«Los ojos deseados», de José Antonio Sáez

El autor aborda el último libro del poeta José Antonio Sáez constituido por una colección de poemas en prosa. Su título: Los ojos deseados. «Un texto fundamentalmente intimista, espiritual, místico».
© JOSÉ ANTONIO SANTANO

Creo que es hora de hablar de lo diferente, de aquello que escapa a la clónico y ortodoxo, a la hegemonía que el sistema impone, sin otro criterio que el de hacer iguales a quienes por naturaleza no lo son y no podrán serlo nunca. El ser humano, la valía de serlo no es otra que su capacidad para pensar y ser en lo diferente aun manteniendo su condición humana, el sentido común y el raciocinio. Además, y dentro de su propio género, la suficiencia para distinguirse del resto de sus congéneres, sin dejar a un lado la pretensión de conquistar, en la medida de lo posible, la igualdad social mediante mecanismos de solidaridad. En ese ir y venir del hombre al pensamiento y la praxis vital, tiene mucho que ver la ética, tan relacionada con la espiritualidad, con la interiorización del mundo que nos rodea. Así ha sido a través de los siglos y así debe ser ahora y siempre. Pues bien, algo de todo esto pasa también con la poesía, aunque salvando las distancias con la filosofía, y que debe ser analizado en su exacto término. Ciertamente en este aspecto la tónica imperante en nuestros días la hegemonía de un determinado canon, de lo clónico y ortodoxo, frente a lo distinto y diferencial, merma las posibilidades de desarrollo de quienes enarbolan la bandera de la heterodoxia, tan necesaria en una sociedad que se precie. Precisamente ocurre que, la fuerza de una poesía que no se debe sino a la singular voz de su autor, choca con la que persigue el éxito a cualquier precio o la conformación de un estatus social de primacía. La imposición de un canon establecido frente a la libertad de construir un mundo, el mundo propio del poeta. Esa es la cuestión. Y en estas estamos todavía y después del fracaso de determinados grupos por querer imponer su inamovible criterio. Sin embargo, alegra saber que existen poetas que, manteniendo el respeto hacia otras corrientes o movimientos -la diversidad nos enriquece a todos-, hoy día están construyendo una poética luminosa y coherente, muy a tener en cuenta.

Así el último poemario de José Antonio Sáez (Albox, Almería, 1957),  Los ojos deseados, entra de lleno en un universo de una personalidad singular. Ya desde las citas preliminares al texto en sí hallamos algunas de las claves de la poesía que contendrá este libro; por una parte el poeta sufí Jalal Al-Din Muhammad Rûmi, al escribir: «Transforma tu cuerpo entero / en visión, hazte mirada», de otra, a nuestro gran místico español San Juan de la Cruz, cuando dice: «Oh cristalina fuete, / si en esos tus semblantes plateados / formases de repente / los ojos deseados / que tengo en mis entrañas dibujados» . Y de donde nace el título de este libro, cabría aseverar que nos encontramos ante un texto fundamentalmente intimista, espiritual, místico en rigor. José Antonio Sáez nos transporta a un lugar íntimo, donde el silencio emerge por doquier y la palabra poética se jacta del paisaje del amor en la otredad, en la amada. Constituye este poemario un preámbulo y sesenta y seis perlas -nunca mejor dicho- o poemas en prosa, un número mágico y demoníaco, que bebe de la realidad y la trasciende en un ejercicio de pura belleza y amorosa entrega. La palabra, digo, en José Antonio Sáez, proyecta sobre el lector una luz fulgente e imperecedera, un temblor interno difícil de detener, el abrasamiento total del poeta con la vida, con el “nosotros” que posterga al “yo”. En cada una de estas sesenta y seis perlas hallamos una razón de ser y estar, una fuerza capaz de transformarlo todo, un mundo singular y extraño al mismo tiempo, donde los silencios burlan toda predicción de realidad. Y en todo este camino, el Amor, siempre el  Amor como único baluarte. El misterio de la palabra y el descubrimiento en cada una del otro: «Quien anda perdido en amor está perdido y no se encuentra más que en el Amado» (perla séptima). En su soledad el poeta se abisma en la nada y el silencio de la rutina, y en ella, en su desolador desierto, revive lo vivido y reinventa una nueva luz, su luz, la que alumbrará el camino hacia el Amor, la única verdad, su verdad: «Se burlan de mí porque no como de los manjares con que vienen a tentar mi flaqueza y porque me visto tan modestamente que les parezco ridículo, porque mi casa es la tierra que piso y porque duermo como las aves y otras criaturas, bajo los arcos de los puentes que ha erigido sobre las orillas de los ríos… Mas, sólo yo estoy en el secreto de que soy el iluminado por dentro, el atravesado por la luz, y mi única locura es por Aquél de quien ando en amor» (perla novena). Todas estas perlas, sin exclusión, nos presentan un lirismo poco común en los tiempos que corren.

