‘Cartografía de nadie’: un viaje a las raíces de la experiencia humana

Juan Herrero Diéguez se consolida como poeta en su tercera entrega lírica. Una Cartografía de nadie (Rialp) que le valió el último premio Adonais y donde demuestra su honda formación clásica, pero también su capacidad para jugar con los recursos poéticos para indagar en los pliegues más reveladores de la memoria. 

Por Jesús Cárdenas

Juan Herrero Diéguez, nacido en 1993, irrumpe en el panorama literario contemporáneo como una voz singular, un autor que, a pesar de su juventud, exhibe una propuesta estética sólidamente fundamentada. El discurso poético de este escritor vallisoletano se adscribe a una corriente de corte realista, aunque es preciso aclarar que este realismo no se manifiesta como un reportaje fiel de la realidad ni como una mera reproducción mimética del entorno. Más bien, su realismo se revela en la honestidad y la franqueza con las que aborda la complejidad de la experiencia humana, explorando sus intrincadas contradicciones internas, sus anhelos más profundos y sus inevitables desilusiones.

Esta incansable búsqueda de autenticidad se entrelaza de manera inextricable con una profunda veneración por la tradición lírica. Herrero Diéguez se adhiere a esta tradición con convicción, pero sin caer en una aceptación acrítica ni en una imitación servil. Su respeto por el legado literario se manifiesta de manera palpable en su elección de la prosodia. El poeta se inclina por la silva blanca, con una notable preferencia por el ritmo cadencioso del endecasílabo.

Publica Ediciones Rialp

Sin embargo, en Cartografía de nadie, su obra más reciente y merecedora de reconocimiento, se aprecia una cierta permeabilidad hacia formatos más libres y experimentales. Encontramos fragmentos que se aproximan al versículo, delineados con una acentuación rítmica que recuerda la musicalidad de la poesía latina. Esta singular combinación de formas clásicas y una apertura audaz a la innovación sugiere una constante búsqueda de nuevos recursos expresivos, una exploración continua que, sin embargo, nunca llega a renegar de las raíces profundas de la tradición.

Cartografía de nadie constituye la tercera entrega poética de Herrero Diéguez. Su debut literario se produjo con la publicación de Un verano en la orilla del teatro, en 2019, una obra impregnada de pasión desbordada y un cierto dramatismo. En esta primera incursión en el mundo de la poesía, el autor demostró su capacidad para trascender las convenciones establecidas, incluyendo un soneto blanco y un senryū de matiz erótico que rompía con los moldes preestablecidos: («Por ver a dios / hago pan de tu sexo / y mis pecados»). Esta osadía formal y temática prefiguraba la libertad creativa que definiría su obra subsiguiente. En 2021, vio la luz A pesar de la lluvia, un conjunto de poemas que revelaba su habilidad para superar la mera anécdota y construir una reflexión poética profunda sobre la identidad, la memoria y el paisaje que nos rodea.

Cartografía de nadie se inicia con un poema pórtico que, sin embargo, elude las convenciones típicas de este tipo de textos. Herrero Diéguez, fiel a su espíritu juguetón y a su deseo de subvertir las expectativas del lector, evita la declaración formal de principios estéticos que suele caracterizar a este tipo de composiciones. En su lugar, propone una serie de «autoconsejos» expresados en infinitivo, que funcionan como una especie de guía de conducta para el lector: «Aprender a observar, no levantar la voz / abrazar el encuentro / que sorprende en mitad de cada búsqueda».

Estos versos iniciales, más que definir una estética determinada, proponen una actitud ante la vida, una forma de relacionarse con el mundo y con la propia experiencia vital: importa el disfrute del camino, la capacidad de asombrarse y de dejarse sorprender por lo inesperado. El poema prosigue explorando la idea de «Hablar sobre los mapas desde los extravíos», una alusión directa al núcleo conceptual que articula el título del libro y que invita a reflexionar sobre la naturaleza de la búsqueda y el inevitable desorientación que la acompaña.

Herrero Diéguez es un maestro en indagar en la memoria y evocar la nostalgia.

A continuación, el poemario se estructura en tres secciones: las dos primeras, tituladas «Ausencias» y «El otro lado», presentan una extensión bastante equilibrada e incluso comparten entre sí diferentes mecanismos de cohesión léxico-semánticos, creando una sensación de unidad y continuidad. La tercera, «El regreso», más breve que las anteriores, viene a redondear la estructura, refrescando la capacidad de contar historias sin caer en lo banal ni en lo predecible.

Todo el conjunto de Cartografía de nadie está cuidadosamente cohesionado, y Herrero Diéguez establece un diálogo enriquecedor entre la lectura del poema homérico y la experiencia de la existencia cotidiana, fusionando lo universal con lo individual, lo épico con lo íntimo. De este fértil trasfondo surge una reflexión profunda sobre la condición humana en el complejo mundo en el que vivimos.

