J. Benito Fernández se consolida (con permiso de Anna Caballé y Xavier Pla) como uno de los biógrafos más solventes, rigurosos y, al mismo tiempo, de amplia y rica mirada. Tras las obras dedicadas a Eduardo Haro Ibars y Juan Benet, la publicación de Las claves de lo oscuro. Biografía de Ángel Guinda (Olifante) cobra forma de acontecimiento literario.
© JOSÉ ANTONIO SANTANO
Escribe Ghislain de Diesbach en el prólogo a la biografía de Marcel Proust: «Ninguna biografía, por escrupulosa que sea, corresponde del todo a la existencia del protagonista tal como éste la vivió, mucho menos a la que habría deseado vivir que, en su imaginación, a veces es más real que la verdadera. Los sueños poseen también su importancia, los sueños que no son a veces sino un recuerdo anticipado».
Ciertamente, por mucho que el biógrafo se proponga ser lo más riguroso posible, indagar en la vida y obra de la persona objeto de la biografía, documentarse, viajar y hablar con quienes conocieron en vida al personaje en cuestión, siempre habrá alguna omisión, lapso o secreto que al biógrafo se le escape o no cuente.

Edita Olifante
No obstante, escribir una biografía en vida del personaje elegido no es lo mismo que hacerlo cuando ya ha fallecido, como es el caso de este libro, Las claves de lo oscuro. Biografía de Ángel Guinda, autoría del periodista J. Benito Fernández, que además cuenta en su haber con otras como la escrita sobre Leopoldo María Panero o Eduardo Haro Ibars. Para esta ocasión J. Benito recorre, con gran precisión y rigurosidad historiográfica, el itinerario vital y literario de uno de los grandes poetas de la historia reciente de España, Ángel Guinda.
Así, la vida de Ángel Guinda, desde su infancia, hasta los últimos años de su vida en Madrid, está detalladamente descrita en estas páginas de Las claves de lo oscuro, que J. Benito Fernández nos presenta para pura delectación del lector.
No es fácil adentrarse en los recovecos de una vida humana, con sus tensiones, sobresaltos, sufrimientos, miedos, abismos y placeres, ¿sueños?, y detallarlos en cada uno de los capítulos que la forman desde que se nace. Para J. Benito, desde que el profesor y crítico literario Túa Blesa le propusiera conocer al poeta Guinda, se citaran y conociera su obra y, en consecuencia, su complicada personalidad, la decisión de escribir del hombre y el poeta Ángel Guinda fue, un mes después de su muerte, por sugerencia de Raquel Arroyo Fraile a Trinidad Ruiz Marcellán para su edición en Olifante, una propuesta irrenunciable.
En la parte introductoria del libro, J. Benito viene a darnos una sucinta idea de quien era Ángel Guinda, cuando escribe: «Hombre de una pieza, de una rectitud moral intachable, nada engolado, prefirió no participar en la zahúrda, huyó del fasto y la rigidez, abrazó las causas justas, siempre del lado de los desesperados, de los desfavorecidos; comprometido con los valores humanísticos, de una vasta conciencia social, prefirió ser un poeta subversivo a un poeta divo». En palabras del propio Guinda: «Por el bien de la obra, líbrate de la fama y del éxito». Y, remata el biógrafo: «Su mundo no era de este mundo».
J. Benito marca el ritmo de la narración vital de Ángel Guinda de forma detallada y ágil a la vez, porque lo importante es contar lo acontecido al biografiado, desde su nacimiento en la canícula, un 28 de agosto de 1948, y cuando unas horas más tarde su madre muere como consecuencia de una hemorragia. La muerte de la madre convivirá con el poeta Guinda toda la vida y una sensación de abandono irá creciendo y creciendo con el paso de los años; siempre aflorará en su poética la muerte: «Me acostumbré a tu muerte lo mismo que a mi vida». Este periodo tan vital para cualquier ser humano tuvo un gran peso para Guinda, tras sentirse abandonado, sin madre y con una madrastra, más tarde, que nada quiere saber de él, con la aquiescencia del padre.
