El autor aborda la biografía de Manuel Chaves Nogales escrita por María Isabel Cintas Guillén, en una nueva edición, que ahora publica el sello Confluencias, que actualiza y completa la que en 2012 publicó la Fundación Lara.
© JUAN ÁNGEL JURISTO
La última parte de la inmensa biografía, casi mil páginas, que la filóloga María Isabel Cintas Guillén ha dedicado a Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897- Londres 1944) lleva este título como resumen de una de las trayectorias vitales más brillantes del brillante periodismo español del siglo pasado, donde la gran mayoría de los escritores colaboraban en la prensa como medio de subsistencia. Pero el caso de Chaves Nogales es distinto al de los Larra, Mariano de Cavia Julio Camba, Darío Fernández Flórez, Azorín, Pío Baroja, Valle Inclán, Ramón Gómez de la Serna… pues es un periodista de calle, al modo de un Albert Londres, pongamos por caso y por referirnos a alguien coetáneo suyo, o al de Hemingway o al de Josep Pla e incluso Josep María de Sagarra cuando realizó para El Sol, a petición de su director, José Ortega y Gasset, la corresponsalía de Berlín en 1920 realizando unos reportajes sobre la República de Weimar muy interesantes. Pero aún así, Chaves Nogales se diferencia de todos ellos en el sentido de que se acerca más a esa concepción del periodismo moderno que es el de reportero, el periodista a pie de calle, modalidad que sólo conoció el joven Josep Pla cuando fue nombrado corresponsal en Madrid de La Veu de Catalunya. Y en esto Chaves Nogales, dentro de la espléndida nómina de periodistas españoles, constituye una excepción. De ahí que ahora, que tenemos una concepción del periodismo más ligada al reporterismo y al fotorreportaje, el autor de A sangre y fuego: Héroes, bestias y mártires de España sea considerado el mejor periodista español del siglo XX. Es de suponer que esa condición de modernidad y excelencia en su trabajo de Chaves Nogales es lo que lleva ahora a esa consideración y no el de la valía literaria puesahi se entraría en controversia. Porque lo cierto es que la riqueza de firmas en el periodismo español ha sido tal que podemos de dónde tirar.
Aparte de esta enorme biografía, María Isabel Cintas Guillén fue responsable de la edición de las Obras Completas de Chaves Nogales que publicó la Fundación Luís Cernuda y la Diputación de Sevilla en 1993, referente imprescindible para el conocimiento y difusión de la obra del periodista sevillano y sin cuyo concurso no se puede entender la nueva edición realizada por Ignacio F. Garmendia publicada por Libros del Asteroide.
Editada por la Fundación Lara, esta biografía fue galardonada con el Premio Antonio Dominguez Ortiz en 2011, constituyéndose en esencial para entender la labor de Manuel Chaves Nogales en tanto en cuanto la autora ha conseguido insertar con feliz resolución su vida y obra dentro del contexto histórico en que se desarrolló, uno de los más convulsos del siglo XX un siglo pródigo en ellos. El libro hace tiempo se agotó y ahora se publica por Confluencias con gran aporte de datos nuevos que actualiza la anterior edición y profusión de fotos nuevas, algunas muy curiosas como la que hizo en 1942 con las tropas norteamericanas acantonadas en Belfast, que se estaban preparando para el Día del Desembarco.
Asistimos aquí a una historia contada con mucha aportación de datos y destacada sencillez, resaltando los aciertos señeros de Chaves Nogales en el periodismo de su tiempo, tanto en diarios como Heraldo de Madrid y, sobre todo Ahora, cuyo prestigio de objetividad, elemento extraño por nuestros pagos donde se cultivaba un periodismo de trincheras, le debe mucho a él como su labor como corresponsal que dio libros como Lo que ha quedado del imperio de los zares; Un pequeño burgués en la Rusia Roja o El maestro Juan Martínez que estaba allí o biografías como la de Juan Belmonte, matador de toros: su vida y sus hazañas. Especial atención merece porque en cierta manera representa el ideario moral de Chaves Nogales, A sangre y fuego: Héroes, bestias y mártires de España, un tremendo testimonio sobre el horror de nuestra guerra civil donde se presenta éste sin ánimo partidista alguno pero donde se pone a prueba la sagacidad analítica de este periodista que en un artículo escrito en su exilio londinense sobre los campos de concentración franquistas, celebrados bajo el signo de redención de penas por el trabajo, Chaves ve en ellos una excusa ideológica y moral para conseguir mano de obra gratis para la reconstrucción del país en condiciones de esclavitud.
Debemos tener en cuenta esta dimensión moral a la hora de entender la especial reivindicación que la figura de Chaves Nogales ha tenido en los últimos tiempos pues fue un hombre que por su condición liberal, nada que ver con lo que ahora se entiende por esa palabra, estaba muy alejado tanto de los revolucionarios marxistas y libertarios como de los fascismos varios, siendo un declarado enemigo de la concepción totalitaria de la sociedad y promoviendo siempre el diálogo, no la sumisión. Tamaña concepción se ajusta como guante a los valores que ahora promovemos como ideal de sociedad libre de utopías pero garante de ciertos aportes críticos.
Y para ello nada mejor que el reflejo de ejemplos anteriores. Esta biografía cumple con creces esta pretensión.
María Isabel Cintas Guillén. Manuel Chaves Nogales. Andar y contar I y II. Editorial Confluencias. Almería. 2021. 548 y 325 pp
EL AUTOR
JUAN ÁNGEL JURISTO Escritor, crítico y periodista. Nació en Madrid en 1951. Estudia filología española en la Universidad Complutense. Ha colaborado, entre otros medios, en El País, dirigido la revista literaria El Urogallo y la sección de cultura en El Independiente y El Sol. Ha ejercido de crítico en La Esfera, del diario El Mundo. Más tarde se incorporó a La Razón y actualmente colabora en ABCD las Artes y las Letras. Ha colaborado en las más importantes revistas literarias y culturales españolas. Es autor de los ensayos Para que duela menos (1995) y Ni mirto ni laurel (1998). Es autor de tres novelas: Detrás del sol (2006), El hilo de las marionetas (2008), Vida fingida (2012) y Dar paso (2020).
