El autor analiza el último libro del poeta Alfonso Berlanga (Málaga, 1948), Y todo fue mujer (Dauro), su cuarta entrega poética en un corto pero fecundo intervalo de cinco años. En él continúa la senda iniciada con las claves que caracterizan su trabajo: un hondo conocimiento de la tradición poética y una extraordinaria sensibilidad para enfrentarse a temas como el intimismo o los silencios cotidianos, sin renunciar a una vocación outsider de quien se enfrenta a los corsés de la corrección política.
© JOSÉ ANTONIO SANTANO
Ocurre que, en esto de la poesía, «no están todos los que son ni son todos los que están». Hay quien sigue empeñado en mediatizar lo insustancial o vano con gran parafernalia de posmodernidad. Pero pocos fijan la mirada en lo perdurable y profundo de lo verdaderamente poético. Quizá el poder de la literatura no se halle, como quisiéramos algunos, en la calidad del texto, en la transparencia del lenguaje, sino, desafortunadamente, en la capacidad para medrar y consolidar un canon, una ortodoxia poética plana, repetitiva por mediática y aburrida hasta la extenuación.
Berlanga Reyes sitúa a la mujer como figura central de un texto tan coherente, riguroso y extraordinariamente bello
Sin embargo, a veces sucede que hallamos, entre tanta confusión y desvarío, una voz singular, honesta y notable, con una capacidad creadora vivaz e inteligente, la del poeta Alfonso Berlanga (Málaga, 1948). Si en el año 2017 se publicaba su primer poemario Son aymara, un año después, el segundo, La casa de la Almedina, y al siguiente, un tercero, Luz y cal. Esto es, tres libros en tres años. El cuarto poemario Y todo fue mujer lo escribe Berlanga durante los días aciagos del año 2020, en plena pandemia motivada por el coronavirus.
En todos ellos, su autor nos desvela no sólo su conocimiento de la más grande tradición poética española, sino y sobre todo, la potencialidad de su personal manera de entender el hecho poético –tan alejado de la ortodoxia o canon actual–, su extraordinaria sensibilidad para tratar los temas que hasta ahora nos ha legado: intimismo lumínico en Son aymara, la palabra acompasada en el paisaje de la Almedina; los silencios cotidianos del hogar en La casa de la Almedina, o, la intensa luz en todas sus formas y sonidos en Luz y cal.
Ahora, con esta nueva entrega, Y todo fue mujer, Berlanga no viene sino a confirmar al gran poeta que lleva dentro, también al hombre que, desde el dolor y el sufrimiento del otro, se rebela y halla en la palabra la realidad de un discurso políticamente incorrecto, pero poética y humanamente justo e impecable: «Y la mujer dijo no / y aquel mandatario de su alcoba / la sometió con todos sus puñales / y ella como un rosal en flor / defiende con sus púas la curva de sus ansias / su voz rota de brumas sus labios de escarlata / sus ojos el silencio / y todas las mujeres del mundo prendidas se quedaron / al turbio desconsuelo de los astros».
En este poemario, Berlanga asume el riesgo de no caer en lo prosaico demoledor.
La mujer es, en este poemario, el centro del universo, el todo indivisible, la palabra mistérica, deslumbradora, luz y esencia de lo que está por venir. Y todo fue mujer no es el pasado en sí mismo, también es el presente y el futuro, en ella se agrupa “el ser y estar” como un hecho trascendental y único: «Y la mujer rompió el tiempo y la distancia / y el verbo se hizo hombre / y todas las miradas del mundo sucumbieron a su voz / y ya nunca más nada fue como antes». Berlanga lo expresa como mejor sabe hacerlo, con la palabra, y con ella viaja en el tiempo, a sabiendas de que en el trayecto encontrará precipicios insalvables, pero también el resplandor, ese destello de luz que nos hace más libres e iguales.
