La partida del hijo pródigo

La última novela de Andrea Bajani, El aniversario (premio Strega 2025), explora los vínculos familiares desde la distancia emocional y la precisión narrativa. Sin recurrir al dramatismo, aborda el adiós, la herencia afectiva y la emancipación de los destinos impuestos por la familia y la cultura.
© HILARIO J. RODRÍGUEZ

Hace diez años quizás no habría podido escribirse una novela como El aniversario y no porque no hubiera un lenguaje, como cuando se habla de novelas de ciencia-ficción y uno se refiere a «cosas que vosotros no creeríais y que ni siquiera sabríais decir», sino porque no existía la hoja de ruta adecuada para abrirse camino a través de él. Sin tratar cuestiones como el poliamor, las relaciones híbridas o los géneros no binarios, la última novela de Andrea Bajani (Roma, 1975) rechaza el binomio familia-destino, del mismo modo que ya habíamos ido rechazando antes binomios como religión-destino, país-destino o cultura-destino. En su novela, el protagonista y narrador se despide de su madre en las primeras líneas sin saber que es por última vez.

Les está diciendo adiós a ella, a su padre, a su propia hermana y a una vida insatisfactoria y violenta. Dice adiós y en adelante nos va a contar a los lectores a qué le acaba de decir adiós. Y lo que nos cuenta, como él mismo explica, tiene muchas formas posibles para ser contado, pero la suya será a través de la precisión y no a través de la destrucción. Eso quiere decir que no mirará hacia atrás con irá, como quería el dramaturgo John Osborne en una de sus obras de teatro, sino que mirará sin ira, como aconseja el grupo Oasis en una de sus canciones.

Anagrama edita el último premio Strega

Algo así le proporciona a los 19 capítulos de este libro un tono lo bastante contenido como para resultar doblemente doloroso. No estamos, pues, ante un Dostoievski moderno; a lo sumo estamos ante un discípulo de escritores como Joan Didion o Emmanuel Carrère, capaces de ficcionalizar la experiencia personal o de introducir un tono confesional en la ficción y de hacerlo sin fuegos artificiales. Quizás por eso muchos periodistas, en sus entrevistas con Andrea Bajani, le preguntan a este último si El aniversario es una novela o un libro de memorias.

Sea lo que fuere, estamos ante una obra en cuya caja de resonancia se puede notar el eco de Tiempo de vida, de Marcos Giralt Torrente. Ambos son libros breves, los publicó la editorial Anagrama en España y los dos consiguieron premios en Italia (el de Bajani el Strega y el de Giralt Torrente el Strega Europeo), algo más que simples coincidencias. Los diferencia que el de Bajani se centra en la madre y el de Giralt Torrente en el padre. También que el primero es, supuestamente, un trabajo de ficción y el segundo es autobiográfico. O que uno proponga una huida y el otro un regreso.

Creo que el tono, no obstante, es similar: controlado, demorado y especular, porque en ambos libros los narradores construyen un castillo de naipes con lo que creen que han sentido sus progenitores a lo largo de sus vidas. Por eso intentan ser precisos: para no precipitarse en pozos emocionales. Lo hacen por medio de un léxico neutro y de mucha distancia, aunque no por ello les falte alcance a sus propuestas. Ni uno ni otro pretenden hacer poesía o jugar con ella, aunque seguramente los guíe un sentimiento muy cercano a lo poético.

En el libro que nos ocupa comprobamos hasta qué punto la desgracia de muchas familias en la Italia del desarrollismo, entre finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, se edificaba sobre los cimientos de las estructuras patriarcales, que seguían siendo las principales causas de la infelicidad nacional. Muchas mujeres no trabajaban y dependían, por tanto, de sus maridos. Algo así puede que no las convirtiese directamente en humilladas, pero sí era una situación humillante cuando ellas tenían que esperar por el dinero de sus maridos antes de poder hacer nada. Y las humillaba tener que pedir o suplicar.

Bajani incide en cómo el patriarcado era fuente de infelicidad en las familias. 

De hecho, el trabajo se presenta en El aniversario como una posibilidad para desarrollar una doble personalidad, para convertirse en una especie de Jekyll y Hyde, una opción más necesaria de lo que podría parecer a primera vista, sobre todo para quienes tienen una existencia insatisfactoria y sin alternativas, como les sucedía antes a las mujeres. Trabajar no nos convierte solo en esclavos, a veces nos libera, aunque ese pensamiento nos alarme, más si pensamos en lo que les decían los nazis a los prisioneros de los campos de concentración y exterminio: «arbeit macht frei» (el trabajo os hará libres).

Gracias al trabajo a veces quienes no tienen una voz la consiguen, porque ya disponen de una experiencia más allá de las tareas domésticas, ya tienen un trato con los demás, ya tienen una aventura existencia más allá de los límites del hogar.

Andrea Bajani

Bajani es romano, pero vive en Turín

Volviendo ahora a lo que decía en el primer párrafo, Andrea Bajani encontró aquí una hoja de ruta para un tema que hace diez años no existía. Hace diez años una novela sobre una familia disfuncional habría sido una novela bélica, con sangre y alaridos entre sus páginas, llena de sonido y furia como le gustaba a William Shakespeare, especialmente en Hamlet. Trataría sobre la muerte o la supervivencia, no sobre la distancia y los límites. A lo sumo habría llegado a ser como Aflicción, de Russell Banks, donde uno de los hijos de un padre brutalizador se aparta de su familia para no acabar convertido en un monstruo como su hermano, a quien los golpes y los insultos de su progenitor lo condenan a repetirlos, a perpetuar él mismo la violencia que sufrió siendo niño.

Nada de eso es necesario hoy, cuando ni tenemos necesidad de sufrir ni de hacer daño para defendernos, y tampoco tenemos necesidad de perdonar. Puede, por tanto, que El aniversario no necesite ser una novela experimental en sentido estricto, siéndolo en un sentido conceptual, porque explora un territorio nuevo y lo hace con un punto de vista y un tono insólitos, que han llamado más la atención en los países meridionales de Europa, como Italia, Francia, Portugal o España, donde ha generado cierta polémica; y que han sido recibidos con más naturalidad en Escandinavia y los demás países del norte de Europa, donde ni la familia se considera sacrosanta ni los progenitores se ven como jefes de una empresa de la que uno jamás podrá liberarse, a no ser cuando le llegue la jubilación gracias a su muerte o a la de su padre o su madre.

 

El aniversario, Andrea Bajani. Traducción: Carlos Gumpert, Anagrama, 2025, 152 pp., 18.90  euros


EL AUTOR

HILARIO J. RODRÍGUEZ es viajero, profesor y escritor. Ha colaborado con medios de prensa y revistas (El Estado Mental, Jotdown, Abc, La Vanguardia, Leer, Revista de Occidente, Dirigido por o Imágenes de actualidad). También ha escrito estudios sobre géneros cinematográficos, películas y directores, además de dirigir y coordinar ciclos, exposiciones y publicaciones para numerosos festivales de cine. En su obra de ficción destacan Construyendo Babel (que fue editada por primera vez en el sello Tropismos en 2004 y reeditada  por Editorial Contraseña en 2023), Mapa mudo, El otro mundo, Perder ciudades y Un astronauta perfecto, estas dos últimas obras publicadas por Newcastle, donde apareció Las desapariciones en 2022 y donde aparecerá este año Libro de las imágenes. Actualmente trabaja en un libro de viajes sobre Los Balcanes y en una novela. Su último libro publicado fue El año pasado en Marienbad. Recuerdos del futuro, en la Editorial Providence.