Desentrañando el balbuceo de lo incomprensible (contra los herederos de Eróstrato)

En Los impostores (Pre-Textos), Paco Carreño analiza la búsqueda contemporánea de fama como síntoma de vacío existencial, en un texto que le sirve para defender el lenguaje, la verdad y la sensibilidad poética.
© MARTÍN RODRÍGUEZ-GAONA

Uno de los méritos de Los impostores de Paco Carreño (Madrid, 1966) está en dedicar todo un ensayo ambicioso y sostenido a preguntas que, más que una respuesta, pretenden acercarnos a la sospecha de que aún es posible cierta verdad. Para esto, el poeta —ahora ensayista— nos pide confiar en el lenguaje: en su poder y también en sus limitaciones y dudas. De este modo, aterriza el vuelo filosófico, dirigiéndose a lo concreto, a lo teratológico y a lo banal.

Mas Carreño convoca a un heteróclito conjunto de voces y referencias para desarrollar sus argumentos. Así, en su estrategia, resulta decisivo el regreso a las raíces para encontrar el origen del impasse: la confluencia entre Eróstrato (cierta revisión y desmitificación del mundo clásico) y Karl Kraus (la decadencia e instrumentalización de la palabra a través de la prensa).

Mas detengámonos en Eróstrato, el incendiario que destruyó el templo de Artemisa de Éfeso, una de las siete maravillas del mundo antiguo, con el fin de hacerse famoso. Los impostores del libro de Carreño son quienes han seguido a Eróstrato y anhelan integrarse a un simulacro global. En su desesperada autorrepresentación, sin otro sentido fuera del que otorgan terceros (sean público, voyeurs o testigos), estos individuos pretenden encontrar cierta clase de consuelo, casi siempre inane, pero ocasionalmente violento y autodestructivo como respuesta a su no existencia.

Estamos refiriéndonos a los nietos y bisnietos de los hombres huecos y sin atributos que, hace un siglo, describieran T. S. Eliot y Robert Musil. No obstante, precisamente estos impostores serían quienes, ante el vacío y el estupor de la incertidumbre, eligen la búsqueda de la fama o la celebridad —sin importar si efímera o maligna—, anhelando reconocerse tanto en la mirada como en el valor que otorgan otros, alcanzando así a ser parte de la actualidad, a cualquier precio.

En el siglo XXI, la versión integrada de esta sensibilidad serían los influencers, modelos y prescriptores de consumo. Pero décadas antes estarían personajes políticos y mediáticos, e incluso aquellos escritores que cultivan el populismo para proyectarse como figuras públicas. En este sentido, la megalomanía de ciertos asesinos, delincuentes, suicidas y terroristas representaría apenas la versión extrema de un mal común, y que comparten con la farándula y la prensa del corazón: quienes se amparan en instintos, circunstancias o ideales para dejar una huella —no importa si ridícula, traumática u ominosa—, pero que se ve a sí misma como memorable.

El ensayo de Paco Carreño busca establecer el diagnóstico de este tipo de sensibilidad dañada y extendida, en la que, de una u otra manera, todos nos reconocemos: casi siempre como víctimas, pero ocasionalmente también en la fantasía o la tentación. En sus páginas, claras y exigentes, sucintamente se plantea la reconstrucción histórico-filosófica de un proceso en el que se palpa la decadencia y el empobrecimiento de ciertos ideales que sentaban las bases de la subjetividad moderna.

En este sentido, Los impostores, como ensayo, puede leerse a la manera de un recuento o minucioso diagnóstico, en el que el autor —apoyado en la filosofía, la poesía y el cine— examina casos emblemáticos de un declive que pone en entredicho nociones clave como la ciudadanía y la propia humanidad. Y, pese a todo, la exposición de Paco Carreño se sobrepone al estupor y a la indiferencia, pues asume abiertamente como objetivo la denuncia y el rechazo.

Paco Carreño propone a la sensibilidad poética como modelo.

De esta manera, el libro plantea una peculiar, necesaria y valiente defensa, a contracorriente, de la tradición ilustrada y de la sensibilidad moderna, en su sentido de proyecto emancipador. Pero de ningún modo se confunde con el tono maniqueo y exaltado de un neoconservadurismo, pues, apelando a un cierto ambicioso sentido común, propone conciliar contrarios: la Ilustración y el Romanticismo, hoy compatibles y complementarios a través del propio sentido dialéctico de la modernidad.

En este giro se puede observar también una oposición a los excesos interpretativos del posmodernismo y el posestructuralismo, sobre todo en sus versiones masificadas e instrumentalizadas, las que diariamente se suceden a través de los medios de comunicación. Una crítica a la aplicación de discursos que permitieron el resquebrajamiento ético y la mercantilización de la vida, los cuerpos y las mentes.

En consecuencia, la propuesta de Los impostores, como libro, nos invita a una defensa activa de los sentidos, de la naturaleza, de la palabra y del estilo. Miradas y acciones en contra de la dictadura de lo banal y de lo efímero, de la actualidad y su sensacionalismo. Con este propósito, Paco Carreño propone a la sensibilidad poética como modelo que permite aspirar a una vida simultáneamente concreta y trascendente.

El reto consistiría, entonces, en asumir que la propia incertidumbre entrega, al mismo tiempo, la única posibilidad de una existencia plena. Así, Paco Carreño, en Los impostores, reivindica la comunicación y la búsqueda de la verdad como requisitos para restablecer el sentido. Algo que, aunque sea siempre insuficiente, contrarreste la actual hegemonía de la indiferencia, el cinismo y su prepotencia afiliada al poder.

 

Los impostores, Paco Carreño, Pre-Textos, 2024, 342 pp., 22 €.


EL AUTOR

MARTÍN RODRÍGUEZ- GAONA (Lima, 1969) ha publicado los libros de poesía  Efectos personales (Ediciones de Los Lunes, 1993), Pista de baile (El Santo Oficio, 1997), Parque infantil (Pre-Textos, 2005) y Codex de los poderes y los encantos (Olifante, 2011) y Madrid, línea circular (La Oficina de Arte y Ediciones, 2013  / Premio de poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad), y el ensayo Mejorando lo presente. Poesía española última: posmodernidad, humanismo y redes (Caballo de Troya, 2010). Ha sido becario de creación de la Residencia de Estudiantes de 1999 a 2001, y desempeñó el cargo de coordinador del área literaria de esta institución hasta 2005. También ha obtenido la beca internacional de poesía Antonio Machado de Soria en 2010. Su obra como traductor de poesía norteamericana incluye versiones como Pirografía: Poemas 1957-1985 (Visor, 2003), una selección de los primeros diez libros de John Ashbery,  La sabiduría de las brujas de John Giorno (DVD, 2008), Lorcation de Brian Dedora (Visor, 2015) y A la manera de Lorca y otros poemas de Jack Spicer (Salto de Página, 2018). Como editor ha publicado libros para el Fondo de cultura Económica de México y la Residencia de Estudiantes de Madrid. Con su último libro, La lira de las masas, obtuvo el Premio Málaga de Ensayo 2019. Su último libro de poemas publicado: Motivos fuera del tiempo: las ruinas (Pre-Textos, 2020).  Con el ensayo Contra los Influenccers: la ciudad letrada ante la corporativización ecnológica de la literatura ha ganado el premio Celia Amorós de Ensayo 2022.

 

.