La vida son los rostros en la literatura de Eva Losada

En Las voces del jilguero, la última novela de Eva Losada Casanova, la escritora madrileña pone el dedo en la llaga de las distintas heridas que arrastramos y cómo esos traumas generan conductas no siempre predecibles. Un texto que guarda total coherencia con sus anteriores trabajos dentro de una sólida trayectoria literaria.
© JUAN ÁNGEL JURISTO

Según la propia autora, su modo de escribir pudiera adscribirse a una temática de lo traumático, donde  a través de un dolor no resuelto es donde las cosas terminan precipitándose, causando a veces terremotos, que pueden ser tan terribles como los que narra Edgar Allan Poe o tan domésticos como los de Jane Austen. De hecho, la primera novela de Eva Losada Casanova (Madrid, 1967), En el lado sombrío del jardín, es un ejercicio muy bien llevado entre el lado oscuro de Poe y el lleno siempre de oportunidades de la Austen.

Su segunda novela, El sol de las contradicciones, fue galardonada con  el Premio Fernando Quiñones de Novela del año 2016. Aquí se trata de que una escultora y galerista menorquina tiene que hacerse cargo del hijo de su amante, Álvaro Beni, que se encuentra en coma después de sufrir una agresión en la cárcel, lo que le hace más introspectiva y menos pendiente de la acción. En su tercera novela, Moriré antes que las flores, Livia es una joven escritora a la que se encarga escribir las memorias de Ada, una octogenaria que vive en un caserón con vistas a la sierra de Guadarrama, una novela que recuerda en ciertos aspectos a Retahílas, de Carmen Martín Gaite.

Edita Funambulista

En esta última novela, Las voces del jilguero, Eva Losada indaga con más ahínco aún en las heridas que todos llevamos dentro y que desencadenan imprevisibles conductas. A través de tres historias, la de Irina, madre de una niña autista, la de la madre de Irina, que está recluida en una residencia de ancianos y Dolores, una mujer boliviana que dirige a Madrid para una reclamación que cree le pertenece.

El paisaje, cuando menos, coherente: un local de alcohólicos anónimos, un burdel en Cochabamba, la escalera de una vivienda, tema ya recurrente desde los artilugios de la zarzuela y la obra de teatro de Buero Vallejo y una residencia de ancianos. Por la escalera, que parece un emblema del mundo bajan Irina y sus padres, la portera y Dolores, la prostituta boliviana que se trasladó a Madrid.

En realidad, la novela es una sucesión continua de caídas y recaídas, con esa coherencia en los argumentos y en las creencias asociadas a ellos de que la autora ha hecho gala desde El lado sombrío del jardín, título felicísimo porque en cierta forma resume gran parte de los presupuestos en que se basa.

Si no fuera por una cuestión estética, la manera de contar de Losada está más cerca de Baroja que de Galdós; diría que tiene por sus personajes el mismo amor que el autor de Fortunata y Jacinta tenía por los suyos: hay en la autora una empatía, vale decir comprensión, que va más allá de lo contado en la novela. Y eso sólo sucede cuando los personajes trascienden el ámbito para los que han sido creados, como si dispusieran de vida propia.

Es la manera en que Losada se enfrenta al mundo. Ya lo dice en las primeras páginas del libro: «Nosotros miramos atrás y contamos, pero no sabemos mirar hacia adelante, porque el presente es tan quebradizo como el fino cristal de una copa de vino».

 

Las voces del jilguero, Eva Losada Casanova, Editorial Funambulista, Madrid, 2025, 316 páginas.


EL AUTOR

JUAN ÁNGEL JURISTO.  Escritor, crítico y periodista, nació en Madrid en 1951. Estudia filología española en la Universidad Complutense. Ha colaborado, entre otros medios, en El País, dirigido la revista literaria El Urogallo y la sección de cultura en El Independiente y El Sol. Ha ejercido de crítico en La Esfera, del diario El Mundo. Más tarde se incorporó a La Razón y actualmente colabora en ABCD las Artes y las Letras. Ha colaborado en las más importantes revistas literarias y culturales españolas. Es autor de los ensayos Para que duela menos (1995) y Ni mirto ni laurel (1998). Es autor de tres novelas: Detrás del sol (2006), El hilo de las marionetas (2008) y Vida fingida (2012).