Fallecido en 2016, el legado dramático de Francisco Nieva sigue vivo, como demuestra la programación de algunas de sus obras más afortunadas, como ‘Coronada y el toro’, una obra que supone una oportunidad de oro para acercarse al genio del escritor de Valdepeñas.
© FRANCISCO PEÑA MARTÍN
El 17 de marzo de 2023 se repone en las Naves de Español en Matadero de Madrid una de las obras más importantes de Francisco Nieva: Coronada y el toro. Es un buen momento para descubrir la maravillosa capacidad creativa de Nieva y lo que supuso esta obra en el panorama del teatro español cuando se estrenó por primera vez, en 1982, en el teatro María Guerrero de Madrid
Nieva ya no era un desconocido en los escenarios españoles y el estreno de Coronada… supuso un espaldarazo definitivo y el reconocimiento indiscutible de su extraordinaria aportación a la creación teatral española. José Luis Alonso, por entonces director del María Guerrero, en un alarde de generosidad que Nieva agradece en sus Memorias, le cedió al propio autor la posibilidad de dirigir la obra. Nieva seleccionó a algunos de los actores —como por ejemplo a Esperanza Roy para el papel de Coronada— y cosechó un gran éxito de público y crítica.
La génesis de la obra parte, como otras muchas, de dos facetas perfectamente fundidas por Nieva: la experiencia personal y la literatura, tanto la tradicional española como la vanguardista. Nieva conoce, como todos los españoles, las tardes de toros en muchos pueblos de España. «Algo que dejó en mi memoria una impronta imborrable fue una tarde de toros en la Puebla de Mombeltrán, en las estribaciones de Gredos. (…) Era una tarde sombría, con unos nubarrones plomizos, como los pintaban Zuloaga o Solana. Comenzaban a descargar algunas gotas. Descuartizaban un toro al lado del coso, formado por carros y tablas. Se escuchaba un pasodoble ratonero y el latir del público. (…) En el horizonte culebreaban dramáticos rayos y rodaba el trueno lejano. (…) Esta impresión la quise interpretar a mi modo y era el mental telón de fondo con el que doté la rapsodia española de Coronada y el toro. El arte se nutre de la vida y también del arte. Mentalmente tenía otro punto referencial en la música, en otras rapsodias famosas: Korsakoff, Lalo, Chabrier, Ravel, Falla…»
Rakel Camacho, la directora de este nuevo proyecto, promete potenciar palabra y escena.
Pero este poso de experiencia de vida, fundamental para la creación de Coronada…, Nieva lo moldea con todos sus conocimientos literarios de la tradición española y con la formación de personajes típicos de esta misma tradición que sumergen sus raíces en la existencia más cotidiana y popular de la historia de España. «En Coronada…, la comedia larga escrita en clave de Teatro Furioso, hay también como una rapsodia de los géneros más característicos del teatro español: auto sacramental, comedia de costumbres, entremés cervantino, zarzuela, vieja revista.
Un pericón lleno de temas españoles exaltadamente deformados: la gitana, el torero, el alcalde cacique, el toro con sentido religioso de Minotauro, la justicia y Dios en persona. Una descarada regresión a los principios de la comedia arcaica, otra vez la comedia griega y aristofánica, con trozos líricos, grotescos o revisteriles».
La vanguardia aporta gran parte del lenguaje impregnado de metáforas superrealistas, de audaces sinestesias, de imágenes oníricas y, sobre todo, de una estética expresionista en la que se potencia el contraste, la brutalidad, la pasión desbordada e hiperbólica sin perder nunca el punto de distanciamiento que permite la afirmación artística.
En Coronada… se funden con absoluta precisión estética las raíces de lo español vivido en la experiencia o aprendido en la tradición literaria con la expresión más alta de la manifestación vanguardista formando un conjunto artístico donde la circunstancia social y política de España se eleva a categoría de mito para provocar, como afirma Coterillo, «la liquidación de la España negra».
