‘Lo que sé de Almudena’: Rafael Reig en estado puro

Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963) ofrece en Lo que sé de Almudena (Tusquets) un ejercicio literario de doble valor: el retrato y relato de una amistad literaria y la crónica del oficio de escritor en un libro escrito con el corazón, pero también con mucha cabeza.
© FERNANDO ARIZA

Rafael Reig ha escrito una elegía a su amiga, él dice que no tanto, Almudena Grandes. Y escribo elegía a pesar de la contundente prosa con que está escrito porque no es un homenaje, ni una laudatio, y aunque se presenta como una colección de anécdotas vividas con la escritora, en realidad se trata de un llanto por su pérdida con la esencia de la elegía clásica. Lo que significa que el centro del relato no es Almudena Grandes, sino Rafael Reig. Y me explico. Como buena elegía clásica, el protagonista no es el difunto, sino quien lo canta y el conflicto narrativo no está en la vida del primero sino en las emociones y pensamientos que la pérdida produce en el segundo. Por supuesto que para entender la pérdida, hace falta conocer su motivo, por lo que la novelista cunde en todas sus páginas.

Y aunque haya aquí mucho Reig, este libro se distancia notablemente de su obra narrativa, tan imaginativa y ficcional, pero se asocia a su libro de más aliento autobiográfico, Amor intempestivo (2020), obra que tiene también algo de homenaje y de elegía. Diría que el nexo entre ambos está en el magnífico juego de intertextualidad que se crea cuando Rafael viste la única chaqueta de su padre, rescatada del incendio.

Ambos autores compartían editorial: Tusquets

Ambos libros comparten tono, voz narrativa y mucha biografía del autor. Si en Amor intempestivo se dedicó a los años de formación, en este se describen los frutos de la madurez. Pero, insisto, Almudena Grandes no es una excusa sino un pilar. Su presencia es prueba del gran homenaje que Reig le rinde, pues nos viene a decir que fue una figura clave en su trayectoria narrativa y vital. El propio autor la describe como mentora, y no solo porque le abrió las puertas de Tusquets (unas puertas importantes; no es frecuente encontrar a un autor que hable con tanto afecto de su editorial y de su editor), sino también por las numerosas conversaciones literarias que mantuvieron, tanto sobre lecturas compartidas, como de sus propias obras. El capítulo donde Grandes le explica la composición de una novela utilizando la metáfora de una casa de vecinos es brillante.

No solo es un libro sobre Almudena Grandes, sino también una obra en la que la escritora se filtra a través de la mirada de Reig. En un momento dado, hablando de una experiencia que la novelista le contó de cuando era joven, el autor escribe que «ese es otro álbum de fotos, el de las cosas que no sé de Almudena, que es mucho más voluminoso que este, el de las pocas cosas que sí conozco. Y solo me he propuesto hablar de lo que sé de Almudena». Un gesto sacrificado y deliberadamente limitado, pues evita utilizar fuentes secundarias (sean estas orales o escritas, incluso proviniendo directamente de la novelista). El resultado, como decía, no es ningún libro que nos explique a Almudena Grandes en su totalidad, pero sí un libro que nos muestra una imagen suya con el foco reducido, impresionista y atento de la mirada del excepcional observador que es Rafael Reig. No está toda Almudena, pero está Almudena toda.

Lo que sé de Almudena me parece un libro muy apropiado para reseñar en esta revista vinculada a Asociación Colegial de Escritores pues muchas de las historias que esta describe se desarrollan en el agitado mar del oficio literario: escritura, edición y venta de libros. El autor es un homo litteratus en estado puro, y lo demuestra con su pasión a la hora de desarrollar tanto su rutina como escritor, como los acontecimientos paralelos al oficio: los bolos, que él llama —premios literarios (es excelente el relato de la concesión del Tusquets en 2010 a su novela Todo está perdonado), firma de libros, ferias, presentaciones propias o ajenas, experiencias como miembros del jurado y viajes promocionales—. Incluso se permite hablar, sin pudor y con mucha enjundia, del salario del escritor.

Reig es un autor muy espacial. Diría que le gusta describir el suelo que pisa, el horizonte que ve. Su Madrid distópico y portuario se derramó a lo largo de varias novelas y para complicarlo todo creó en Cualquier pequeña cosa (2024) todo un país ficticio, Dragonera. En este libro hay dos territorios físicos y emocionales: el centro de Madrid con la plaza de Olavide como lugar de encuentro de aquellos padres jóvenes que fueron Almudena y Luis García Montero, Rafael y Violeta; y Cercedilla, una vez liberados de las ligaduras y alegrías de la infancia de sus hijas. Entre ambos lugares y tiempos se desarrollan dos amistades, la primera más circunstancial, tal vez incluso divertida; la segunda asentada y tranquila.

Como buena elegía, el centro de relato no es Almudena Grandes, sino Rafael Reig.

A pesar de las diferencias con sus novelas, Lo que sé de Almudena mantiene con orgullo el sello personal del humor. Los pensamientos melancólicos tienen que estar allí, por supuesto, pero parece que Reig prefiere recordar los momentos más divertidos entre ambos. Como él mismo escribe, llora mucho, pero en secreto. Con su estilo habitual, pulcro y riguroso y a la vez oral y rebelde, describe escenas divertidísimas como la representación del quijotesco viaje en Clavileño (protagonizado por Grandes y Reig), el rescate de la «dama en peligro» en la Cuesta de la Erilla o la aventura de la maleta en México, un texto antológico.

Ya se han escrito varios libros sobre Almudena Grandes, su vida y su obra, y muchos más que se escribirán. En este, apenas tenemos datos, no hay bibliografía y no se pretende demostrar nada. Simplemente está Almudena, con una vida propia que solo un buen narrador puede crear.

Lo que sé de Almudena, Rafael Reig, Tusquets, mayo 2025, 232 páginas, 19,90 €.


EL AUTOR

FERNANDO ARIZA  (Madrid, 1978) es doctor en Filología hispánica por la Universidad Complutense, docente universitario, escritor y crítico literario. Además de numerosos artículos y capítulos ha publicado más de una decena de libros entre novelas, ensayos y ediciones críticas. Sus últimas publicaciones son El pensamiento narrativo (Sílex) y Construyendo puentes: la travesía de la narrativa española en los Estados Unidos (1870-1975), en Comares. Es socio de ACE.