Un delicado roce del tiempo

El autor alaba la delicadeza de esta nueva obra de Ryoko Sekiguchi (Tokio, 1970), escritora japonesa que escribe sus libros en francés, y que en esta última entrega se dedica a los matices del paso del tiempo, con la riqueza que aporta al fluir cotidiano, más aún si se acompaña de amor por la gastronomía.
© MIGUEL ÁNGEL SERRANO

Confieso que siempre que encuentro una reflexión sobre la cultura japonesa me siento atraído por ella: es un vicio de lector y de reseñista, que nació desde la primera lectura del maravilloso El elogio de la sombra de Tanizaki. El libro de Ryoko Sekiguchi tiene algunas de esas características propias de una cultura con siglos de tradición estética y reflexiva y con una obsesión por la fisicidad que resulta casi exótica para nosotros. Por ejemplo, la sutileza y la estricta precisión de algunos de los términos del mundo real, de los objetos y sensaciones, que utilizan y de las sensaciones o pensamientos que tratan de instilar en la mente del lector.

El libro es también una celebración de la gastronomía.

El libro es una reflexión sobre las estaciones del año como conductoras de la vida humana. Para referirse a las mismas, los japoneses manejan tres conceptos: Hashiri, Sakari y Nagori. Respectivamente, serían los primeros frutos, la plena temporada y el final de la temporada o esa nostalgia por la estación que termina. Cambian los sabores, las sensaciones y temperaturas, lo idea misma del tacto o el gusto (imagine el lector una manzana verde, madura y pasada…).

Cierto es que los humanos, en su empeño de dominar la naturaleza, se han librado del yugo de la temporalidad y pueden comer melones en invierno o mandarinas en verano simplemente trayéndolas de otros lugares en los que transcurra la temporada adecuada, pero esa vida de estación (con el otoño como una época de escasez de verdura, por ejemplo) nos permitía entender mejor nuestro propio tránsito, incluso aunque a veces el cuerpo y el ambiente no estén del todo coordinados…

En ese sentido, la autora maneja todo el catálogo posible de las estaciones y su influencia. Es especialmente interesante su reflexión sobre las estaciones como rectoras, incluso dictadoras, de cómo se compone un haiku: es fascinante como el haiku clásico (y esto es un asunto serio en Japón) se ve determinado siempre por la estación mediante algún nombre o verbo estacional (golondrinas, nieve, rocío…).

Describe Sekiguchi, no sin cierta perplejidad, cómo esa rigidez supone también una cierta incapacidad para el pensamiento lineal o histórico: por ejemplo, se asume que catástrofes provocadas por el hombre, como la bomba de Hiroshima, tendrían la misma sensación, o tendrían la misma palabra de estación, por así decirlo, que un acontecimiento natural, lo cual es bastante extraño para un occidental. Implica que es algo sobrevenido, como la tormenta o la amanecida.

La autora maneja todo el catálogo posible de las estaciones y su influencia.
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Ryoko Sekiguchi.

Es también una celebración de la gastronomía, de las recetas de todo tipo, de cómo comemos, de cómo trabajamos y de cómo nos sentimos respecto a la comida de temporada, sea esta la del principio, la de la plenitud o la de la estación que termina, o de la que se ha liberado del yugo de la estacionalidad (como las conservas o la salmueras). En este volumen, que se lee, o diría mejor que se paladea, ocurre lo usual de los buenos libros:  al final de los mismos se tiene Nagori del texto que termina. Nostalgia del libro que cerramos.

La propia autora narra su peripecia en Italia, en la que, para despedirse en una estancia en Florencia, prepara para sus amigos la cena de los cien ingredientes. Esa delicadeza y amor al detalle son lo que hacen de este libro algo realmente interesante y divertido y, además, más profundo de lo que podría parecer. Recomendable. Aunque sería más preciso decir delicioso.

 

 

Nagori. La nostalgia por la estación que termina. Ryoko Sekiguchi, Periférica, 2023, 125 pp.


EL AUTOR

MIGUEL ÁNGEL SERRANO (Madrid, 1965) es narrador, poeta, crítico literario y ensayista y presidente de la European Writers Council (de la que es miembro ACE). Colabora habitualmente en medios como columnista y crítico literario. ObraLa Ciudad de las Bombas. Ensayo histórico. Ed. Temas de Hoy, 1.997. Tango. Novela. Premio Pereda de Novela Breve del Gobierno de Cantabria 1998. Ed. Pretextos 1.998. El veneno del profundo pesar. Relato. Finalista Premio Vargas Llosa NH de relatos. Edición no venal NH Hoteles. 2.002. Traducido al inglés por Bianca Southwood. Jardín de Espinos. Novela. Prólogo de Antonio Muñoz Molina. Ed. Dilema. 2.004. El hombre de bronce. Novela. Ed. El tercer nombre, 2.009. Su último libro publicado es el poemario  Un Presagio. Poemas. Ed. Bartleby, 2.013.  @poesajes / poesajes.com