El día 18 de noviembre se repite una y otra vez en la vida de Tara, la protagonista de una novela que ofrece un planteamiento sugerente para hablar de la soledad y la memoria en la primera entrega de un proyecto ambicioso.
© JUAN APARICIO BELMONTE
El tiempo es el gran misterio de la vida. El espacio también es misterioso si pensamos en el confín del universo, pero en nuestro planeta parece una dimensión manejable. Basta andar unos pasos para llegar a la mercería de enfrente o tomar un avión para aterrizar en Bombay. El espacio se recorre, pero el tiempo nos recorre a nosotros, nos envejece y, finalmente, nos mata. Un cambio crucial en cómo funciona el tiempo es la base de esta novela astuta. Una mujer, tras quemarse con una estufa en una tienda de antigüedades, se pierde en un laberinto cronológico: no puede salir del 18 de noviembre.
El volumen del tiempo I (Anagrama), de la autora danesa Solvej Balle, nacida en 1962, no propone una idea nueva, sino prestada. Su inspiración es obviamente Atrapado en el tiempo, la icónica película protagonizada por Bill Murray. En este clásico contemporáneo, un Bill Murray egocéntrico se despierta cada mañana encerrado en un bucle temporal y se enfrenta a diario a la misma jornada insoportable. La película, con su mezcla de humor, perplejidad y redención, culmina como un cuento navideño, con moraleja: la bondad es la llave para escapar del ciclo interminable.
En El volumen del tiempo I el ‘día de la marmota’ es el 18 de noviembre, fecha en la que Tara, la protagonista, queda atrapada tras sufrir la quemadura. A partir de ese momento, cada amanecer la devuelve al mismo día. Se convierte en prisionera de un ciclo inexplicable.
La diferencia principal radica en el tono: si en Atrapado en el tiempo dominaba la comedia, aquí el enfoque es el misterio. La narración se construye alrededor del desconcierto de Tara, quien registra minuciosamente cada nuevo y fatídico 18 de noviembre en un dietario que sirve como hilo conductor de la novela. Su obsesión por desentrañar por qué le ocurre lo que le ocurre no solo alimenta la trama, sino que sostiene el misterio y las relaciones de Tara con su entorno inmediato; especialmente, con su marido Thomas.
La clave de esta novela entretenida está en la intriga.
En realidad, uno tiene la impresión de que la narración podría haberse sustanciado con una extensión mucho menor. Habrían bastado quince o veinte páginas para desarrollar la idea central de manera efectiva, pero entonces no tendríamos novela, claro. Hay narraciones que deben su fuerza y éxito —ya sea ante la crítica o el público— a una idea potente o a un conflicto enigmático que sostiene toda la trama.
Con ese conflicto como anzuelo, la resolución del misterio suele ser secundaria; lo importante es cómo el autor o autora utiliza ese misterio para captar la curiosidad del lector y guiarlo hasta el colofón. El Volumen del tiempo I responde precisamente a este patrón. La fuerza del enigma es tal que la falta de concisión narrativa anima a seguir leyendo. Luego quizás la resolución no esté a la altura de las expectativas, pero es la única posible si la autora es inteligente (y lo es).
No puedo evitar pensar en una obra que, aunque no es una novela y en nada se parece a esta, ilustra esta idea a la perfección: El increíble hombre menguante. Contemplamos fascinados esta película no solo por las peripecias del protagonista mientras reduce su tamaño y es atacado por roedores e insectos, sino también por el misterio central. ¿Por qué le ocurre lo que le ocurre? ¿Cuál es la causa de su desgracia?
¿Se puede reinventar una fórmula tan sólida sin sucumbir a la sombra del original? ¿Hacer un nuevo Hombre menguante sin que el peso del primero repercuta negativamente en la recepción del segundo? Sí, claro: en literatura todo es posible, siempre y cuando la idea central se reformule o se aborde desde otra perspectiva. El increíble hombre menguante, por ejemplo, podría menguar de otra manera, sin tragedia, en clave cómica.
El volumen del tiempo I es una novela entretenida, que utiliza con astucia una idea tomada de Atrapado en el tiempo. No se centra en el humor ni en la moraleja, sino en un ámbito que parece a priori más filosófico, aunque no lo es. Su clave está en la intriga. Hay otros seis volúmenes en vías de traducción para quien guste de la fórmula.
El volumen del tiempo I, Solvej Balle, Anagrama, 2024, 184 páginas.
EL AUTOR
JUAN APARICIO BELMONTE es un escritor español nacido en Londres en diciembre de 1971 aunque reside en Madrid. Trabaja como profesor de escritura creativa en diversas academias y colabora en medios como 20 minutos, entre otros. También es viñetista de República de las Letras con su firma satírica Superantipático.
Como escritor, es habitual de sellos prestigiosos como Siruela, donde destacan novelas como Un amigo en la ciudad (2013) o su última publicación en narrativa, Pensilvania (2022).