Ajeno a las modas y a una poética hegemónica general, José Antonio Sáez ha sabido construir un universo tan íntimo como diferente, singular y único, en el que su voz permanece aún limpia y pura. Es el poeta quien nos redescubre la poesía en su más esencial concepto, en su candor más absoluto. Sáez es un poeta en su sentido más amplio, conoce la técnica pero también, y quizá lo más importante, la manera de contagiar al lector de los afectos, de la emoción y el intimismo o la mística capaz de generar ese abrasamiento de la palabra, el “tú” y el “nosotros” trascendido en el que se convierte el “yo” primigenio: es la palabra del poeta en su absoluta desnudez:  «Cae la tarde sobre los ojos de los iluminados. Se apagan las pupilas agotadas de tanto atrapar la luz que refleja la claridad en el remanso de las aguas dormidas. Así mi alma va, llevada por la música que escucho como avenida de otra más alta esfera que ésta en donde dejo reposar las platas de mis pieis desnudos. Pues él me dijo: “Descálzate, porque la tierra que pisas es sagrada”. Y yo me desprendí de las sandalias que calzaba para sentir la tierra que ardía bajo mis pies cansados de tanto deambular en busca del Amado».

Los ojos deseados    
José Antonio Sáez
Alhulia. Granada, 2019. 


EL AUTOR

JOSÉ ANTONIO SANTANO (Baena, Córdoba, 1957), cultiva la poesía, narrativa, ensayo y crítica literaria. Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería, y autor de más de 20 libros, entre los que destacan: Profecía de Otoño. Premio Internacional de Poesía “Barro”. (Sevilla, 1994); Exilio en Caridemo. Premio Ciudad de El Ejido de Poesía 1995 (IEA, Almería, 1998), Íntima heredad. Accésit Premio Internacional de Poesía Rosalía de Castro,(Endymion, Madrid, 1998), La piedra escrita (Alhulia. Salobreña, 2000), finalista Premio Nacional de la Crítica 2000, Suerte de alquimia (Alhulia. Salobreña, 2003), finalista del Premio Andalucía de la Crítica 2003, Trasmar, de narrativa (Alhulia, Salobreña, 2005), Premio Andalucía de la Crítica “Ópera Prima” 2005; Las edades de arcilla (Alhulia, Salobreña, 2005); Razón de ser. X Premio Internacional de poesía “Luis Feria” 2008, Caleidoscopio (IEA, 2010), Estación Sur (Alhulia, 2012), Tiempo gris de cosmos. Premio Gremio de Libreros de Almería al mejor libro de poesía 2014, (Nazarí,Granada, 2014), Memorial de silencios. Ediciones en Huida (Sevilla, 2014), Los silencios de La Cava (Alhulia, 2015),  La voz ausente (Alhulia, 2017), Lunas de oriente (Ediciones Dauro, 2018) y Cielo y Chanca (2019). Textos suyos han sido traducidos al catalán, euskera, gallego, inglés, francés, italiano, búlgaro, rumano, ruso, alemán, portugués, griego, árabe y chino. Actualmente es miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios y de las Juntas Directivas de ACE-A (Asociación Colegial de Escritores de España, Sección Autónoma de Andalucía), AAEC (Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios). Asimismo es cofundador de Humanismo Solidario y miembro de la junta directiva de la Asociación Internacional Humanismo Solidario.