‘Frío polar’, el poemario que Isabel Bono escribió por Antonio Muñoz Quintana

La poeta y narradora Isabel Bono (Málaga, 1964) presentó el pasado 27 de noviembre, en la librería Rafael Alberti de Madrid, su poemario Frío polar (Tusquets), que escribió empujada por la muerte de su amigo, el poeta Antonio Muñoz Quintana.
© REDACCIÓN ACE

Isabel Bono es una poeta cálida y, a juzgar por sus palabras sobre Antonio Muñoz Quintana (Málaga, 1969-2014), él también lo era. Y si el título del poemario presentado en Madrid, Frío polar, remite a temperaturas extremas, se trata de un guiño a uno de los diálogos que mantenían, en sus paseos a distinta velocidad, que diría Battiato, por las riberas del Guadalmedina, casi seco, pero no del todo.

«¡Qué frío!», se quejaba Bono en cuanto las temperaturas se escapaban de la eterna primavera malagueña (esto es, unos 14º) y Muñoz Quintana, respondía, jocoso, «sí, frío polar».

Un detalle que retrata la sensibilidad de este poeta de corta vida pero de alma generosa, a juzgar por la huella que dejó en Bono y en quienes lo trataron. Aunque hay una lectura más grave, de frío de verdad, que cala el tuétano, como se verá más adelante. Y que también explica el porqué del título.

«Al dolor por su marcha se suma también la pena de que el mundo se pierda un poeta como él», se lamentó Bono. Aunque no se perdió del todo, ya que apenas dos años después de su muerte se editó su obra completa. De esa producción, Isabel Bono destaca Canciones para un pequeño circo ruso y Miedo a los perros. Textos calificados, en otros foros, como «extraordinarios».

Isabel Bono y Juanjo Martín Ramos, en la Alberti. Foto: Pablo de los Ríos

El acto contó con la participación de Juanjo Martín Ramos que se refirió a las preferencias artísticas de Bono para definir el espíritu de Bono, de esa domesticidad entre «cálida y desolada». Como los cuadros del pintor danés Carl Vilhelm Holsøe y sus mujeres de espaldas mirando hacia la pared.

Un contexto, el de Frío polar, en el que la habitación propia se ha roto, ha saltado por los aires, las paredes se han vuelto transparentes, y lo externo y lo interno se vuelve confuso. Y que le recordó a una obra de parecido título, El libro del frío, de Antonio Gamoneda.

Según Martín Ramos, el libro de Bono se puede leer como una cartografía de un no-lugar, e Isabel Bono crea un mapa de ese no lugar. Además, es el ritual de una despedida en el que la poesía aparece como un ejercicio de renombramiento. Y, finalmente, la clave en que se puede leer Frío polar, además de como réquiem o elegía, es también una actualización del mito de Orfeo: la búsqueda de quien ya ha viajado al Hades y a quien se intenta rescatar.

Isabel Bono, con su ironía y cercanía antisolemne que le caracteriza, quitó hierro a los comentarios hermenéuticos de Martín Ramos, aunque reconoció que las lecturas van dejando capas y eso acaba aflorando, quizá de modo inconsciente, en la escritura.

«Estoy solo en un país frío». Esto se lo soltó Muñoz Quintana en una de sus conversaciones de poesía en la cocina, mientras el mundo hace ruido y fútbol. Y su amigo le contestó que tenía que usar eso para algo, un poema, un relato, una novela. Pero no lo vería más y Antonio Muñoz Quintana no escribiría nada nunca con eso, así que lo hizo Isabel Bono en su lugar, escribir el poemario que su mejor amigo habría escrito. «De todos mis poemarios, este es el que más voluntad de libro tiene», dijo Bono.

Desde que ganó el premio Café Gijón con ‘Una casa en Bleturge’ (2017), Bono combina la narrativa con la poesía.

De un modo más ligero y cercano, la autora de Frío polar reconoció que con este libro se cumplían tres sueños:

  1. Ser Marginal de Tusquets. Aunque la colección se llame también «Nuevos textos sagrados», en la contracubierta se mantiene lo de «Marginales». Pasa así a formar parte del mismo catálogo que un Samuel Beckett al que leí con veinte años.
  2. Que Fernando Luis Chivite le haga un prólogo. (En el que habla de la cabaña [Bono hablaría luego de burbuja o iglú] que ha sabido construirse la poeta para escribir desde allí).
  3. Que Federico del Barrio le haya hecho la viñeta de cubierta.

Y concluyó el acto con la lectura del poema Frío polar, que comienza así

 

ESTOY en un país muy frío y estoy solo

he venido a incendiar este lugar con mi antorcha
nadie me sigue
atrás quedan los perros
las noches de circo
las noches sin oxígeno
las persianas bajadas
el horizonte las grúas las antenas
el mar entre los edificios
atrás queda el mundo, vuestro mundo
cargado de ruido

 

[…]

 

Con prólogo de FL Chivite.

 

 

Frío polar, Isabel Bono, prólogo de Fernando Luis Chivite, noviembre 2024, 152 pp.

Presentado el pasado 27 de noviembre en la librería Rafael Alberti. Puedes ver el video del evento pinchando aquí.