Un peculiar acercamiento al poemario titulado Paréntesis, de Ivonne Sánchez Barea.
© ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS
LOS ANIMALES:
La ardilla dice ser de carbón como el carboncillo para dibujar. La ardilla cruza entre los pies de la palabra. Los pies arraigan y evocan un carácter firme. La persona práctica tiene los pies en la tierra. La competente conoce el terreno que pisa. El pie mide el tiempo y el progreso, y es nuestra medida más natural de la distancia (Ronnberg, Martin, 2011: 424). La ardilla dibuja pasos sobre el gris asfalto. Ivonne expresa el color gris como pintora, porque es mezcla del blanco y el negro pero también es el resultado de mezclar colores opuestos: verde y rojo, amarillo y violeta, azul y naranja. A pesar de los colores primarios, el gris es el alma de todo color, presente en todos los colores uniendo las diversas tonalidades en un cuadro de asfalto o mundo de configuración urbana. (Ronnberg, Martin, 2011: 662). Sin quietud plena en nuestra autora, la ardilla emigra, sin lugar fijo, se esconde tras las ruedas de los coches. Después, en sigilo, sube al árbol y su cosmos, reflejando su psicología con vivencias a escala cósmica. El árbol representa uno de los símbolos extendidos y trascendentes en las civilizaciones. El árbol, de las raíces a la copa, une los mundos subterráneo, terrestre y celeste. Sus ramas componen la unidad en la diversidad. Las estaciones naturales pasan por el árbol (el de hoja caduca) dejando muestras de una fuerte simbología de vida y renacimiento (Pascual Chenel, Serrano Simarro, 2012: 21). La ardilla en invierno acumula frutos, se previene, los meteorólogos relacionan los inviernos crudos con el volumen de sus reservas. Las ardillas trasladan en la boca a sus hijos de un lugar a otro si el árbol no resiste la tempestad, toma a las crías al nuevo y seguro albergue (Mariño Ferro, 2014: 62):
Una ARDILLA de carbón
cruzo entre los pies
de la palabra,
sus pasos dibuja
sobre el gris asfalto.
Su salto,
emigra,
se esconde
tras ruedas estacionadas.
Después:
en sigilo
sube al árbol
y su cosmos.
El pájaro azul es tacto personificado. Volando, cantando se asemeja con la fama, encumbra y canta méritos. El pájaro es símbolo del aire, representa al espíritu, al soplo. Los pájaros y los espíritus viven entre la realidad espiritual del cielo y la material de la tierra (Mariño Ferro, 2014: 443).El azul es término medio entre la negra desesperación y el blanco de la esperanza, sugiriendo reflexión y desapego. Con las sombras y la oscuridad el azul aporta profundidad (Ronnberg, Martin, 2011: 652). El pájaro azul es constante con las heridas del alma.
El PÁJARO AZUL,
herido en el ala;
cruza aceras,
refugia su dolor
al final
del vuelo.
La cigüeña implica el regreso de los acontecimientos y recuerdos positivamente, dentro de las riveras. En cuanto el aire arrecia o cae granizo extiende sus alas y con el pico vuelto, se coloca sobre sus polluelos y soporta muchos peligros. Al cuidar su nido, de tanto colocarse sobre él pierde sus plumas (Mariño Ferro, 2014: 156):
Las cigüeñas
recuerdan
el tránsito
en RIVERAS
del regreso
Lo curvo o lo que se aparta de la línea recta de las circunstancias, con las celosías, que bloquean la visibilidad, se convierten en pájaros de cristal. Como las piedras preciosas, el cristal es símbolo del intelecto. Interesa la veneración del cristal por místicos y surrealistas. La trasparencia se define como una de las efectivas conjunciones de contrarios: la materia existe, pero es como si no existiera, viéndose a su través (Cirlot, 2006: 156):
Envejecer
bajo el quicio,
tamizar luces
que se cuelan
en orillas curvas,
en celosías,
convertidos
en pájaros de cristal.
Pétreos
TRASPASAMOS
los espejos.
Enfrentamos
infinitud
de espacios.
las cigüeñas y gaviotas guían el alma de la autora. Las gaviotas son aves marinas, carroñeras, y los hebreos las declararon impuras. Su voz parece un maullido o un grito suplicante. La gaviota llorona lanza gritos como sollozos (Mariño Ferro, 2014: 268):
Sobre estambres de luz;
cigüeñas,
al otro lado de la ola
un rechinar de gaviotas.
Las aves son GUÍAS
El gato aboga por imágenes antitéticas de sonrisa y lágrima. Para el psicólogo el gato es animal típicamente femenino, de la noche, y la mujer, hunde sus raíces en el aspecto oscuro de la vida más profundamente que el hombre]; Lo negativo del gato se relaciona en muchas culturas con una actitud agresiva ante la naturaleza femenina. La valoración popular contradice a la heráldica, en la aparece como figura. Invoca la libertad sin encierro (Biedermann, 2013: 209):
EL GATO
enroscado
ocupa el espacio.
