Una anatomía del trauma alemán y europeo

El color y la herida (De Conatus), de Rebeca García Nieto (Valladolid, 1977) es una potente novela que se mueve en el terreno del arte, la memoria y las rupturas en la Europa contemporánea y lo hace poniendo alto el listón intelectual, pero sin perder el gancho narrativo.
© RECAREDO VEREDAS

El color y la herida es una novela de extraordinaria ambición intelectual que utiliza la figura del pintor alemán Rüdiger Keller —víctima de la «cancelación cultural»— para radiografiar las heridas que atraviesan la sociedad europea contemporánea. Rebeca García Nieto construye una obra que funciona simultáneamente como thriller psicológico, meditación artística y reflexión histórica sobre los mecanismos de la memoria y el olvido.

La elección de Neukölln como escenario no es casual. Este barrio berlinés se convierte en microcosmos de la Europa actual: migración, pobreza, xenofobia, gentrificación. García Nieto retrata con lucidez cómo las tensiones contemporáneas se superponen a las cicatrices históricas del continente. El barrio funciona como metáfora de un mundo donde los traumas del pasado conviven con las crisis del presente, donde la memoria del Holocausto dialoga con las nuevas formas de exclusión.

Edita De Conatus

La autora demuestra una cultura enciclopédica que enriquece cada página sin resultar pretenciosa. Como señala una de las preguntas clave: «Es un libro que abre mil puertas distintas, mil posibilidades de lectura, de conocimiento». Esta erudición se pone al servicio de una narrativa que reflexiona sobre el arte, la historia y la condición humana.

¿Qué es «la herida» del título? García Nieto articula magistralmente tres niveles de trauma que se entrelazan a lo largo de la novela. Por un lado, aparece la herida individual: Keller carga con el peso de una historia familiar marcada por la guerra y la división alemana. Su hermana Erika representa la confrontación directa con este pasado traumático. Por otro, está la herida colectiva: el legado del Holocausto permea la narrativa, no como tema central sino como presencia constante que condiciona las relaciones, los silencios y las formas de memoria en la sociedad alemana. Finalmente, aparece la herida histórica: la división de Alemania, la Stasi, y las consecuencias de la reunificación se manifiestan en los personajes y sus destinos fracturados.

¿Qué representa Husserl, el perro? En pocas novelas se da tanta importancia simbólica a un animal. Husserl funciona como testigo silencioso de la creación artística y del dolor humano, símbolo de la lealtad incondicional en un mundo de relaciones fragmentadas y conexión con la humanidad perdida: como explica la novela, los pastores alemanes fueron utilizados tanto por las SS como por la RDA, pero ahora «les estaban devolviendo a los alemanes la humanidad» y también como elemento de continuidad entre el pasado traumático y la posibilidad de redención.

La novela plantea una crítica devastadora al mercado del arte y sus relaciones con el capital y la especulación. La figura de Keller permite explorar cómo el arte queda subordinado a las dinámicas del poder económico y mediático. ¿Es Keller víctima o provocador? García Nieto evita respuestas fáciles. Keller aparece como figura compleja que encarna las contradicciones del artista contemporáneo: genio y narcisista, víctima de la hipercorrección política y responsable de su propia caída. La cancelación funciona como síntoma de una sociedad incapaz de procesar matizadamente su pasado.

La obra funciona como diagnóstico de la Europa contemporánea.

La descripción del sistema de la Stasi saboteando exposiciones y pagando por reseñas negativas resuena inquietantemente con las dinámicas actuales de las redes sociales y la cultura de la cancelación. Uno de los aspectos más brillantes de la novela es su reflexión sobre la función del arte frente al trauma. Keller afirma que pintar es «una especie de exorcismo. Se trata de sacar a la luz algo que corroe nuestras entrañas.»
El cuadro final que pinta Keller —inspirado en la tragedia de Demmin durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial— plantea dilemas éticos fundamentales: ¿Puede la belleza estética convivir con el horror histórico? Como reflexiona el protagonista citando a Bayer:  «La ética nunca puede ser aplastada por la estética».

García Nieto despliega un arsenal de reflexiones que demuestran una comprensión profunda de la psique humana y de su relación con el mundo:

«La doble contabilidad es un delito, pero solamente cuando implica fraude fiscal. Los fraudes mentales escapan de toda jurisdicción que no sea la personal».

«El yo no es el dueño de su propia casa» —referencia al psicoanálisis que atraviesa toda la obra.

«Pensamos que todo está hecho a nuestra medida y no es así. Los acontecimientos que rigen nuestras vidas tienen lugar a una escala mucho mayor, en la esfera de las estrellas, o en una mucho menor, en la de los microorganismos».

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La novela contrapone magistralmente dos respuestas al trauma histórico. Erika representa la confrontación directa con el pasado, el desequilibrio como forma de verdad, la imposibilidad de seguir adelante sin saldar cuentas con la historia. Keller encarna la sublimación artística, la transformación del dolor en obra de arte, pero también la huida narcisista hacia el esteticismo. Ambos personajes funcionan como dos caras de la misma moneda: la necesidad europea de procesar un pasado que no pasa.

García Nieto ha construido una novela que dialoga con los grandes temas de nuestro tiempo sin renunciar ni a la complejidad intelectual ni a la profundidad emocional. La obra funciona como diagnóstico de la Europa contemporánea: un continente que convive con fantasmas del pasado mientras enfrenta nuevas fracturas. La «herida» del título no es solo alemana sino europea, no es solo histórica, también contemporánea.

En un momento de polarización política y simplificación mediática, García Nieto reivindica la literatura como espacio para la complejidad, el matiz y la reflexión. El color y la herida confirma a una autora en plenitud creativa, capaz de combinar erudición y emoción, análisis político y hondura psicológica. Una novela que abre mil puertas distintas y confirma la capacidad de la literatura para iluminar los rincones más oscuros de la condición humana contemporánea.

 

El color y la herida, Rebeca García Nieto, De Conatus, Madrid, mayo de 2025, 312 páginas, 22,90 €

Foto de portada: Bas van der Linden


EL AUTOR

RECAREDO  VEREDAS  (Madrid, 1970) ha estudiado Derecho, Edición y Creación Literaria. Ha publicado diez libros. Incluye los poemarios Nadar en agua helada (Bartleby, 2012) y Esa franja de luz (Bartleby, 2019), el ensayo No es para tanto (Sílex, 2016), la recopilación de testimonios Todo es verdad (Sílex, 2020), las novelas Deudas vencidas (Salto de Página, 2014) y Amores torcidos (Tres Hermanas, 2021), las colecciones de relatos Actos imperdonables (Bartleby, 2013) y Pendiente (Dilema-Escuela de Letras 2004) y el manual Cómo escribir un relato y publicarlo (Dilema-Escuela de Letras, 2006). Ha trabajado para diversas editoriales, entre las que destaca Alfaguara. Ha sido profesor en la Escuela de Letras y en Fuentetaja. Ha reseñado, entre otros medios, en Quimera, ABC, Política Exterior,  Letras Libres y Revista de Letras. Su última publicación tras Vida después del sueño (Sílex, 2021), co-escrita con el editor Ramiro Domínguez Hernanz, es Soberbia (De Conatus, 2024).