Javier Claure y la poesía de la resistencia

El poeta Javier Claure aúna en ¿De qué espejo está hecha la vida? humanidad y poesía en una obra lírica y social que refleja la realidad, la emoción y la condición universal del ser humano.
© JOSÉ ANTONIO SANTANO

En su discurso de ingreso en la Real Academia Española, Vicente Aleixandre escribe: «El poeta es el hombre. Y todo intento de separar al poeta del hombre ha resultado siempre fallido, caído con verticalidad. Pues que del poeta, en último término, acaso no se pueda ciertamente decir, con verdad que debiera ser obvia, sino que es el hombre que además de ser hombre fuera poeta».

Edita Aliar

Enlazan estas palabras de Aleixandre con el sentir humanista del poeta boliviano, Javier Claure Covarrubias (Oruro, Bolivia), con su último libro publicado, ¿De qué espejo está hecha la vida?, una obra con dos registros bien definidos. El primero lo determina su carácter netamente lírico, profundo, meditativo sobre las cosas del mundo; el segundo, más narrativo, modulado por una poesía social unas veces, política otras y siempre humanitaria, porque para el poeta es el hombre en sí mismo, el que ríe, se duele, entristece o se rebela, desde una resistencia clarividente y potencialmente generadora de un estado crítico ante lo que viene sucediendo ante sus ojos, lo más importante.

La poesía, entendida como la conjunción de pensamiento y acción, conocimiento y emoción, es la propuesta del poeta Javier Claure. Profundizar en el hecho poético, desde la cotidiana realidad revierte en la manera de afrontar la vida, de «ser» y «estar» en el mundo. La escritora boliviana Gaby Vallejo Canedo —fallecida antes de ver este libro la luz pública— escribe en el prólogo a ¿De qué espejo está hecha la vida?: «He agradecido que su poética —tratándose de un poeta boliviano— no se detenga en las memorias de la patria, en la nostalgia de las calles, las cosas pequeñas de los pueblos que alimentaron la infancia y la juventud.

He agradecido que no sea un boliviano en el exilio —voluntario o no—, sino que el poeta que late en las palabras de Javier sea el poeta universal, que siente el mundo como habitante del mundo y que se pregunta: «¿De qué espejo está hecha la vida?». Exactamente así, como un poeta que se siente habitante del mundo, es como verá el lector al poeta que vive en cada uno de los versos que conforman este libro.

La mirada de Javier Claure es una invitación a ser otredad.

Javier Claure Covarrubias es un poeta universalista y su poesía de una humanidad sin límites. Escribe en el primer poema del libro: «Este poema / señores y señoras / es el puño en alto de Nelson Mandela… (…) Este poema / corre por mi sangre / toca timbres / corazones y ventanas / es el cántaro / desde donde vierto / mis alegrías / mis dudas / mis amores no correspondidos / mies éxitos / y mis fracasos / este bendito poema / amigos míos / da movimiento al ferrocarril / empuja al huracán encendido / que se cuela en las chimeneas», toda una declaración de intenciones. Pero no queda aquí la mirada del poeta, que va más allá, que trasciende la realidad y la hace distinta y mágica: «Conozco / el lenguaje infinito del tiempo / la potestad del trueno al amanecer / y la crueldad / en todos los rincones culposos.  // Conozco / la dureza del roble / su follaje que nace con vigor / conozco la bondad de sus ramas / la sabiduría de sus raíces / la fuerza de su tronco / para soportar tempestades / y los abismos de la existencia».

Javier Claure ejerce el periodismo en medios internacionales y es un activo escritor y poeta.

Intenso y extremadamente penetrante Javier Claure nos presenta otras realidades que viven en los márgenes y son causantes del dolor humano, de las soledades y exilios, de tal manera que unas veces acude al recuerdo de lo ya acontecido y otras huye hacia adelante en una especie de subversión que solo busca en la existencia del hombre preguntas y respuestas frente a ese espejo que es la propia vida: «La vida es la vida como un rayo en caída / plantamos árboles para ver en sus frutos nuestros sueños / guardamos recuerdos en las fotos / nada es eterno en la rueda de la existencia / nada tiene la verdad absoluta / el sable que nos protege / es también el que juzga y nos castiga». Verso a verso Javier Claure construye un monumento a la esencialidad de lo cotidiano, de las cosas sencillas, de la existencia, siempre: «Doña Efigo Omamoke / con sus ochenta y cuatro años / solía contar los árboles de su barrio / subrayaba párrafos de la Biblia / y a las palomas que llegaban a su huerto / granos de maíz les ofrecía».

La palabra vuela de un lado a otro, como también el canto amoroso: «Cantar Amor siempre muy siempre / es motor, es fogata y es clavel». La mirada de Javier Claure va más allá de sí mismo; es una invitación a ser otredad, vivir en el otro. Propone ¿De qué espejo está hecha la vida? un viaje al centro mismo del corazón y el alma humanas. Javier Claure es un poeta de variados registros, que se rebela y nos seduce con su palabra poética: «He pedido perdón / a las raíces que nutren los tallos / porque mis versos no llevaron / cántaros de agua a los sembradíos / no consiguieron la solidaridad / ni calmaron la furia de los mares».

 

¿De qué espejo está hecha la vida?, Javier Claure Covarrubias, Aliar, 2024, Granada, 80 páginas, 12 euros.


 

EL AUTOR

JOSÉ ANTONIO SANTANO (Baena, Córdoba, 1957) cultiva la poesía, narrativa, ensayo y crítica literaria. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería, y autor de más de veinte libros, entre los que destacan Profecía de Otoño; Exilio en Caridemo; Suerte de alquimia o Tiempo gris de cosmos, todos ellos galardonados con prestigiosos premios.