Lucia Berlin o la fuerza del destino | Traducir «Manual para mujeres de la limpieza»

Manual para mujeres de la limpieza, de la norteamericana Lucia Berlin, ha sido, en 2016, la gran revelación en el ámbito de la literatura extranjera en España. Un libro de relatos de calidad convertido en best-seller, de cuya traducción escribe para República de las letras su autora. 
© EUGENIA VÁZQUEZ NACARINO

En una entrevista especialmente reveladora, de las pocas que circulan, Lucia Berlin [1] (Alaska, 1936 – Los Ángeles, 2004) confesaba que, aunque pareciera una escritora muy modesta ―porque no le interesaban el dinero o la fama o las reseñas en el New York Times, porque ante todo necesitaba escribir como le dictaba su instinto, fiel a sí misma―, le gustaba pensar que sería leída dentro de mucho tiempo: «Me encanta la idea de que una niña entre en una biblioteca un día y descubra uno de mis libros. Así que, en el fondo, soy ambiciosa de verdad.»

Varios años después de que muriese, un grupo de escritores y amigos decidieron que ese humilde deseo de posteridad no quedara al azar y rescataron la obra de Lucia Berlin en una antología de cuarenta y tres cuentos (de los setenta y siete que publicó a lo largo de su vida) bajo el título A Manual for Cleaning Women, a la que su editor Stephen Emerson supo dar la intensidad herética y deslumbrante de una pieza de jazz libre, y que por fin vio la luz en 2015 en el sello Farrar, Straus & Giroux, con un magnífico prólogo en el que Lydia Davis concluía proféticamente: «Siempre he tenido fe en que los mejores escritores tarde o temprano suben, como la nata montada, y acaban por cosechar el reconocimiento que se les debe… Quizá con el presente volumen Lucia Berlin empiece a recibir la atención que merece.»

Y el destino quiso hacer con Lucia Berlin un acto de justicia póstuma: a los pocos meses era un éxito de ventas, figuraba en las listas de los mejores libros del año en Estados Unidos, cosechaba premios y la crítica la encumbraba entre los grandes autores del relato corto norteamericano.

Y eso fue solo el principio. Porque, naturalmente, el destino quiso que esos cuentos diesen el salto a otras lenguas, y que en todas partes fuesen celebrados como un  gran acontecimiento. Hasta ahora hay 28 ediciones extranjeras en circulación o en proceso de publicarse; las últimas en adquirir los derechos han sido la bosnia, la israelí y la coreana.

Una de las primeras ediciones extranjeras fue la española. María Fasce, directora literaria de Alfaguara, leyó a Lucia Berlin antes de que se desatara el fenómeno en América y apostó por ella sin dudar. Lola Martínez de Albornoz, editora cómplice, me confió la traducción de estos cuentos, que pasó entonces también por Maya Granero, correctora cómplice, y los demás eslabones de la cadena editorial. Y así, en marzo de 2016, llegó a las librerías Manual para mujeres de la limpieza, y a pesar de que entonces ya el éxito lo precediera, nada podía augurar la magnífica acogida que tendría en España: once ediciones en menos de un año (más de 50.000 ejemplares), aplauso unánime de la crítica, libro del año en muchos medios de prensa, recomendaciones de escritores, traductores, libreros, periodistas, bibliotecarios y un sinfín de lectores de a pie que con su entusiasmo lo situaron muchas semanas en las listas de los más vendidos. Seguirían meses después las distintas ediciones en Hispanoamérica, y desde allí no dejan de llegar también grandes noticias.

Hasta ahora hay 28 ediciones extranjeras en circulación o en proceso de publicarse; las últimas en adquirir los derechos han sido la bosnia, la israelí y la coreana.

Lucia Berlin vivió en Chile y en México, fue alumna de Ramón J. Sender en Albuquerque, conocía nuestros clásicos ―uno de sus cuentos se abre con la emblemática frase «En la profunda noche oscura del alma las licorerías y los bares están cerrados»―, era una enamorada de nuestra lengua y la hacía aparecer con naturalidad mestiza en sus relatos, así que no sorprende que el destino quisiera favorecer esta traducción y la voz de Lucia Berlin en español llegue ahora a decenas de miles de lectores que la han recibido como se recibe a una amiga añorada.

A eso aspira la traducción de una obra literaria, a recrear en otra lengua la impresión que deja la voz de un autor en su lengua original. No existe una fórmula, porque una voz es ese algo inaprensible pero distintivo que hace que un autor sea único, al margen de preferencias estilísticas o formales, y cada traducción será también una recreación personal e intransferible. Nadie escribe igual que Lucia Berlin, es cierto: tiene una voz única. Pero en este caso, además, al leer sus cuentos da la impresión de estar realmente oyéndola. Se trata de una ilusión narrativa, por supuesto, que juega con los límites del pacto (auto)ficcional y que, más allá de los mecanismos concretos que accionan su prosa, creo que es el sello que la caracteriza. Rehuyendo la artificiosidad, Berlin siempre suena auténtica e inmediata, vibrante, como si estuviera a nuestro lado, muy cerca, interpelándonos, confiándonos todas esas historias que fluyen como una fuerza de la naturaleza: paradójicamente, las propias huellas de la escritura llegan a desvanecerse en esa aparente espontaneidad arrolladora. Quizá es ahí donde una traducción puede hallar un espejo en el que mirarse y reconocerse en esa voluntad de llegar al lector sin alardes, sin hacerse notar y, aun así, calar hondo y dejar huella.

Y así, un día una niña entrará también en una biblioteca en Estocolmo (donde hay setenta ejemplares de la traducción sueca), o en Daejeon, o en Mostar, o en Roma, o en Ushuaia, o en Barcelona, o en su amada Ciudad de México, y descubrirá los relatos de Lucia Berlin, y se dejará cautivar por su voz, una voz que, prodigiosamente, son también otras voces en otras lenguas.


[1] Llevada a cabo en 1996 por Kellie Paluck y Adrian Zupp, por entonces alumnos de Berlin en la Universidad de Colorado. http://lithub.com/lucia-berlin-writing-advice-and-more-in-this-never-before-published-interview/


SOBRE LA AUTORA

EUGENIA VÁZQUEZ NACARINO.  Licenciada en Filología Hispánica y con un posgrado en Traducción Literaria de la UAB, desde 2000 ha llevado al español obras de autores contemporáneos como Alice Munro, Cynthia Ozick, Lucia Berlin o Charles Baxter, y clásicos como Henry James, Joseph Conrad o Graham Greene. En 2012 participó en el programa del Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff (Canadá) y en 2016 fue invitada al Congreso [Traductores Verdes Fritos] que ACEtt organizó en Gijón.es la traductora de Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin (Alfaguara, 2016)