El autor nos presenta todos los matices existenciales de Ángel Guinda.
Una infancia marcada, como bien recoge J. Benito Fernández en estas páginas, por el desamparo y que deriva en ser semilla de una sensibilidad extrema que florecerá como un suculento fruto poético: «De mi infancia conservo / el sabor de las almendras amargas, / el bandear campanas los domingos, / los pantalones cortos, las manos de Albertina, / el coche rojo de pedales, mi pericia en falsificar calificaciones, / el temor a la noche, la confianza en la luz / y una urgente necesidad / de estar entre los brazos de mi madre. / Está claro / que al recordar mi infancia esta mañana / he dejado de ser niño para siempre».
En cada capítulo de esta biografía, J. Benito se sumerge en el laberíntico y complejo existir del poeta Ángel Guinda. Para quien fuera su íntimo amigo, escritor, traductor y crítico literario Manuel Martínez-Forega, refiriéndose a esta biografía, escribe: «El verbo de Fernández nos irá revelando al poeta irreverente; al hombre cortés, afable y munífico; al universal humanista según reclamaba León Felipe; al iracundo que maldecía a quienes concebían la poesía como un negocio; al viajero; al impenitente cinéfilo; al epistolar; al amigo de sus amigos; al solidario; al amador y al amante; al anticulterano; al ludópta de la palabra; al antitópicos; al defensor del pouvoir poétique…».
En estas páginas, sin duda alguna, se evidencia no solo la rigurosidad historiográfica de J. Benito, sino la grandeza de su mirada al presentarnos todos los matices existenciales de Ángel Guinda, tanto en lo humano como en lo poético. Entiendo que Las claves de lo oscuro no es una biografía más, sino que su lectura se hace imprescindible para todo aquel que quiera conocer el acontecer de Ángel Guinda, que equivale a decir de su concepción del amor, de la mujer y de la muerte: «Escribo para no morir; sin embargo, me quito la vida en lo que escribo».

Retrato de madurez de Ángel Guinda (Zaragoza, 1948 – Madrid, 2022)
Casi imposible es resumir en este espacio toda una existencia, pero puedo asegurar que quienes se acerquen a las páginas de este libro encontrarán verdad y coherencia, matices, una extraordinaria sensibilidad, luces y sombras de una vida llevada hasta los límites y siempre auténtica, desde la más absoluta libertad.
Benito ha sabido transmitirnos, con minuciosidad extrema, todos los pormenores de la vida y obra de Ángel Guinda, convencido de que «Si le leemos, no le dejaremos morir, porque él escribió para no morir. Y el lector vive lo que lee», y dice, además: «Ante todo, Guinda es un gran poeta romántico, escasamente hermético; denuncia la oscuridad y sostiene que el poeta está condenado a la claridad». Creo, sinceramente, que Las claves de lo oscuro están en una hoja suelta escrita a lápiz, hallada por Raquel Arroyo en casa tras la muerte de Ángel, con este poema premonitorio: «Cuando me veas dormido / en la fotografía, dentro del ataúd, / tal vez querrás traducir mi silencio. / No existe diccionario de silencios, / pero existen diccionario de recuerdos».
Bien sabe J. Benito Fernández que haber recorrido con él este trayecto vital del poeta Ángel Guinda quedará, no me cabe la menor duda, en el recuerdo imperecedero de cada lector de esta sobresaliente biografía.
Las claves de lo oscuro. Biografía de Ángel Guinda, J. Benito Fernández, Olifante, Madrid, 440 páginas, 24,99 euros.
EL AUTOR
JOSÉ ANTONIO SANTANO (Baena, Córdoba, 1957) cultiva la poesía, narrativa, ensayo y crítica literaria. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería, y autor de más de veinte libros, entre los que destacan Profecía de Otoño; Exilio en Caridemo; Suerte de alquimia o Tiempo gris de cosmos, todos ellos galardonados con prestigiosos premios.