‘Tomás Nevinson’ y la complejidad del mal

Esta obra es continuación de la titulada Berta Isla (2017), en la que se suscitan cuestiones éticas sobre la naturaleza del mal y de las medidas que se pueden utilizar para erradicarlo.
© ANA ALEJANDRE

Tomás Nevinson es la segunda entrega narrativa de Javier Marías, como continuación a Berta Isla y que, como la anterior, es una novela ‘de espías’ a la usanza de su autor. En ella se encuentra lo que en ninguna obra de este género, como es la posible justificación de la conducta de sus protagonistas, siempre a caballo entre el delito y la ley, además del silencio y la ocultación de sus actividades.

La novela comienza con una disertación de su protagonista, siempre dentro de una línea literaria, culta y fundamentada para justificar la legitimidad por parte del bien para usar ciertos métodos aparentemente no lícitos para combatir el mal. Así como por parte de la sociedad llamada civilizada para eliminar a sus enemigos, así como denuncia la hipocresía de la propia sociedad que finge no saber, ni quiere saberlo, la práctica de estos hechos no siempre legales, pero sí muy eficaces para erradicar el mal del que es víctima. Porque estas acciones de discutible moral permiten obtener unos evidentes beneficios que repudiaría al conocerlos y, por ello, prefiere ignorarlos el conjunto de la sociedad.

 

Una novela que reflexiona sobre alcance moral de las decisiones que se toman y van entretejiendo la historia de la Humanidad.

La trama se inicia en 1997. Tomás Nevinson, marido de Berta Isla, la protagonista de la anterior novela que lleva su nombre, tiene la opción de volver a trabajar en los Servicios Secretos tras haber estado apartado del servicio. Recibe la propuesta de trasladarse a una ciudad del noroeste para identificar a un ciudadano de nacionalidad medio española y norirlandesa, que fue uno de los autores de los atentados del IRA y de ETA diez años atrás.

El encargo lleva la impronta de su exjefe Bertram Tupra, que no le inspira demasiada confianza, ya que, en el pasado, mediante una argucia, le había condicionado la vida a Nevinson.

La trama discurre en una doble línea narrativa en la que entran en juego ficción y realidad. La posibilidad que se le presenta a dos hombres, tanto el que vive en el plano ficticio, como el que lo hace en el plano real, de asesinar a Hitler antes de que se declare la Segunda Guerra Mundial. Este hecho le sirve a Javier Marías el mandato divino de “No matarás”. El autor se pregunta que si hubiera sido posible matar al Führer y cuya muerte hubiera evitado la de muchos millones de seres, ¿sería justificado disparar contra alguien más que supusiera otro peligro para parte de la Humanidad?

La trama discurre en una doble línea narrativa en la que entran en juego ficción y realidad.

El propio autor de esta obra parece tener claro que la respuesta a esa pregunta es afirmativa, cuando se cumplen una serie de características en el objetivo del asesinato.

Por todo lo dicho anteriormente, esta obra se puede considerar que está fuera de las novelas de espías, aunque su protagonista actúe como tal. Es una reflexión sobre los límites de los que se puede hacer, sobre la imposibilidad de evitar el descrédito de toda acción que tenga como fin evitar una mal mayor que el cometido a tal efecto, y también reflexiona sobre la difícil tarea de dilucidar cuál es el mal incierto que se desea evitar cometiendo otro real y determinado.

Esta obra se puede considerar que está fuera de las novelas de espías, aunque su protagonista actúe como tal.

En definitiva, esta novela es una reflexión moral sobre la naturaleza del mal y sus límites, sobre la dificultad de conocer al verdadero mal que amenaza y la legitimidad de usar todos los medios que estén al alcance para evitarlo. Una novela, pues, que no solo narra una historia, sino que reflexiona sobre ella y el alcance moral de las decisiones que se toman y van entretejiendo la historia de la Humanidad. La crítica la ha recibido con elogios y muchos lectores, seguidores de Marías, disfrutarán leyéndola.

Una obra que incita a reflexionar y a preguntarse el lector sobre las cuestiones que plantea. Así el lector se convierte en un interlocutor del escritor que es, al fin y al cabo, lo que busca todo autor al escribir una obra. De esta forma, el binomio escritor-lector se establece sin fisuras en esta novela de espías que es, al mismo tiempo, otra cosa que cabalga entre la narración y el ensayo. Entre la ficción y la realidad, entre la trama argumental y las cuestiones éticas que suscita y que tiene que responderse el lector.

Una novela, pues, que no dejará indiferente a nadie.

 

Tomás Nevinson. Javier Marías. Alfaguara, 2021, 699 pp.


LA AUTORA

ANA ALEJANDRE, cuyo nombre completo es Ana María Alejandre Carrizosa, nació en Azuaga (Badajoz), aunque ha residido en diferentes ciudades de España y Marruecos hasta instalarse definitivamente en Madrid. Escritora de narrativa, articulista, crítica literaria y editora. Es licenciada en De­recho, diplomada en Dirección Comercial de Empresas, diplomada en Anatheóresis (grado superior) y grafóloga. Asimismo, está diplomada en estudios profesionales de edición y corrección. Ha publicado cuatro obras hasta el momento: Un día cualquiera (novela, 2013), La ofrenda (novela, 2010), la colección de relatos Doce cuentos solitarios (2007) y la novela Tras la puerta cerrada (2003). Próximamente, saldrá publicada su nueva novela Cartas cruzadas. Directora y editora de la publicación digital Editanet Espacio Literario y Artístico http://www.editanet.com, y http://www.editanet.org, publicación digital sin ánimo de lucro y de periodicidad trimestral. También ha creado y mantiene más de una veintena de webs y blogs temáticos en búsqueda de una constante plataforma de expresión por su decidida vocación literaria. Colabora habitualmente como articulista y crítica literaria en Diario Siglo XXI, y ha colaborado esporádicamente en República de las Letras (de la Asociación Colegial de Escritores de España) y otros medios.