Miguel Ángel Serrano es ensayista, novelista, poeta y, sobre todo, un hombre con una curiosidad universal. Compagina su labor creativa con su dedicación a la consultoría y el mundo empresarial. Presidente de honor del European Writer’s Council, durante su mandato ejecutivo defendió de manera incansable los derechos de los escritores, tan maltratados en la era digital. Su nuevo libro, Androiceno (Berenice), es uno de los primeros ensayos que aborda de manera profunda y crítica la irrupción de la inteligencia artificial en la creación artística y cultural. Con una mirada lúcida y valiente, Serrano no solo analiza los riesgos éticos, legales y cognitivos de la IA. También propone un nuevo marco conceptual para entender esta transformación histórica.
Sumamente perspicaz y afilado, Serrano no se limita a describir el presente: lo nombra. En su obra acuña términos como writoid, u-book o androiceno, este último en clara contraposición al Antropoceno, para señalar una nueva era donde no solo el ser humano, sino también las máquinas, determinan el rumbo del planeta y de nuestra cultura.
En esta entrevista, Miguel Ángel Serrano reflexiona sin concesiones sobre el presente y el futuro de la creación en tiempos de algoritmos y modelos de lenguaje que amenazan con disolver la autoría humana. Una conversación reveladora.
© RECAREDO VEREDAS
¿Qué es el Androiceno? ¿Tu libro plantea un futuro distópico?
No, no lo veo como una distopía. Lamentablemente, creo que es una realidad. El Androiceno es un concepto nuevo que introduzco en el libro. Supone la superación del Antropoceno. Antes era la acción humana la que determinaba el destino del planeta. Ahora son las máquinas, junto con el hombre, las que van a acelerar los cambios. Por eso, hay que empezar a tener en cuenta las decisiones que puedan tomar las máquinas. Lo preocupante es que existe una especie de fanatismo por esta tecnología.
¿Realizas, por lo tanto, una reivindicación del espíritu humano, ¿no?
Claro, ¿qué otra cosa se puede hacer? No intento ser catastrofista en el libro, pero lo que estamos viendo es como mínimo preocupante. No podemos abandonar el desarrollo cultural a programas estadísticos como esta pretendida inteligencia artificial. La cultura humana debería sobrevivir. El libro se centra sobre todo en la implicación de la IA en la cultura, de hecho el subtítulo es Escribir en la era de la inteligencia artificial, pero no quise limitarme a la literatura. El cambio es mucho más profundo, incluso cognitivo. Estamos viendo cómo la población, especialmente los niños y adolescentes, queda sujeta al diseño de estas máquinas, sin preparación crítica. Esto hay que vigilarlo.
Mencionas siete fuentes de riesgo: falta de claridad, inseguridad jurídica, inseguridad de datos, vulnerabilidad de sistemas, sesgos y problemas éticos, alucinaciones y el uso delictivo. ¿Se pueden superar estos problemas? ¿Llegaremos a una IA perfecta?
No. Por ejemplo, el problema de las alucinaciones no se ha resuelto, y da igual cuántos millones se inviertan. Cada nuevo modelo sigue alucinando porque están diseñados para darte respuestas seguras y si hace falta, mentir. No tienen un concepto de la verdad y no saben decir «no sé». Y esto es peligroso. Hay millones de ejemplos documentados. También está la inseguridad jurídica: si se ha utilizado contenido con copyright, como parece evidente, eso afecta también al usuario, que debería tener cuidado con esta vulneración. Nadie sabe con certeza qué ocurre con los datos introducidos. Aunque pagues una licencia, lo que cargas se usa para entrenar. Hay un planteamiento torcido de base que debe corregirse antes de seguir. Una IA perfecta no va a existir jamás.

Miguel Ángel Serrano (Madrid, 1965) es un hombre de letras profundamente comprometido con los derechos de los escritores.
¿Estamos permitiendo que se vulneren derechos básicos a cambio de innovación?
Sí, en parte. Incluso hay países que ya están considerando sustituir jueces por sistemas de IA. Eso elimina el poder judicial. La IA nunca sustituirá al poder ejecutivo, pero sí puede convertirse en una herramienta de control masivo. Es muy preocupante la vigilancia ilegal que ejercen grandes corporaciones mediante nuestros datos.
Comentabas en la presentación que a las grandes tecnológicas se les permite lanzar productos no testados.
Sí, lo llaman «prosumidores»: tú consumes y a la vez produces datos. A este sector se le permite todo. A veces pienso que tiene más regulación una granja que una gran tecnológica.
Y si la IA interviene en los textos, ¿se puede controlar?
Primero habría que impedir que usen material con copyright sin permiso. Hay una gran discusión sobre si debe ser un sistema opt-in (das permiso explícito) o opt-out (debes negar tu permiso). Esto último es para mí inaceptable. Es como tener que poner carteles en un huerto diciendo «estas frutas son mías aunque las puedas alcanzar». Y lo peor es que están haciendo pan con el trigo de los granjeros. Por eso digo que son gigantes que se alimentan de nuestro trabajo.