La España negra
Sin lugar a duda, los aspectos de esta España negra se configuran como la base estructural de Coronada… y constituyen el punto de partida para la recreación artística a que Nieva somete a los personajes, el ambiente festivo, la crítica política, la concienciación social, la orgía y la ceremonia. El excesivo racionalismo con que la historia ha sometido a la civilización española choca con ese impulso irracional y místico que subyace en la base popular de la sociedad provocando un contraste que explota en la tragedia y el esperpento de Nieva.
Esa España del franquismo y su inefable tiempo conforma el meollo de esta obra.
Si toda su producción dramática se impregna de este sentido transcendente, sin lugar a duda, Coronada… es una de sus manifestaciones más sorprendentes donde el teatro alcanza su auténtica dimensión de catarsis. «Porque —como afirma Pérez Coterillo— Coronada y el toro» es un gran retablo español, un cruce de caminos y tradiciones donde las fiestas bárbaras de esta piel de toro, los ritos ancestrales, los autos sacramentales, y hasta la zarzuela se han puesto de acuerdo».
Para la construcción de la obra, Nieva parte de una circunstancia histórica muy concreta como es la del franquismo, máximo exponente del racionalismo y de la represión contra todas las libertades del hombre. «A mí España me parece un país loco, que hace muchos papeles, y mi idea de España, entonces, era la de un espectáculo de imágenes anquilosadas en sus posturas, desplantes, cóleras, arbitrariedades… Esa España del franquismo y su inefable tiempo en conserva eran el meollo de Coronada y el toro».
Con estos planteamientos, Nieva se acerca a un tipo de teatro más comprometido, de mayor hondura política aunque sin caer en el racionalismo realista y circunstancial que caracterizaba el teatro de los años inmediatamente anteriores. La actitud estética de Nieva supera la ideologización discursiva para adentrarse en la contracultura de las viejas raíces hispánicas, a la manera de Valle-Inclán o del coetáneo Rodríguez Méndez.
Es un teatro que va más allá de lo político, pero partiendo del conocimiento perfecto, profundo e íntimo de los más «irrefrenables sueños trágicos, el exaltado espejo de la verdad interior que todos temen». Sin ninguna concesión al realismo, sino con la verdad eterna de lo mítico, «procede a realizar su trabajo de disección (de la sociedad española) para mostrárnosla despedazada, como en esas láminas médicas en las que el corazón, el hígado o los pulmones parecen escaparse de un cuerpo ya reducido a lo que será en su propia huesa», dice David Ladra.
El contraste entre religión e iglesia española queda claramente expuesto en esta obra.
Para Nieva, el teatro político no tiene por qué centrarse en la realidad del momento sino que el proceso de abstracción y trascendencia debe ser capaz de impregnar de sentido crítico cualquier obra que, alejada en el tiempo o en el espacio, apele a la conciencia humana. Por ello, afirma que «Coronada y el toro es un teatro concienciador y satírico generalizante, (…), pero sin el socorro de este teatro concienciador, no hay poder saltar de un conformismo tiranizante a la crítica de hechos concretos».
Como en Pelo de tormenta o en La carroza de plomo candente, la obra dimana un fuerte popularismo conseguido, básicamente, por tres elementos: los personajes, el ambiente y la fiesta. Algunos de los personajes son los tipos más característicos del mundo rural en que se desarrolla la obra: el alcalde, el torero, el cura, la gitana, los alguaciles, incluso, de una forma directa, aparece en escena, como en Pelo de tormenta, un grupo que representa al pueblo cuya palabra se expresa, a la manera del coro trágico, por medio de la Voz Cantante.
Frente a ellos, surgen los irracionales y extravagantes, como el Hombre-Monja o la propia Coronada, llenando la obra de contrastes barrocos y expresionistas mientras se acumulan los acontecimientos «de modo similar a lo que ocurre en Fellini», como dice Bousoño.