En este poemario, Berlanga asume el riesgo de no caer en lo prosaico demoledor, y lo consigue con grandes dosis de solidaria humildad, de saberse cercano al otro, de ser el otro y uno mismo, de conformar un estadio de complicidad con lo femenino nunca visto antes en la poesía, menos aún si quien lo escribe es un hombre. Berlanga es él y los otros, las otras, todas mujeres en el caso que nos ocupa, y por ello, cree en la necesidad de la ruptura con el macho empoderado proclamando sutilmente el reino de la feminidad: «Hasta aquí hemos llegado / yo ya no puedo más / ahí te quedas / casa y cuartel tu nombre / tu mirada locura. / Y la mujer se fue / y el hombre quedó desnudo y errante para siempre».
No es casual el hecho de que Berlanga Reyes haya considerado a la mujer como la figura central de un texto tan coherente, riguroso y extraordinariamente bello, como el que nos presenta ahora, porque, al fin y al cabo, queda mucho por hacer todavía, son muchas las heridas abiertas, mucho el dolor y la injusticia, el miedo acumulado, la discriminación, los silencios y la cruel violencia que sobre ellas, las mujeres, ejerce el hombre y su desnaturalizada conciencia: «Y la mujer quedó sodomizada para siempre / rendida en su dolor / huésped de la noche / hundida y humillada…
A veces hallamos, entre tanta confusión, una voz singular, honesta y notable.
Pero Berlanga, como siempre, acierta y anuncia un nuevo tiempo donde el hombre y la mujer, y viceversa, se acompañen, se ayuden mutuamente para transformar el mundo, se complementen, se fundan en un solo cuerpo y una sola alma, y en él triunfe el Amor, única y verdadera seña de identidad del género humano: «Y todo fue mujer / dulces desvelos / aroma fresco / mirada incandescente / apetito voraz / manzana abierta… Un libro, Y todo fue mujer, y un poeta, Alfonso Berlanga, que se supera con cada propuesta poética, que resurge del abismo silencioso de los días para confortarnos con la luz inextinguible de su verso.
Y todo fue mujer. Alfonso Berlanga. Ediciones Dauro, Granada, 2021.
EL AUTOR
JOSÉ ANTONIO SANTANO (Baena, Córdoba, 1957) cultiva la poesía, narrativa, ensayo y crítica literaria. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería, y autor de más de veinte libros, entre los que destacan: Profecía de Otoño. Premio Internacional de Poesía “Barro”. (Sevilla, 1994); Exilio en Caridemo. Premio Ciudad de El Ejido de Poesía 1995 (IEA, Almería, 1998), Íntima heredad. Accésit Premio Internacional de Poesía Rosalía de Castro,(Endymion, Madrid, 1998), La piedra escrita (Alhulia. Salobreña, 2000), finalista Premio Nacional de la Crítica 2000, Suerte de alquimia (Alhulia. Salobreña, 2003), finalista del Premio Andalucía de la Crítica 2003, Trasmar, de narrativa (Alhulia, Salobreña, 2005), Premio Andalucía de la Crítica “Ópera Prima” 2005; Las edades de arcilla (Alhulia, Salobreña, 2005); Razón de ser. X Premio Internacional de poesía “Luis Feria” 2008, Caleidoscopio (IEA, 2010), Estación Sur (Alhulia, 2012), Tiempo gris de cosmos. Premio Gremio de Libreros de Almería al mejor libro de poesía 2014, (Nazarí,Granada, 2014), Memorial de silencios. Ediciones en Huida (Sevilla, 2014), Los silencios de La Cava (Alhulia, 2015), La voz ausente (Alhulia, 2017), Lunas de oriente (Ediciones Dauro, 2018) y Cielo y Chanca (2019). Textos suyos han sido traducidos al catalán, euskera, gallego, inglés, francés, italiano, búlgaro, rumano, ruso, alemán, portugués, griego, árabe y chino. Actualmente es miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios y de las Juntas Directivas de ACE-A (Asociación Colegial de Escritores de España, Sección Autónoma de Andalucía), AAEC (Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios). Asimismo es cofundador de Humanismo Solidario y miembro de la junta directiva de la Asociación Internacional Humanismo Solidario.