Rabindranath Tagore y el gran escalofrío de ser otro

Tú pones la tormenta y yo la noche nos llega, en esta cuidada versión publicada por Galaxia Gutenberg, para revelar la espiritualidad, luminosidad y hondura de Tagore. Un conjunto de versos que nos recuerda el significado del término numinoso: que participa de la naturaleza de lo divino o suscita lo sagrado, misterioso o sobrecogedor.
© JOSÉ ANTONIO SANTANO

Escribe el poeta aragonés Ángel Guinda en su poema “Taller de poesía”, correspondiente a su obra Caja de lava: «Leed a los poetas verdaderos. Vivid, vivid al límite vuestra propia existencia. Cruzad la Tierra, recorred sin miedo el laberinto de vuestro interior. Descended a los cielos, subid a los infiernos. Estad alerta siempre a lo inefable. Sembrad flores de luz en los cerebros, portazos y regueros de lo imposible. Desenfrenadamente, amad. Embadurnaos con el oro de la alegría, con el barro de la adversidad y del dolor. Trabajad sin descanso. Resbalad por lo superficial, profundizad en lo hondo. Avanzad mortalmente hacia la nada. Convivid la resistencia de los otros: haced vuestras sus penurias, sus desgracias, saturaos de sus sufrimientos. Esperad la llamada del poema como una llamarada. Y escribid como el agua, escribid como el fuego: el agua y el fuego no escriben hacia atrás». ¡Cuánta verdad en las palabras de Guinda!

Edita Galaxia Gutenberg

Acercarse a la poesía, a la verdadera, supone siempre una inenarrable delectación. Si el libro elegido es Tú pones la tormenta y yo la noche. Poemas del Gitanjali, de Rabindranath Tagore, en versión del poeta bengalí Subhro Bandolpadhyay y del español Jesús Aguado, resulta claro que habremos acertado, con creces. Tagore es un poeta universal que, como se dice en las páginas de presentación Historia de la luz, de sus traductores citados, «consigue, con un estilo sencillo y hondo a la vez, en una síntesis milagrosa de folclore indio, textos sagrados, cultura occidental y música y arte universales, transmitir un legado de genuina relación con lo luminoso, antesala de la iluminación que limpia el mundo de sombras e intereses oscuros. Su literatura se halla tan cerca del latido primordial y del corazón de los seres vivos, tan entreverada de misterios naturales y de invocaciones a la divinidad, que hipnotiza desde la primera lectura».

Mano a mano Bandolpadhyay y Aguado han construido un monumento poético sin precedentes, como así queda claro en sus palabras: «Cada cual, en esta transacción o acuerdo trascendente, pone de su parte y pone su parte. De ahí el título de este volumen: Tú pones la tormenta y yo la noche. Uno pone la flor y otro los ojos para verla. Uno pone el deseo y otro el cuerpo donde hacerlo posible. Uno pone el instrumento musical y otro la inspiración para que suene bien afinado en honor del amante humano o divino. Uno pone la sed y otro el agua. Uno pone el misterio y otro las palabras que lo descifran. Uno pone la espera y otro el camino. Uno pone la orilla y otro la barca. La vida es cosa de dos, del dos».

Para el también poeta Jorge de Arco, en un reciente comentario sobre este mismo libro y su autor escribe: «La sensibilidad naturalista de Tagore está imbuida de un humanismo profundo que entiende la vida como un flujo interdependiente, donde el encuentro con la belleza externa es también un encuentro con la propia interioridad».

Todas y cada una de estas notas evidencian la esencialidad poética y la universalidad del Nobel bengalí Rabindranath Tagore. Adentrarse en su poesía es como abismarse en las entrañas de la luz, viajar por el espacio de lo mistérico y embriagarse de todos los silencios que albergan el mundo; un canto interminable a la vida, a la Naturaleza que nos envuelve con sus aromas y colores.

La espléndida versión traducida por Bandopadhyay y Aguado es un regalo impagable.

Todo en la poesía de Tagore resulta numinoso, continua búsqueda de sí mismo y del cosmos, nada le es ajeno, gira todo en torno al «ser» en el sentido más amplio del término: «Busco en mí la armonía en lo que existe», su mirar es hondo, como la música del aire o de la lluvia que siempre le acompaña: «Lluvia nocturna, ven y sácame del sueño. / Lluvia nocturna, entrega tu oscuridad sin soles. / Cuando todos estén dormidos, dame a mí, / el solitario insomne, tu música y revélame / la tristeza sin lágrimas de todo lo que existe».

El título de esta obra Tú pones la tormenta y yo la noche procede, con una leve variación, del poema “Un juego…” (Un juego trascendente entre Tú y yo. / Tú pones la tormenta y yo mi noche. / Yo mil vidas pasadas, Tú lo eterno. / Tú apuestas el amor y yo mis dudas. / Pero los dos queremos que Tú ganes), perteneciente a la segunda parte del libro, “Derecho al aguacero. Poemas místicos”, en la cual Tagore se entrega, sin condiciones, a ese Dios, Ser, Señor, El Profundo que siempre ha buscado con la intención de ser Uno y Único, existencia y eternidad a la vez.

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Tagore: 1861-1941

El conjunto de poemas Gitanjali nos recuerdan, tanto en la primera parte “El gran escalofrío de ser otro. Poemas amorosos y de la naturaleza”, como en la segunda parte aludida más arriba, al poeta que tiene en la naturaleza y el amor sus señas de identidad, más aún si su mirar hacia adentro de sí mismo lo conecta con el mundo de lo divino, de la mística consustancial al silencio que le habita. La realidad trascendida de Tagore nos conduce, a través de un lenguaje sencillo y hondo al mismo tiempo, a un lugar donde lo asombroso es pura armonía, música que el aire lleva de un lado a otro.

Todo en su poesía es vida y el más allá al que todos estamos llamados, el infinito espacio de todos los silencios: «Ha llegado la hora de partir. / A quiénes legaré lo que he compuesto, / la música del ser y sus palabras. / La armonía a las flores. A las nubes / sus notas cristalinas y doradas. / El ritmo a los amantes, que sabrán / cimbrear sus gurinaldas y sus párpados / con pasión. Y los versos al que sepa, / caminante silvestre, ver las flores / en sus blancos de aroma y de misterio».

Acercarse a los poemas Gitanjali de Tagore es una experiencia única, que nos devolverá la esperanza y la luz, si aceptamos al amor como compañía imprescindible y a la naturaleza como guía de existencia. La bella edición de Galaxia Gutenberg y la espléndida versión traducida por Subhro Bandopadhyay y Jesús Aguado es un regalo impagable, porque Tagore será siempre el poeta universal de la luz, el que nos invita continuamente a la meditación para encontrar la verdad que el mundo necesita. Y así nos llegue, en la palabra, en su latir imperecedero: «Que llegue la invencible, la Palabra / que rompe el nudo, la mentira, el miedo. / Que llegue la Palabra con su carga / de horizontes posibles y nos lleve / a trabajar la luz que ya tenemos».

 

Tú pones la tormenta y yo la noche. Poemas de Gitanjali, de Rabindranath Tagore, versión de Subhro Bandopadhyay, Galaxia Gubenberg (2025), 256 páginas, 22 euros.


 

EL AUTOR

JOSÉ ANTONIO SANTANO (Baena, Córdoba, 1957) cultiva la poesía, narrativa, ensayo y crítica literaria. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería, y autor de más de veinte libros, entre los que destacan Profecía de Otoño; Exilio en Caridemo; Suerte de alquimia o Tiempo gris de cosmos, todos ellos galardonados con prestigiosos premios.