Las apariencias engañosas y la omnipresencia de la mentira, así como la búsqueda constante de la identidad, retomando el núcleo temático central de la dramaturgia calderoniana, conforman uno de los motivos más sustanciosos del primer tramo del poemario. En este contexto, destaca el poema «Calipso en una playa de los espejismos», donde puede leerse: «Nunca supe del todo bien qué fuiste, / más allá de un naufragio / de mentiras piadosas y mensajes en visto». Igual de sobresaliente resulta el poema «Vocación de fracaso», en el que se ponen al día los cantos de sirena: «Pero no tiran hacia abajo siempre: / Las sirenas también llevan corbata, / reparten sus tarjetas personales / y se anuncian radiantes en su LinkedIn». El tono irónico de estos versos alude a la omnipresencia de las redes sociales y a la superficialidad que a menudo impera en el ámbito laboral, sugiriendo una crítica sutil a la sociedad contemporánea.

El autor nos brinda una singular combinación de formas clásicas.

Conectando con la anterior referencia clásica con un significado relacionado con la vivienda, también en el segundo tramo, en el soberbio poema «Cuanto he tomado por victoria», con versículos enlazando endecasílabos con heptasílabos: «Equivoqué el camino, decía, pues de nada / me sirven ya los cantos de sirena; / y el pasado en la punto de la lengua / tiene el regusto al hierro de una llave que nada puede abrir». Esta misma composición enlaza, a su vez, con el primer poema, sobre el consejo de disfrutar en el camino de regreso y en su conclusión, mediante un estupendo encabalgamiento y aliteraciones vocálicas que favorecen la musicalidad y la armonía: «recuerda que la vida es un regalo; / aunque su barro es frágil y el camino / más corto es el que suele / llevarnos a un ocaso más temprano / de anhelos arrastrados por la brisa».

‘Cartografía de nadie’ es el tercer poemario de Juan Herrero Diéguez, nacido en Valladolid en 1993 y profesor de Literatura en Getafe.

En este fascinante juego de reflejos entre el mito y la realidad, Herrero Diéguez no se limita a una mera actualización superficial de los motivos homéricos. El poeta introduce su propia biografía, la historia de su familia, en la trama de La Odisea, generando una tensión fértil entre lo universal y lo particular. Poemas como «Mamá ante el televisor» («Llévate algo de abrigo, llámame cuando llegues; / que si el invierno viene cuando hay que despedirse, / la memoria es camino de ida y vuelta / por brasas encendidas») o «Telemaquia» («Mi padre es lo que veo cuando hablo de mi casa, / la pelota que no ha tocado el suelo / y el miedo que le tengo yo a la muerte») revelan una faceta íntima y melancólica del autor, en la que el mito sirve como un catalizador para explorar los lazos familiares, la memoria y el paso implacable del tiempo. La universalidad del mito se convierte así en un vehículo para expresar las experiencias personales y las emociones más profundas.

Por último, el paso implacable de los años ha disuelto las primeras etapas de la vida y ha transformado la mirada frente a la atemporalidad de las cosas que siguen estando como las dejamos puede verse de manera especialmente conmovedora en poemas como «Capital de provincias», «Argos» o «Verano 1993», en cuyos últimos versos nos muestran la capacidad de Herrero Diéguez para indagar en la memoria y evocar la nostalgia por un tiempo pasado: «Vuelves a casa con los puños / llenos de arena, / el tacto lleno de canciones / y te conviertes en estatua / de sal manchada de septiembre». Estos versos finales encapsulan la esencia de la poesía de Juan Herrero Diéguez: una exploración profunda de la experiencia humana a través de la lente de la memoria, la tradición y la búsqueda constante de la belleza en lo cotidiano.

 

Cartografía de nadie, Juan Herrero Diéguez, Premio Adonáis 2024. Madrid, 2025, 76 pp.


 

EL AUTOR

JESÚS CÁRDENAS (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1973) es profesor de Lengua Castellana y Literatura. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla.

Como investigador literario, ha escrito ensayos y dado conferencias sobre Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, García Lorca, Pier Paolo Pasolini… Como crítico literario colabora con reseñas en diferentes revistas literarias.

Hasta la actualidad es autor de los libros de poemas: La luz de entre los cipreses (Sevilla, 2012), Mudanzas de lo azul (Madrid, 2013), Después de la música (Madrid, 2014), Sucesión de lunas (Sevilla, 2015), Los refugios que olvidamos (Sevilla, 2016), Raíz olvido, en colaboración con Jorge Mejías (Sevilla, 2017), Los falsos días (Granada, 2019) y Desvestir el cuerpo (Madrid, 2023). Es socio de ACE.