Con El tesoro de Juan Morales, el poeta y narrador Antonio Hernández construye un mosaico de personajes lleno de chispa e inteligencia, mostrando su plena madurez como escritor.
© JOSÉ LUIS ESPARCIA
“Pero sucedió que en vez de acercarme yo a Juan Morales fue él quien acudió a mí. Y fue entonces cuando me contó lo del tesoro y su origen”. Y se hizo, en la página 49, la historia mágica y cautivadora en su formato.
La última novela de Antonio Hernández viene, en la línea del escritor, a ratificar la puesta en valor de ciertas referencias andalucistas, no al modo exclusivo de un compromiso social, sino sobre todo literario, referido a las fuentes temáticas y a los perfiles protagonistas adyacentes que justifican la conformación de la historia contada y sus matices regionalistas. Algo que no es novedoso en Antonio Hernández y que le convirtieron, a lo largo de los últimos treinta años, en uno de los mejores narradores de lo andaluz, no en términos de encasillamiento, sino de representatividad literaria y de estilo universalizado. Una representatividad que no solo confirma, sino que ratifica la habilidad que algunos han querido ver como compromiso con lo andaluz, y que, sin renunciar a ese compromiso, va más allá del mismo para ser compromiso universal.
Esta novela de Antonio Hernández, premio internacional ciudad de Torremolinos 2016, retoma el hilo conductor de aspectos definitorios del propio autor marcados por Vestida de novia o Sangrefría entre otras.
Una historia en la línea esencial comenzada por Antonio Hernández en sus primeras publicaciones poéticas –lenguaje que aún apuntala su narrativa- y que contiene, como anteriores novelas, ingredientes de un calado atractivo en la reciente historia de nuestro país, especialmente de Andalucía: personajes de perfiles y comportamientos identificadores de una tradición vigente, situaciones propias de una filosofía andaluza, pero también universal: ¿quién, en cualquier parte de este mundo, no ha arriesgado todo por encontrar un tesoro o disputado con la familia por meras intrascendencias? La diferencia en este caso es que el autor, al darle la dimensión que tan bien conoce de lo andaluz, teje un paño de gran atractivo, tanto en el colorido que aporta la variedad y peculiaridad de personajes, como en el hilo utilizado para marcar el camino de situaciones que llevan al lector a rincones tan inesperados como anímicamente satisfactorios por atractivamente narrados.
Esta novela de Antonio Hernández, premio internacional ciudad de Torremolinos 2016, retoma el hilo conductor de aspectos definitorios del propio autor marcados por Vestida de novia o Sangrefría entre otras, que son, a su vez, definitorios de una sociología a la que el escritor se debe con su mensaje popular en el sentido más serio del término.
Por tanto, la lectura de esta obra asegura, no solo el divertimento del que tan huérfana está la actual narrativa española -salvo excepciones-, sino el conocimiento de un escenario que, arropando un lenguaje tan atractivo, sea también ilustrativo. Y ese es el mensaje más evidente de esta novela, cuya globalidad ha de trascender, para el lector, más allá de su apariencia de pertenencia territorial.
Una novela que viene a ratificar, sin que haya necesidad de ello por lo ya avalado por la obra global de Antonio Hernández, que en España debería poderse ser reconocido al mismo nivel en los dos géneros: poesía y narrativa sin que esto despertara las suspicacias de quienes más que la literatura saben abordar la vida literaria. Las calidades de Antonio Hernández como poeta y como narrador no son excluyentes, sino complementarias en su espíritu y en su formato.
EL AUTOR
JOSÉ LUIS ESPARCIA nace en La Encina (Alicante), en 1956. Muy joven se traslada a Córdoba, donde vive muchos años, hasta trasladarse a Madrid y, en 1982, a Pinto. Ha publicado los libros de poemas: Canto de tierra, Septiembre, Ciudades, A Córdoba; la novela: La Austeridad de los Sánchez; los volúmenes de cuentos: La Confidencia, Última voluntad y otros; un libro de historia local: Historia de La Encina y su estación, junto al profesor Francisco Esteve. Incluido en numerosas antologías de poesía y narrativa, ha sido premiado en certámenes de poesía como “Oliver”, “Casa de Andalucía en Pinto” o “Ateneo de Alicante”, y de narrativa, como “Antonio Machado”, “Dulce Chacón”, “Lodosa”, “La Ortiga celeste” y otros. Imparte conferencias en España y en varios países y es colaborador de distintos periódicos y revistas.