El premio que cada año entrega ACE en recuerdo del escritor Ángel María de Lera (1912-1984) y en apoyo al fomento de la labor del escritor y la lectura recayó por primera vez en un programa periodístico de divulgación literaria: ‘La estación azul’, de RNE. El acto de entrega tuvo lugar el pasado 10 de diciembre, en la sede del Instituto Cervantes Madrid. A continuación, la crónica del evento.
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Nada podía salir mal con un maestro de ceremonias como el dramaturgo Pedro Víllora y así fue. La entrega del V Premio ACE – Ángel María de Lera estuvo cargada de sorpresas y de momentos para subrayar. Como esa doble coincidencia en el calendario de las efemérides que señaló Víllora, desde el escenario del salón de acto del Instituto Cervantes de Madrid. La primera: que se entregaba el premio a un programa radiofónico, La estación azul, justo cuando se cumplen cien años de las primeras emisiones de Radio Barcelona, considerado el inicio del nacimiento de la radio en España. La segunda: los cuarenta años de la muerte de Ángel María de Lera, fallecido en Madrid un 23 de julio de 1984.
Así, radio y Ángel María de Lera se fusionaban de una manera nítida, lo que motivó que se llevara a cabo una lectura dramatizada de una escrita para la radio, aún inédita y cuyos manuscritos se conservan en la Biblioteca Nacional. Gracias al trabajo de los actores Pau Cólera, Virginia de la Cruz, Jorge Simón y Juan Sánchez, La visita inesperada (también registrada como Una visita inesperada) cobró vida, voz, en directo, ante el asombro de los asistentes al acto.
Una novela de 27 capítulos, pensada para radio, y que parece escrita hoy mismo, por la actualidad de los temas que trata: violencia sexual dentro del matrimonio, corrupción inmobiliaria, abusos de poder… Tal es su actualidad y valor que, Ignacio Elguero, uno de los creadores de La estación azul (junto con Javier Lostalé, ambos presentes en el acto), anunció públicamente que RTVE estudiará la producción de ese serial radiofónico. Lo dijo en un momento bueno para la cadena pública, en ese sentido, ya que el área de Ficción Sonora acaba de ser galardonada con un premio Ondas.
La estación azul y el encuentro de los demás
«Basta sólo con que nos olvidemos del espejo en el que multiplicamos el rostro de nuestros deseos y nuestros triunfos y que salgamos al encuentro de los demás […]. Basta con que olvidemos nuestro nombre en el bautismo universal de la luz del amanecer para que, abrazados, arribemos todos a la estación azul».
La entrega del premio ACE – Ángel María de Lera estuvo trufada de ráfagas poéticas (por usar un símil radiofónico) como la anterior, leída por Pedro Víllora, procedente del poemario que daría nombre al programa radiofónico protagonista: La estación azul.
Pero antes de que los responsables actuales de dicha emisión recogieran la flamante A mayúscula del premio que entrega ACE, el director de Relaciones Internacionales del Instituto Cervantes, Luis Marina, quiso recordar el compromiso de la institución con la palabra y la literatura. Su trabajo, dijo, trataría de compensar injusticias como la que sufriera el mismísimo Miguel de Cervantes que, en el ocaso de su vida y ya conocida su gran obra, vivía en la «inopia», a juzgar por los extranjeros que iban a visitarlo.
Recordemos que «inopia», en acepción del DRAE, significa «indigencia, pobreza, escasez». Y que esta imagen que convocó Luis Marina la extrajo de Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, novela del escritor ecuatoriano Juan Montalvo, publicada en 1895.
Así, el Instituto Cervantes recalcó su compromiso de ir al encuentro de esos autores y autores que necesiten su apoyo. Actitud que compartió el siguiente invitado que subió al estrado, Manuel Rico, presidente de ACE, que comenzó su discurso señalando que, antes de la existencia del premio que lleva el nombre de Ángel María de Lera, había un espacio desierto. «El premio ACE – Ángel María de Lera nació para reconocer las actividades diversas que colaboran al fomento de la labor de los escritores y de la lectura», recordó Rico, recalcando que ACE fue fundada por el propio De Lera en los años duros del franquismo.
Idea genial y algo marciana
Llegó el momento de la entrega del premio, literalmente hablando, y el propio Rico fue el encargado de ofrecerle a Carolina Alba la carismática A mayúscula de ACE. La periodista reconoció que le hacía mucha ilusión recibir el premio, sobre todo a las puertas de que el programa cumpla un cuarto de siglo, veinticinco años de aquel primer programa con José Hierro (y su whisky) como invitado, cosa que sucederá en este 2025 que está al caer.
Y que se premiara un espacio que, ya desde sus inicios (cuando se grababa en el propio domicilio de Ignacio Elguero, con acceso a la bodega particular, lo cual a veces tenía sus riesgos), tuvo algo de «idea genial y algo marciana».
Porque hablar de poesía, de libros, en un tiempo de «eslóganes y retóricas simplonas es algo de lo que sentirse orgullosos, como de defenderlo, contra tiempo y marea, con todos los cambios que ha habido, durante más de dos décadas», continuó Alba. «Estoy muy agradecida por haber recibido esa herencia. Antes que periodista, soy lectora», añadió, no sin antes tener palabras de complicidad hacia los miembros de su equipo.
Como Mariano Peyrou, «por sugerir lecturas que no se pliegan a modas»; Sergio C. Fanjul (alias Txe Peligro), «por tomar el pulso de la calle, los bares, los supermercados» y Elvira de Luis, encargada de la posproducción y «de todas esas tareas invisibles que son fundamentales para que el programa exista».
Y también agradeció la complicidad de los oyentes por apoyar la poesía y la literatura más allá de los días de, los clichés y la planicie dominante. «Somos La Resistencia y La revuelta mucho más que Broncano», culminó Alba, provocando las risas del público.
El acto contó también con las intervenciones de María José Gálvez, directora general del Libro y Fomento de la Lectura del Gobierno de España y de Jorge Corrales, director general de CEDRO, así como de Ignacio Elguero y Javier Lostalé, ‘padres’ de aquella primera ‘estación’. Y el colofón lo puso la música, entre battiatiana, experimental y folclórica, de Ruiseñora, que aportó sus versos cantados para la ocasión. Los de Juan Ramón Jiménez y su poema La jara.