Francisco Morales Lomas, uno de nuestros autores más versátiles, se atreve con el microrrelato. En esta reseña se analiza su libro y las dificultades que presenta tan breve género.
© ANTONIO ENRIQUE
El microrrelato es el género que mejor facilita la visión rápida sobre el mundo. Pero entraña graves riesgos; de una parte el que los contados renglones de que se compone queden en mera ocurrencia insubstancial y de otra, la imposibilidad de atmósfera, quedando así en secuencia cruda de la realidad inmediata, ajustada por lo general al pálpito inmediato y entorno urbano. Es como columpiarse en el filo de la navaja; los dos, tres o más renglones requieren un don de síntesis y habilidad psicológica fuera de lo común. Se trata de escribir por eliminación. En el presente libro, hay un buen rimero de ellos, como también relatos en firme, de correcta factura. Y son más bien relatos, que no cuentos como tales, porque su desenlace es “indefinido”, es decir abierto a la interpretación del lector, y no cerrado ni circular.
Francisco Morales Lomas es de los autores más prolíficos de su promoción literaria y quizá el más versátil, ya que cultiva la poesía y la narrativa tanto en novela y cuento, como también el teatro y el ensayo; pero es en la crítica literaria el género en el que se hace imprescindible, pues desde décadas está compendiando día a día las novedades que la actualidad depara. No hay autor de mayor capacidad efectiva que la suya, como tampoco mayor y más exhaustiva dedicación. Lo hace por sentido del deber literario y porque alguien debe hacerlo para que dejar constancia de la literatura. Pero quienes le conocemos, le tenemos en mucho por un soñador, esto es un contador de historias. Ahí está en su mundo más acendrado y diverso. Ahí no tiene límites.
Una multitud de seres anónimos desfila por estas páginas con sus obsesiones personales y circunstancias anómalas.
Y es lo que me ha parecido en este El viento entre los lirios, lo que hace alusión a la transitoriedad del tiempo, doble en este caso, porque tanto el viento externo del tiempo como la fragilidad interna de los lirios inciden en que todo parece ser para la nada de nuestras acciones y desvelos. Una multitud de seres anónimos desfila por estas páginas con sus obsesiones personales y circunstancias anómalas; el autor, dotado de una notable empatía para con sus personajes y para el lector, se complace, desde el sano humor y la ironía, pero también la simple agudeza, en mostrar que el mundo es mucho más ancho que si mirado por el ojo de una cerradura. Su prosa es rápida, incisiva y cómplice.
Cualquier cosa puede ocurrir, menos aquella más probable. El mundo en sí es un señuelo para determinar que la verdad se solapa en la mentira, y que ésta posee tantas veces mayor lógica que cuanto consideramos cierto.
Pero en otras ocasiones nos embarca en estos otros relatos de mayor enjundia, donde todo puede ocurrir porque la clave está en cualquier zona de la trama. Y es ahí donde es gustoso recalar, porque es como si jugara al ajedrez consigo mismo. El pretexto es la misma realidad que se disfraza para escapar de cualquier previsión lógica. Cualquier cosa puede ocurrir, menos aquella más probable. El mundo en sí es un señuelo para determinar que la verdad se solapa en la mentira, y que ésta posee tantas veces mayor lógica que cuanto consideramos cierto; lo es, pero solo en la ficción que llamamos vida.
El viento entre los lirios. Francisco Morales Lomas. Ediciones En Huida. Sevilla, 2019. 148 páginas, 15 €.
SOBRE EL AUTOR
ANTONIO ENRIQUE (Granada, 1953) publicó su primer libro poético, Poema de la Alhambra, en 1974, su primera novela, La Armónica Montaña, en 1986, y su primer libro de ensayo, Tratado de la Alhambra hermética, en 1988, los tres sobre Granada, libros a los que han seguido otros muchos, en los tres géneros. La crítica ha destacado en él su personalísimo estilo y su visión heterodoxa del mundo.
Retirado en Guadix, se ha dedicado incansablemente a iniciativas culturales, como el aula Abentofail de poesía y pensamiento, así como a la crítica literaria con cientos de comentarios. Consta en numerosas antologías. Presidente honorario del Instituto Iberoamericano de Estudios Andalusíes, pertenece a la Academia de Buenas Letras de su ciudad natal. En 2014 recibió la Medalla de Oro de la provincia de Granada. En 2016, la Fundación Andrés Bello le concedió el premio a la Obra Narrativa Completa. Con su novela Boabdil, el príncipe del día y de la noche ha obtenido el Premio Andalucía de la Crítica 2016.