En atención;
su maullido,
un grillar
entre palabras.
Con su sonrisa,
en su lágrima seca;
un hasta pronto.
VALORACIONES DEL TIEMPO EN (PARÉNTESIS):
En el poema:
Me dijo
el tiempo
su SECRETO…
Discurrimos
abriendo
compuertas para el viaje
El secreto confesado libera al alma de la angustia. El dios que se aprovecha de ello, Zeus, es el espíritu, libre de sus angustias, pudiendo reinar sin coacción (Chevalier, Gheerbrant, 2009: 918). El viaje no es nunca la mera traslación en el espacio, sino la tensión de búsqueda y de cambio que determina el movimiento y la experiencia. Así estudiar, investigar, buscar, vivir lo nuevo son equivalentes simbólicos del viaje. El viajar es una imagen de la aspiración –dice Jung-, del anhelo nunca saciado, y no es nunca una huida ni un sometimiento, es evolución. Para Guénon, las pruebas iniciáticas del viaje representan una búsqueda desde las tinieblas del mundo profano a la luz. Las pruebas – y las etapas del viaje – son ritos de purificación (Cirlot, 2006: 463-464).
En el poema:
Nos queda
un DESTINO,
ese
que se impone.
Seguimos tejiendo olas
con encrespadas y dulces salivas
que corroen.
Seguimos cantando aires
abriendo libros en blanco,
esos que aún quedan
por escribirse
tras la puerta
del tiempo.
el tiempo con el aire es imagen antitética de las olas de salivas que corroen. Implicando corroer el remordimiento, pena o una inquietud. Los aires describen la rapidez mental, la imaginación, la abstracción o la insustancialidad o carencia de fundamento, relacionados con el espacio y la perspectiva. Cuando el entorno psíquico es asfixiante o nos hallamos inmersos de manera compulsiva, hablamos de un respiro, recobramos aliento, aire (Ronnberg, Martin, 2011: 54).
En el poema:
La orquesta
cimbra cuerdas y soplidos,
vibran pieles
en tambores,
cristalinas campanillas,
vítreos bombones
y sus virutas
en los HILOS del tiempo.
El tiempo relacionado con el hilo es vinculación que los seres tienen con el otro mundo. Fácil de romper, el paso de la vida a la muerte es continuo, relacionado con la fugacidad del tiempo y el destino. En la mitología griega y romana, aparecen unas figuras (Moiras y Parcas) que devanan el hilo de la vida, deciendo el destino que nos espera (Pascual Chenel, Serrano Simarro, 2012: 149). El hilo implica conexión, en cualquiera de los planos, espiritual, biológico, social, etc. (Cirlot, 2006: 248).
En el poema:
En FAUCES
del tiempo;
los años nos tragan
el tiempo con el reloj de arena, la hoz, la serpiente circular, etc., refleja concepciones sobre su transcurso. Se manifiesta en rituales de ciclos renovados, y en concepciones del eterno retorno. Puede ser un proceso de decadencia y degradación, por el que nunca logrará igualar las míticas Edades de Oro. La oportunidad (para los griegos Kairós) es otra idea fundamental. El tiempo con su fugacidad, también la trascendencia de cada instante. En los momentos de crisis, de cambios rápidos y profundos, predomina la angustia y la asociación con la muerte y el olvido (Pascual Chenel, Serrano Simarro, 2012: 291).
BIBLIOGRAFÍA:
- Biedermann, H. (2017). Diccionario de símbolos. Barcelona: Paidós Ed. Espasa Libros, S.L.
- Cirlot, J.E. (2006). Diccionario de símbolos. Madrid: Siruela.
- Chevalier, J., Gheerbrant, A. (2015). Diccionario de los símbolos. Barcelona: Herder Editorial S.L.
- Mariño Ferro, X. R. (2014). Diccionario del simbolismo animal. Madrid: Ediciones Encuentro.
- Ronnberg, A; Martin, K, (2011). El libro de los símbolos. Reflexiones sobre las imágenes arquetípicas, trad. Isabel Saval Pou, Pablo Ripollés Arenas y Julia Gara Lecuona Allende, Madrid, Taschen.
- Serrano, A., Pascual, A. (2012). El libro de los símbolos. Madrid: Editorial LIBSA.
LA AUTORA
ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS nació en Fuensanta de Martos, provincia de Jaén, el 19 de octubre de 1964. Es licenciada en filología árabe por la Universidad de Granada y es traductora de poetas árabes contemporáneos. Tiene estudiado el curso de métrica española de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Sus libros y publicaciones aparecen en mi blog literario: http://encarnacion-sanchez-arenas.blogspot.com.es/. También es directora de la revista literaria virtual: www.revistapenelope.com
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