Los personajes populares se engarzan con esta tradición hispana del autoritarismo más esperpéntico, cuyo más fiel representante es el alcalde Zebedeo, verdadero trasunto del dictador histórico y caracterizado, como hemos visto, por la actitud violenta de su mandato. A su lado, sin aparecer en escena, se cita a una serie de personajes, cuya denominación potencia el sentido esperpéntico del poder: «Señor gobernador de la provincia, con su puro y sus zapatos de mucho lustre; señor obispo reverendísimo, vestido con tantas cortinas; señor capitán de la guardia civil de plomo…» Estos mismos figurones serán definidos posteriormente como «Potencias Universales…», «Señores Alticolocados…», «Césares augustos…», «Señorísimos de sobretejas…»
Un personaje significativo dentro del entramado de la España negra es el cura, don Cerezo, que introduce en la obra el amplio determinismo social y cultural que la religión y la iglesia han venido ejerciendo en la tradición española. Como se puede ver en varias de sus obras, Nieva crea un personaje vinculado al mundo eclesiástico y que, en general, mantiene los rasgos prototípicos de su relación con el poder y la represión.
Nieva se acerca a un tipo de teatro más comprometido, de mayor hondura política.
Don Cerezo acata las decisiones de Zebedeo y recibe como premio «tres cuarterones de tabaco». La religión más formalizada y de culto se une con el poder para mantener sus situaciones de privilegio, como Camaleón en La carroza de plomo candente, los frailes armenios de Tórtolas, crepúsculo y… telón, las monjas de Pelo de tormenta, el Resignantino de El Baile de los ardientes, etc. Don Cerezo es un típico cura del franquismo quien, como los obispos de la época, apenas se atrevieron a insinuar alguna objeción a la política franquista, siempre callados por temor a represalias y por no perder sus privilegios.
En este mismo marco se puede encuadrar la figura del Hombre-Monja, quien, como hemos visto, es la encarnación de Dios, y que Nieva pretendía presentar como un ser «ridículo y afeminado»; sin embargo, la actitud de este personaje alcanza cotas más superiores de las circunscritas a la realidad y su simbología abstracta e irracional le eleva a la categoría de salvador por la libertad y el sueño. En este sentido, la religión que representa el Hombre-Monja se muestra como un componente ilusionante y soñador a través del que los demás condenados, y toda la obra, alcanza su significado de esperanza.
El contraste entre religión e iglesia española queda claramente expuesto en una intervención de don Cerezo. «Hijo entrecruzado, aunque entre mis brazos te tuviera un día, nunca he entendido ese Evangelio tan gaseoso que vas predicando; pero, además, si la autoridad lo condena, yo no tengo otro remedio que dar mi lana sin chistar ni discutir la bufanda que los hombres se harán con ella».
De todo ello, se deduce que Nieva no critica el ilusionismo o misticismo religioso sino la aplicación concreta, dogmatizada e hipócrita que la iglesia española ha hecho del catolicismo convirtiendo la norma en fanatismo e intransigencia histórica, lo que ha llegado a ser uno de los factores fundamentales de la España negra. «La fijeza y el patrón dogmático han sido, en parte, como si fuéramos el antiguo Islam, zurriago politizado y arma de combate», afirma Monleón.
Rakel Camacho, la directora de este nuevo proyecto, promete un espectáculo teatral para potenciar los dos aspectos claves de la obra de Nieva: palabra y escena.
EL AUTOR
FRANCISCO PEÑA MARTÍN es profesor honorífico investigador de la Universidad de Alcalá y miembro del Instituto Universitario de Investigación “Miguel de Cervantes” de la UAH. Antiguo catedrático de Lengua y Literatura Españolas en el IES Complutense.
Doctorado con la tesis titulada El teatro de Francisco Nieva, publicada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá en colaboración con la Junta de Castilla la Mancha y la ESAD de Madrid. Del mismo autor ha editado, además, varias obras como El baile de los ardientes y La señora tártara en la colección Austral de Espasa Calpe, el Centón de teatro, publicado por la Universidad de Alcalá, Los mismos y Viva el estupor, también en la colección Austral de Espasa Calpe (2005), y ha preparado la edición de la Obra Completa de Francisco Nieva, publicada por Espasa Calpe en dos tomos en la colección de Clásicos Castellanos (2007). En el 2016, la editorial Antígona publicó el estudio Francisco Nieva. Un teatro en libertad, una introducción a su vida, su teoría teatral y su obra. Es responsable de la web francisconieva.com.