélica,  que es de “consideraciones profundas a cerca de un tema de forma especulativa”, cuando de vuelta ya de tanta vida, se piensa  el final, la despedida…  se reflexiona con emoción.

DIGO YO

«Un pensamiento alado
es conveniente para un ben poema,
para pensarlo al menos.
Pero para ponerse ante el papel
tienes que haber sabido aterrizar del vuelo.»

La poesía parece huir, vuela,   se marcha abandonando al poeta que, huérfano, no encuentra el eco de su voz, la materia invisible de la voz  que tiene que tener la poesía  para que el poeta visibilice su misterio.

Enrique Gracia Trinidad se crece libro tras libro.

La vida es tiempo que vuela. Esto es lo que nos quedará: nada para después de ella,  pero antes de que el tiempo acabe, hay que seguir, ponerse ante el papel, (…) aterrizar del vuelo. Enrique escribe con claridad y nos habla de las cosas pequeñas  con sencillez, con hondura y a veces con un cierto sarcasmo o cierta ironía, diría yo. El concepto opuesto aquí al «ser» es la nada y este nada para después es un libro hondo en cuanto a que el poeta reflexiona y trata de buscar  conocimiento  de las cosas que existen, pero frente a la duda  de ese conocimiento esta la nada.

Enrique Gracia Trinidad se crece libro tras libro y en  este, en mi opinión, nos ofrece la altura de los buenos poetas, de los poetas de verdad. Y por esta razón, frente a la necesidad de respuestas, en el poeta queda esa duda que siempre le acompaña y aquí, en estos versos con los que concluye el poema titulado “Siguiendo a Parménides”, nos dice: « – ¿pensamiento o esencia, opinión o verdad?- /  La idea de lo que es y lo que no, / El eterno contraste de la vida.»

Nada para después, Enrique Gracia Trinidad. Detorres Editores, Córdoba, 2022). En poemario incluye un código QR en cada poema para poder escuchar en la voz del autor.


EL AUTOR

MANUEL LÓPEZ AZORÍN (Moratalla, Murcia, 1946) reside en San Sebastián de los Reyes desde 1982 donde fundó el Grupo Helicón de Poesía. Creó, dirigió y presentó el programa Tertulias de Autor  a través de Canal Norte TV.  Puso en marcha y dirigió el Centro de Estudios de la Poesía (C.E.P.) en la Universidad Popular José Hierro. Allí creó y dirigió la Revista Poesía en la diana y las Jornadas del C.E.P. Una selección de de su obra poética está recogida en el volumen Solo la luz alumbra(1980-2010). Ha publicado Romancero Flamenco (2012), Amar es mi ejercicio, edición bilingüe árabe-español (2014) y La voz que me protege (2019). Entre sus premios destacan el  Zenobia (1993), Internacional Rafael Morales (2000), Premio Alcobendas (1999 y 2014) a la difusión poética, y Premio Ramón Rubial (2000). Hijo adoptivo de San Sebastián de los Reyes (2019).