Describir la memoria de la tribu | Sobre «El idioma de los recuerdos», de Antonio Gómez Rufo

La nueva novela de Antonio Gómez Rufo, autor que focaliza gran parte de su obra narrativa en Madrid, regresa a los territorios de la memoria. Una novela destacada entre las publicadas a lo largo de este año.
© JUAN ÁNGEL JURISTO

Antonio Gómez Rufo (Madrid, 1954) es autor de enorme versatilidad hasta el punto de poder afirmar que hay pocos géneros que no haya tocado. Vinculado a Raúl Morodo, en cuyo despacho ejerció la abogacía durante cierto tiempo, más tarde ejerció diveros cargos en el mundo de la política, siendo director del Aula de Cultura del Ayuntamiento de Madrid y del Centro Cultural de la Villa de Madrid, desde 1984 a 1987, amén de dirigir un cortometraje, El aprovechamiento industrial de los cadáveres, basado en una idea de Luís García Berlanga, personaje al que le unió una larga amistad y con el que realizó el guión de París- Tombuctú, además del guión de la serie de televisión Blasco Ibáñez, la pasión de una vida, que realizó García Berlanga. Asimismo, escribió una biografía bastante prolija y documentada sobre el director de cine valenciano.

Valga esta pequeña biografía vinculada en cierto modo al ámbito cultural para adelantarnos a una carrera literaria que se muestra ya vasta, puesto que no hay prácticamente genero que no haya practicado: desde obras de teatro, relatos cortos, biografías, artículos de prensa, novelas, que en realidad es el centro desde donde ha irradiado todas sus demás actividades y donde confluyen éstas, y ensayos, que abarcan desde semblanzas de Tierno Galván a una evocación de los juegos eróticos de los salones del siglo XVIII.Es decir, aun autor que es capaz de describir, recrear y evocar múltiples paisajes aunque sea a una ciudad, Madrid, por la que siente una pasión nada oculta, a la que haya dedicado sus páginas más sentidas.

Antonio Gómez Rufo. El idioma de los recuerdos. Ediciones B. Barcelona. 2019. 384 pp

Así, en su amplia bibliografía constan libros como Balada triste en Madrid, donde la recreación de la ciudad y sus paisanajes está muy lograda, pero si hay una novela de Gómez Rufo donde éste ha vertido todo su saber y pasión sobre la ciudad, ha sido Madrid, La novela, que publicó en 2016, y donde ha través de tres familias, los Tarazona, los Posada y los Vázquez, se da vida a unos habitantes que tuvieron que emigrar a la ciudad en la época de Felipe II y que representan los estamentos para los que fue creada la capital, el comercio, la admnistración y la cultura. En fin, una saga descomunal que abarca nada menos que tres siglos y que sirve al autor de marco para dar cuerpo al paisaje, que es el verdadero protagonista del libro, es decir, Madrid.

Cuando leí esta novela percibí el mismo gusto por el detalle y la misma pasión que en el libro ya clásico de Federico Carlos Sáinz de Robles sobre la ciudad, Madrid. La novela, con la que  la de Rufo mantiene unas connotaciones muy semejantes, lo que no es de extrañar tratándose de uno de los libros canónicos sobre la ciudad, al igual que con Edgar Neville, donde el fino trasvase del costumbrismo traspasa de lejos la herencia un tanto nefasta de Mesonero Romanos. Gómez Rufo, asimismo, se muestra distante de esa herencia: leyendo su novela se perciben ecos y gustos que tendrían que ver más con el Galdós de Fortunata y Jacinta o la trilogía de Pío Baroja, La lucha por la vida, que con esa herencia de cuadros de costumbres de consecuancias inanes.

Puede decirse que la novela de sagas, que en Cataluña adquirió siempre un relieve especial porque la burguesía gusta de las genealogías y se obsesiona con los devenires, adquiere en Gómez Rufo una característica muy especial, trasladando la nomenclatura de la burguesía a la memoria colectiva. Der ahí que, para mí, tenga esta novela en especial aprecio y la considere bajo los auspicos de narraciones como los Rougon Macquart respecto al tono que no a la realización: los 23 tomos de la obra de la saga de  Zola son, sencillamente, el resumen de toda una carrera literaria.

 El idioma de los recuerdos es la última novela de Gómez Rufo y, asimismo, está ambientada en Madrid en un momento muy especial para la historia de la ciudad, cuando ésta capitula ante las tropas franquistas y comienza la larga noche de piedra, en acertada metáfora de Celso Emilio Ferreiro para describir lo que fueron los años de la dictadura. La novela está dividida en dos partes cuyo nexo de unión son los recuerdos, la memoria, de Vicente, que da cuenta de sus años en el Madrid de la posguerra, cuando era un adolescente, desde una playa de Marbella en 1999, que calcula será el último año de su vida, cuando ésta llegue al 2000, en emblemática metáfora de los tiempos.

Gómez Rufo recrea el barrio de Salamanca que mejor conoce pues es en el que habita, el que se extiende por el entorno de Lista. Allí, en los años durtos de la posguerra el adolescente Vicente descubrirá el amor al conocer a Elena, hija de un anarquista fusilado. Hay que decir que el hermano de Vicente es un alto cargo de la Falange del sector duro, vale decir, de aquellos irreconciliables y del que la idea misma de la mala conciencia les era ajena. Gómez Rufo nos enfrenta, así, a un drama ejemplificador que ilumina aspectos insospechados y muy alejados de los fáciles esquematismos al uso.

El amor, por tanto, como único elemento capaz de inutilizar los odios. La novela, planteada así, podría gozar de todos los vicios del claroscuro, al modo en que caen tantas novelas de hoy que se inspiran en el folletín decimonónico. Gómez Rufo   apela en sus novelas a ese gusto tradicional d ella narración de inspiración total del XIX pero en sus historias late el espeíritu de su siglo. De esta manera el claroscuro melodramático se convierte en grisalla llena de matices. Como, además, el autor maneja muy bien los diálogos, no en vano tiene probada experiencia teatral, bien puede decirse que la novela alcanza cotas elevadas de verosimilitud, que es lo que pedimos a una buena narración.


EL AUTOR

JUAN ÁNGEL JURISTO Escritor, crítico y periodista. Nació en Madrid en 1951. Estudia filología española en la Universidad Complutense. Ha colaborado, entre otros medios, en El País, dirigido la revista literaria El Urogallo y la sección de cultura en El Independiente y El Sol. Ha ejercido de crítico en La Esfera, del diario El Mundo. Más tarde se incorporó a La Razón y actualmente colabora en ABCD las Artes y las Letras. Ha colaborado en las más importantes revistas literarias y culturales españolas. Es autor de los ensayos Para que duela menos (1995) y Ni mirto ni laurel (1998). Es autor de tres novelas: Detrás del sol (2006), El hilo de las marionetas (2008) y Vida fingida (2012).