¿Qué son los u-books, es una aportación tuya muy original?
Sí, es una aportación mía. Me niego a regalarles el lenguaje. Un «libro» es un producto humano y lo que hacen estas máquinas no lo es. Un u-book es un libro diseñado específicamente para ti, basándose en tus datos, en tus interacciones en redes sociales o en tus peticiones… Puedes ser el protagonista, medir veinte centímetros más, tener superpoderes… Significa la muerte de la literatura. Leer es un acto de descubrimiento, no de reafirmación.
¿Pero es controlable?
Sí, si se quiere. Tecnológicamente es posible. Otra cosa es que haya voluntad. Las demandas contra el uso indebido ya están en marcha. No puede ser que se actúe ilegalmente y no pase nada.
¿Existe un uso sano de la IA? ¿No ayuda a democratizar el conocimiento?
Sí, hay usos sanos. Pero democratizar el conocimiento no es lo mismo que democratizar la creación. La creación no se democratiza. Es individual, aunque exista la colectiva. No es lo mismo compilar un libro con tecnología que escribirlo. Que no me digan que eso es escribir. Me niego a usar ese lenguaje. Hay usos buenos, como ocurre con todas las tecnologías. Pero no todo lo que nos venden como IA lo es.
¿Cómo se te ocurrió abordar este tema?
Como presidente del Consejo Europeo de Escritores, durante la redacción del libro desayunaba cada día con noticias sobre IA, derechos de autor, huelgas en Hollywood… Primero vino la indignación, luego decidí escribir sobre cómo afecta a la cultura y a la escritura. No me arrepiento. Creo que es necesario alzar la voz.

El autor firmará ejemplares este domingo 15 de junio en la caseta 144 de la FLM a las 19h.
¿Crees que la IA puede representar una amenaza existencial?
Ya hay drones autónomos, sin intervención humana. Teóricamente, la decisión última de utilizar un arma no puede ser autónoma, pero yo no me lo creo. Esto es parte de una guerra de quinta generación: una guerra por la cognición. Ya no se pelea solo por recursos, sino por el pensamiento. Lo ha dicho el gobierno chino. No es ciencia ficción. ¿Destruir a la humanidad como en Matrix? No lo creo. Para eso tendría que producirse la «singularidad tecnológica», y que una IA unificada gobernara el mundo. Eso no lo veo cercano. Gran parte de la inteligencia humana es emocional. Además espero que el sentido común nos salve.
¿Vas a seguir escribiendo sobre el tema?
Sí, seguiré informándome. Esta tecnología no va a desaparecer. El mercado cultural y tecnológico debe establecer normas claras. Por ejemplo, un texto generado por IA no debería tener derechos de autor, ni generar patentes. Si las tecnológicas no respetan los derechos de los escritores, ¿por qué deberíamos respetar los suyos?
¿Y el problema energético?
Es brutal. No se trata solo del consumo energético, también de talento, inversión, regulación… Está drenando recursos que podrían destinarse a otras cosas. Incluso en las consultas más banales, se consumen enormes cantidades de energía. Generar una imagen con IA consume entre 5 y 50 litros de agua, por ejemplo. Empresas como Google o Microsoft gastan más energía que muchos países. Además, son dueñas de las infraestructuras de comunicación, cables submarinos, etc. Y están presionando para mantener energías fósiles. De ahí el concepto de Androiceno; no importa el coste, hay que correr.
Androceino, escribir en la era de la inteligencia artificial, Miguel Ángel Serrano, Editorial Berenice, 2025, 320 pp, 21 €.
EL AUTOR
RECAREDO VEREDAS (Madrid, 1970) ha estudiado Derecho, Edición y Creación Literaria. Ha publicado diez libros. Incluye los poemarios Nadar en agua helada (Bartleby, 2012) y Esa franja de luz (Bartleby, 2019), el ensayo No es para tanto (Sílex, 2016), la recopilación de testimonios Todo es verdad (Sílex, 2020), las novelas Deudas vencidas (Salto de Página, 2014) y Amores torcidos (Tres Hermanas, 2021), las colecciones de relatos Actos imperdonables (Bartleby, 2013) y Pendiente (Dilema-Escuela de Letras 2004) y el manual Cómo escribir un relato y publicarlo (Dilema-Escuela de Letras, 2006). Ha trabajado para diversas editoriales, entre las que destaca Alfaguara. Ha sido profesor en la Escuela de Letras y en Fuentetaja. Ha reseñado, entre otros medios, en Quimera, ABC, Política Exterior, Letras Libres y Revista de Letras. Su última publicación tras Vida después del sueño (Sílex, 2021), co-escrita con el editor Ramiro Domínguez Hernanz, es Soberbia (De Conatus, 2024).